viernes, 22 de octubre de 2010

LA ESCUELA DE ARTES




   

    El convento de la Victoria de los mínimos de Jerez fue en tiempos de grandes proporciones, ya que los cronistas nos hablan que hubo épocas, concretamente en 1752, en que estaba habitado por treinta y dos religiosos, y era casa de estudios. Después de la exclaustración quedó desabitado y, con el tiempo, fue adquirido por don Luís Pernía y González, que lo donó al Ayuntamiento de Jerez, con unas cláusulas concretas sobre el destino que había de dársele.

    Merced al mecenazgo del Ministerio de Educación, el hermoso y espacioso claustro conventual, obra de la primera mitad del siglo XVII, con su traza cuadrangular de seis arcadas por lado, doble altura y columnas de mármol, fue minuciosamente restaurado para establecer allí la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela Profesional de Comercio, hoy convertidas en Escuela de Artes Plástica y Diseño y Escuela Universitaria de Estudios Empresariales.

    Al marcharse la Escuela de Empresariales al nuevo Campus Universitario de la Asunción, todo el antiguo complejo conventual ha pasado a ser ocupado por la Escuela de Artes, dotándolo de un mayor espacio largamente anhelado y sumamente necesario, con el fin de atender la demanda existente y los nuevos planes de estudios sobre materias artísticas.

   Viví la Escuela de Artes bajo la dirección de Juan Padilla, con un claustro de profesores de la talla de Sebastián Santos, Manolo Lafuente, Manolo Prieto, Francisco Pinto, José Ramón Fernández Lira, Bernardo Collado, Fernando Reina, Juan Herrador, José Ristori y Antonia Chica. Eran tiempos , aquellos de los ochenta, de estrecheceses, con Juan Luís Rosa en el taller de Ebanistería sin apenas sitio y una clase de Decoración que parecía que de un momento a otro se iba a hundir el suelo. Tiempos en los que no existía el bachillerato artístico ni las posibilidades de futuro de hoy. Tiempos difíciles en los que Bernardo Collado, como Jefe de estudios se las veía y se las deseaba para arrancar el curso y llevarlo adecuadamente como las normas educativas exigían. Tiempos en los que había que hacer auténticos malabarismos para no faltar a la cita anual con Arco en Madrid Tiempos de medidas de presión para que la Consejería de Educación nos tuviera en cuenta.

    Hoy parece que la antigua escuela, esa que formara a tan grandes y buenos artistas jerezanos, vive mejores tiempos. El hecho de haber reconquistado, al completo aquel territorio conventual, ya es un gran triunfo. Nada como poder comenzar el curso bajo el hermoso recinto de la antigua sala capitular de monjes mínimos, antes de prestado y ahora como parte de todo un recinto con un marco perfecto para convivir con el arte.

    La Escuela de Arte de Jerez es una realidad pujante que avanza con la misma fuerza que es demandada por un sector importante del mundo estudiantil. Una realidad de quienes desean hacer del arte una profesión, de cuantos han visto durante muchos cursos ya, el arte como una forma para poder ganarse la vida, de quienes están capacitados, porque, a diferencia de otros estudios, para ser alumno de esta escuela hay que tener cualidades, para seguir perfeccionando esas aptitudes que le vienen de dentro, y de quienes, desde su magisterio, enseñan a profundizar en el noble oficio de la creatividad.

    Una Escuela de Arte es un lugar de privilegio, donde nace arte y se ofrece arte, un surtidor de artesanos y de artistas. Motivo más que suficiente para que el próximo reto sea la creación de una Facultad de Bellas Artes en Jerez. En la ciudad del emporio del arte, de tanto arte, es imperdonable que haya que irse fuera para completar los estudios artísticos. Démosle a Jerez una Facultad de Bellas Artes aunque solo sea por amor al arte.


    (Artículo publicado en Información Jerez el 6 de octubre de 2007. Al cumplirse en este año de 2010 el centenario de su creación el Ayuntamiento de Jerez acaba de concederle la Medalla de Oro de la ciudad y hoy se inaugura en el Alcázar jerezano las exposición conmemorativa de esta efeméride)


Patio de la Escuela de Artes y Oficios de Jerez, antiguo claustro del monasterio de monjes mínimos de la Victoria


Altar mayor del templo de la Victoria antes de su remodelación.


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