viernes, 29 de octubre de 2010

LA SOMBRA VENDO

   

    Con aquello de "la sombra, la sombra vendo, quien me la quiere comprar, de dinero, yo no entiendo, la doy casi regalá" la copla hizo suya una venta de un producto tan necesario como la misma luz que la produce.  Marifé de Triana y otras tantas folclóricas nos vendieron, durante toda una época, esa sombra "que quita al sol,con gracia, los resplandores".

    Hace unos años los mandatarios vinieron con la copla de que, en Jerez como en otras ciudades, para vender más en el centro, hacía falta sombra y se pusieron a colocar unos toldos en la calle Larga enganchados a unas fachadas que, a su vez, estaban enganchadas a las viejas murallas de la ciudad; a la primera de cambio, los toldos se vinieron abajo, con parte de la fachada, y por poco se trae consigo a los restos de la vieja muralla que permanece escondida desde hace siglos. De nuevo para vender sombra se ha buscado un método más eficaz de entoldado, el colocar los soportes desde la misma calle sin tener que tocar ninguna edificación. De momento se ha comenzado por la calle Lancería aunque, según parece, existe la intención de entoldar toda la calle Larga 
   
     La calle Lancería que siempre ha vivido a la sombra de la calle Larga, a pesar de haber sido cuna del ilustre jerezano Fray Domingo de Canubio, Obispo de Segorbe y Senador del reino, que naciera en el número 7 de esta calle en 1804 y de ser una de las principales vías donde se han establecidos comercios de gran nombre y de prestigio de la ciudad. Allí estuvo la confitería La Esperanza, frente al Gallo Azul, los Almacenes Tomás García, con la salida a la calle Remedios; la ferretería El Llavín, con su gran llave sobre la puerta, la guarnicionería de Duarte, la sombrerería de González, los Almacenes Aparicio, esquina a la plaza Arenal; continúa Abrines con su tienda de instrumentos musicales y la clásica tintorería. Esta calle que muchos la consideran como la continuación de la calle Larga, debe su nombre al ser el lugar donde en la antigüedad se fabricaban las lanzas para los soldados, unos lanzas que evocarán esos mástiles que se están alzando para soportar los toldos.
   
    Jerez ha sido siempre una ciudad que ha vendido sombras, primero viviendo a la sombra de sus bodegas y, cuando la crisis vinatera se hizo notar, de vivir a la sombra de las bodegas muchos jerezanos han pasado a vivir a la sombra del Ayuntamiento. Ahora parece ser que esa sombra no solo da frescor sino que ha sido congelada, por eso los toldos de la Lancería vienen a significar más que un simple alivio a los calores de la canícula; vienen a dar sombra al centro de la ciudad, pero también a indicar que ya la sombra se tiene que sustentar por si misma, que la historia de la ciudad representada en esos comercios y en esas señeras fachadas no aguantan más ganchos para que soporten pesos, que ya es hora de que cada palo aguante su vela, que se le podrá poner un bonito macetero abajo, una estructura de peso y hasta un original diseño; se podrá enmascarar todo, pero que, al igual que en la Lancería, aunque la sombra se de casi regalá no sea a costa de cargar sobre otros su rentabilidad. Si se quiere vivir a la sombra, que sea a la sombra de lo que se pueda dar de si y no sobrecargando otras estructuras.
   
    La sombra ha llegado al Ayuntamiento hasta el punto de la congelación, ya era hora de poner un toldo cuando la cosa se calienta hasta el punto de quemar, de respirar aire fresco sobre las sombras  del pasado, de pasear tranquilo sin que nos queme una realidad que se debate entre la sombra del paro y la pobreza y la subida salarial. Ya es hora de que vendamos, aquello que no queremos, ciertas sombras que oscurecen la vida de la ciudad y quita resplandores, aunque, como en la copla, haber quien nos la quiere comprar, aunque la demos casi regalá
   

    /Artículo publicado en Jerez Información el 5 de julio de 2008. Los toldos aún no han sido desmontados de Lancería y plaza del Arenal y en el Ayuntamiento aún se siguen congelando impuesto para intentar dar luz a tanta sombra)

Preciosa  estampa de otros tiempos de la entrada de la calle Lancería por plaza del Arenal con sus clásicos edificios,hoy desaparecidos. La foto está tomada justamente en el lugar donde actualmente se colocan los toldos para el verano.


La calle Lancería en la actualidad sin los toldos que dan sombra durante el verano


Imagen de la calle Lancería a principios del siglo XX con edificios practicamente desconocidos para las generaciones actuales



Un poco posterior en el tiempo es esta imagen de la Lancería con ciudadanos paseando tranquilamente por la calzada y de fondo el recién edificado Gallo Azul



Casi de la misma época que la anterior es esta postal de la calle Lancería donde podemos ver en primer plano un antiguo guardia urbano regulando el escaso tráfico de entonces.





Añeja estampa de la calle Lancería tomada desde la calle Santa María, como se puede comrprobar el espacio urbano está totalmente trasformado.




La misma perspectiva de la calle pero desde la acera del Gallo Azul, podemos apreciar cuanto ha cambiado la zona de la izquierda



Este es el edificio que existió frente al Gallo Azul y que fue sustituido por el que en 1954 levantara el arquitecto Fernando de la Cuadra para salvar la intercepción de la calle Lancería con la plaza Esteve



Vista actual de la calle Lancería desde el Gallo Azul



   



No hay comentarios:

Publicar un comentario