lunes, 11 de octubre de 2010

LA VEGA





    Hay cosas que son de Jerez de toda la vida y una de ellas es la cafetería La Vega, ubicada desde siempre en la plaza Esteve, primero en una pequeña manzana de casas situada a la entrada de la calle Doña Blanca demolida, junto con parte del mercado de abastos, para levantar el actual edificio que fuese sede del IARA y en cuyo extremo se reubicó de nueva La Vega. La antigua Vega, se encontraba junto al establecimiento Los Madrileños y un famoso billar que en los años cincuenta del pasado siglo hacía las delicias de jóvenes y mayores. 

     La Vega, con la remodelación de la plaza Esteve, se trasladó a un local más amplio y característico de los felices sesentas, con su amplio salón, su terraza y sus sempiternos churros con chocolate, allí ha parado medio Jerez y parte del otro, mujeres antes de hacer sus compras en la plaza de abastos, flamencos, tratantes, corredores de comercio, jóvenes después de una noche de movida  y abuelos que toman café cada tarde, y hasta turistas desconcertados, con plano en mano, reponiendo fuerzas. 

     Con la llegada de La Vega al moderno edificio levantado sobre al derribo de parte del mercado, y los distintos comercios que fueron llenando a la plaza Esteve, hicieron posible que el antiguo patio de San Francisco se consolidara como uno de los lugares emblemáticos del Jerez centro comercial. En la plaza Esteve se establecieron negocios tan acreditados  en su época como la confitería La Esperanza, con sus espléndidos escaparates tanto a esta plaza como a la Lancería, el estudio fotográfico de Eduardo Pereiras, la zapatería Bonanza, o la cafetería San Francisco,, antigua bolera, nombres que hicieron conocer, en aquellos años, a este lugar como el oeste jerezano  por aquello de Las Vegas, San Francisco y Bonanza. La plaza Esteve pasó de ser un lugar sin vida, casi abandonado con urinarios incluidos a  adquirir una importancia comercial tremenda, una vida que aún se mantiene, siendo de los más frecuentados por jerezanos y visitantes.
   
    Esta rentabilidad comercial no ha pasado por alto para los nuevos inversores de forma que, en esta semana, nos llega la noticia que dos empresarios chinos han adquirido La Vega, haciendo ver que todo seguirá igual que siempre, salvo la reforma del local que es algo más que necesario. Esperamos que si todo será tan de aquí como requiere tan significativo establecimiento, no lleguen a las paredes de La Vega, los grandes altos relieves de paisajes de fuertes colores con cascadas que parecen de verdad, las estanterías de regalos en la puerta y las sillas como los de los antiguos comedores de las casas de las abuelas. Han anunciado que no habrá comida china ni nada que recuerde su país de origen sino que todo seguirá como siempre y eso ya tranquiliza, más que nada por el respeto a lo tradicional y sobre todo por los puestos de trabajos.    
    La Vega, como su vecino el Gallo Azul, han estado en los últimos años como la falsa moneda que de mano en mano va y ninguno se lo queda, han tenido que venir los incansables orientales, los de la cultura del trabajo y la producción para hacerse cargo de un negocio tan emblemático y de tan fiel clientela, un negocio donde vive Jerez en sus mañanas de bullicios y compras, que es parada obligatoria y tradición de años y que ahora con los nuevos tiempos y la consabida crisis ha encontrado un nuevo timonel venido de tierras lejanas pero con las ideas claras de que solo con el trabajo, trabajo y trabajo, se levanta la economía, pero también incentivando e invirtiendo. Ellos lo saben al igual que nosotros, pero, como todo en la vida, lo difícil no es saber lo que hay que hacer sino ponerlo en práctica y esperemos que La Vega con estos nuevos propietarios se salga del oeste en que se ha convertido la economía mundial y entre en un largo periodo de bonanza.
    (Artículo publicado en Jerez Información el 9 de octubre de 2010)



El primer emplazamiento de La Vega fue en esta manzana de casas que se encontraba situada al inicio de la calle Doña Blanca, concretamente en el local más cercano al mercado de abastos


La plaza Esteve en los pasados años cincuenta con el nuevo edificio que levantara el arquitecto municipal Fernando de la Cuadra y antes de la demolición de la manzana donde estuvo situada originariamente La Vega




La plaza Esteve en los años sesenta tras los derribos de su parte derecha para adquirir el aspecto actual



La Vega en primer término en su nueva ubicación de la plaza Esteve



   

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