jueves, 18 de noviembre de 2010

EL NIÑO PERDIDO



    Existe en Jerez un niño, ya criadito, con cara de ángel, un niño muy bonito que lleva por nombre el dulce de Jesús y que permanece en Santo Domingo desde el siglo XVII. Es un niño que tiene una hermandad que lo cuida desde hace cientos de años, un niño con una devoción muy dominicana, establecida principalmente para desagraviar al Señor por las blasfemias, sacrilegios, profanaciones e irreverencias. Una devoción que fue encomendada por Gregorio X, en el año 1274, a la Orden de Santo Domingo.

    Cuentan las crónicas que el Maestro General de la Orden, el Padre Juan de Vercelis, en el año 1280, mandó se construyera una capilla del "Nombre de Jesús" en todos los conventos de la orden. Pues bien, este niño con tanta historia y tradición era conocido como el "Niño perdido" al coincidir la edad que representa con aquel pasaje evangélico en el cual se narra la pérdida de Jesús de sus padres y hayado en el templo entre los doctores. En el templo se haya este niño perdido, este niño que como tantos niños del mundo, en algún momento de su vida, de despistó de sus padres para perderse, y cuando un niño se pierde a todos  se nos pierde, porque un niño aún sin lazos sanguíneos es de todos.
   
    Un nuevo caso de pérdida se ha dado en Sevilla, Marta del Castillo, una niña, porque con 17 años no se puede decir otra cosa, salió el sábado de su casa y aún no ha vuelto. Todos los indicios apuntan a que se la han llevado en contra de su voluntad, de nuevo la sinrazón ante una niña perdida, de nuevo el sufrimiento tremendo de unos padres frente a una cama vacía, de nuevo las movilizaciones, los carteles, las sospechas y, lo peor de todo la impotencia, el tiempo que pasa, la inseguridad, el no saber.
    
    El caso de Marta es la muestra evidente de la sinrazón, porque un niño perdido es un fallo de toda la sociedad, de un mundo en el que quizás no son los más débiles los que más protección tienen, el caso más evidente lo vimos hace unos días con las sorprendentes medidas de seguridad del nuevo presidente de los Estados Unidos frente a niños que se siguen perdiendo y se tarda demasiados en encontrarlos, en muchas ocasiones, cuando ya es tarde. Y no hablemos de tantos niños perdidos por la falta de control, por las condiciones familiares que le han tocado vivir, por las peligrosas amistades, en definitiva por la falta de valores que le hacen perderse en unos mundos que solo sirven para arruinarle la vida, para el desenfreno, para tomar un rumbo que solo le lleva al fracaso.
 
    Cuantos niños perdidos hay hoy viviendo con sus padres.Cuantos padres, hoy en dia, compensando con regalos y cosas materiales el sentido de culpa por estar ausentes. Cuantos niños perdidos porque no encuentran la mano a la que deben agarrarse.
 
    A Marta hay que encontrarla ya, dicen que le gustaba mucho la  Semana Santa y que incluso se había comprado un incensario para poder oler a gloria sin tener que salir de casa. Ojalá la encuentren, cuanto antes, como el niño de Santo Domingo, aunque sea en uno de esos templos de Sevilla, donde nos invade las mejores esencias cofrades, y si no es en un templo donde sea pero que aparezca ya, que hay unos padres rotos por el llanto y por el dolor, que hay familiares desesperados buscándola, que hay amigos que la esperan impacientes. Que se acabe la incertidumbre, de cuantos sienten la pérdida de un hijo como la mayor de las angustias.
 
    Si la tiene alguien retenida que no alargue más la amargura, que como aquel niño perdido, también ella tiene que encargarse de las cosas de sus padres, que todos hemos sido hijos y muchos también padres y que un niño perdido no se entiende en una sociedad civilizada. Marta tiene que aparecer, entre todos está el encontrarla y ojalá sea la última niña perdida de la historia
 
    (Artículo publicado en Información Jerez el 31 de enero de 2009. Dos años después el cuerpo de Marta del Castillo sigue sin aparecer y sus padres claman con 1,6 millones de firmas la cadena perpetua para sus presuntos asesinos)
 
 
 

Altar de cultos del Niño Perdido en Santo Domingo

   

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