viernes, 11 de febrero de 2011

ANA MARÍA SALAS

      

      DEDICADO A LOS COFRADES DE LA AMARGURA TRAS MI PARTICIPACIÓN, COMO CONFERENCIANTE, EN SU AULA DE FORMACIÓN.

       La Hermandad del Cristo de la Viga acaba de dar a conocer la persona galardonada este año con la distinción de "Cofrade ejemplar". Un galardón que tiene su origen en 1989 y que viene a reconocer la trayectoria y dedicación de hombres y mujeres en pro de las Hermandades y Cofradías, pero desde una perspectiva intima y callada, de aquellos cofrades que han consagrado su vida a su Cofradía o a las Hermandades jerezanas en general sin ocupar cargos relevantes  y sin afán alguno de notoriedad.
   
       Ana María Salas Trujllo ha sido la persona designada este año, dado su incondicional entrega al mundo cofrade jerezano, una meritoria labor de servicio a las Cofradias que comenzó en su Hermandad de la Amargura y  se ha acrecentado aún más desde que fuese llamada por el inolvidable Lete para formar parte del Consejo de la Unión de Hermandades, donde permanece, por tercera legislatura consecutiva, por su incuestionable, importante y apreciado trabajo que viene desarrollando en este organismo eclesial. Un reconocimiento que vendrá a sumarse al que le otorgará la asociación "Santo Ángel de la Guarda" de la policía nacional, por ser precisamente como el ángel de la guarda de las Cofradías, siempre a su lado, siempre a su ayuda. 
   
       Ana María ha pasado ya a formar parte de esa Cofradía de Cofrades ejemplares que ,a iniciativa de los hermanos del Cristo de la Viga, fundaron Pedro García Rendón, el mejor servidor que jamás tuvo el Señor de San Miguel, Manuel Guerrero Ramos, los pies del Señor de San Francisco en su Vía-Crucis para llegar a los demás y Rafael Torregrosa Agarrado, cosido a su Nazareno de San Lucas. Ellos fueron los tres primeros, ellos fueron los que iniciaron esa lista de cofrades de silencio, de Sacristía y Mayordomía, de vivencias auténticas y de enseñanzas grandiosas ante los soberbios de corazón y rebozantes de presunción. A ellos le siguieron otros nombres que ya forman parte de la historia más ejemplar de cada una de sus Cofradías, Juan Gavira, Diego Romero, Antonio Jiménez, Lete, Antoñita Montaño, Diego Conde....., cofrades de siempre que nunca necesitaron micrófonos ni varas doradas para hacerse notar como el espejo donde tantas veces hay que mirarse, donde hay que aprender si se quiere saber lo que es un cofrade de verdad y lo que significa entregarse a un Hermandad.
        
        Estos Cofrades ejemplares forman la Cofradía de los Hermanos de la Cruz de Jerez, porque como las Hijas de Santa Ángela, se saben que existen o que existieron pero apenas se ven o se dejaron ver, se saben que su domicilio de derecho es el familiar pero que su casa, en la que pasan el mayor de su tiempo, son esas dependencias donde ejercen su labor desinteresada, se saben que siempre estarán allí, velando por un patrimonio inmaterial que es de todos, cumpliendo con unas obligaciones que son de todos, haciendo lo que todos debemos hacer, servir sin esperar nada a cambio, sin esperar medallas y compensaciones.
   
         El mundo cofrade sabe que a Ana María no le hace falta ningún título para reconocer su ejemplaridad, solo hay que verla en cada acto que se requiere su presencia y en su trato amable y cordial . Un auténtico ejemplo de labor callada en atenciones a todo el que lo necesite, porque ella es cofrade de todas porque con todas las Hermandades se vuelca por igual, es la voz que siempre contesta por Curtidores, la personificación de la devoción jerezana ante la Morena Patrona, el desafío ante el machismo semanasantero, la experiencia y la constancia ante los mandamases de última hora, el recurso cuando todos dan un paso atrás, archivera de tradiciones, comendadora de las buenas costumbres y camarera de las cosas de Dios.
   
        Jerez, sus Hermandades y la sociedad al completo necesita muchas Ana María Salas, muchos tíos Pericos, muchos Letes, muchos Manolitos Guerreros, muchos cofrades de la vida consagrada en la clausura del trabajo callado, del testimonio oculto pero a su vez evidente, personas que no necesitan homenajes porque hacen del servicio el mejor de los galardones.
        
           (Artículo publicado en Información Jerez el 7 de junio de 2008 )  

Fotografía de otros tiempos de la calle Medina, tan unida a la Hermandad de la Amargura

      
  
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario