sábado, 12 de marzo de 2011

VERA-CRUZ Y EL ARTE JEREZANO II


Tras  el derribo en 1868 del jerezano templo de la Vera-Cruz las imágenes  de la Cofradía pasaron al convento de las Franciscanas Descalzas de la calle Barja, el Ecce Homo a la Victoria, las puertas y algunas imágenes de valor a San Pedro, la Divina Pastora a Sanlúcar de Barrameda, y un magnífico retablo de Animas de escuela sevillana, atribuido a Francisco Camacho de Mendoza, representado a la Santísima Trinidad y a San Francisco redimiendo almas, al antiguo convento de Santo Domingo y tras el cierre de este a nuestra iglesia catedral.
Esta histórica Cofradía quedó postergada para ser reorganizada en 1945, estableciéndose originariamente en la Parroquia de San Pedro, para luego pasar a formar parte de la congregación marianista y finalmente establecerse en la emblemática iglesia de San Juan de los Caballeros. Y ha sido aquí en donde esta señera corporación ha vuelto a demostrar su jerezanismo. Primero recuperando en su totalidad el vano de la puerta principal, inutilizada en una, no muy certera, adaptación del siglo XIX, aprovechándose, esta obra, para solucionar el problema que ocasionaba una grieta que partía el frontón de dicha puerta y hacía peligrar la estructura de la portentosa torre-fachada del templo.
Pero la gran aportación de esta Cofradía a nuestro patrimonio monumental fue, sin lugar a dudas, la restauración que se llevó a cabo en este templo histórico de San Juan de los Caballeros, tras varios años del cierre al culto debido al rayo que cayó sobre la torre en Mayo de 1981.
Con motivo de esta circunstancia la iglesia quedó clausurada y con un futuro más que incierto.
Durante los años de su cierre el recinto sagrado sufrió todo tipo de expolios y actos vandálicos, y lo que es peor, mientras esto sucedía, tan histórico monumento jerezano seguía padeciendo el olvido de instituciones y organismos competentes y tuvo que ser una Hermandad la que se moviera y buscara los medios necesarios para que el hermoso templo de San Juan de los Caballeros, poseedor de uno de los más ricos ábsides de Andalucía, con elementos arquitectónicos mudéjares, góticos, renacentistas y barrocos, y con una página de oro de nuestra historia local impregnada en las piedras de sus muros y bóvedas, se reabriera al culto católico por obra y gracia de unos cofrades.
Ni como auditórium, como pretendieron algunos, no como salón de actos, sino como templo de Dios, fin para el que fue levantado y consagrado y fin para el que se siguen hoy afanando los cofrades de la Vera-Cruz. Y esto ha sido un solo ejemplo de la aportación de las Cofradías al patrimonio monumental de la ciudad, podríamos poner otros muchos, como el de San Mateo, que hoy luce esplendoroso gracias a una plataforma que encabezó un cofrade, Santiago Zurita, y que hoy es toda una joya patrimonial recuperada.
Todo ello digno de elogio si tenemos en cuenta los escasos medios con los que han contado de siempre las Cofradías, así como cuantos impedimentos han tenido que soportar a través de la historia y cuantas puertas han visto cerradas cuando pedían algo para lo que no fueron creadas.
Las Hermandades no sólo son un foco valiosísimo de religiosidad popular y parte incuestionable de nuestro acervo cultural, sino que también son estamentos vivos, guardianes celosos del patrimonio que atesoran y sensibles a la conservación y la salvaguarda de la riqueza.
(Artículo publicado en Información Jerez el 10 de septiembre de 2005)


Salida de la Hermandad de la Vera-Cruz, tras su reorganización, desde el colegio marianista de la calle Porvera, concretamente por la puerta de la calle Gaitán

Fachada de la iglesia de San Juan de los Caballeros antes de que la Hermandad de la Vera-Cruz acometiera las obras de reapertura de la puerta principal.





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