sábado, 30 de abril de 2011

EL PUENTE DE SAN JOSÉ

      
       No es del puente de San José Obrero, el del día del trabajo, el que se ha hablado estos dias en Jerez, sino de ese puente de la barriada de San José Obrero que gracias a elevación de la vía férrea a su paso por la zona norte de ciudad pasará a ser historia. Lo ha anunciado la Alcaldesa a los vecinos esta semana, las obras son ya una realidad y el puente, aunque seguirá en activo mientras duren lor trabajos, al final será derribado. Con esta elevación del tren la barriada de San José Obrero quedará unida a la ciudad, por la zona de Hipercor, sin tener que salvar ese obstáculo peligroso que era transitar por un puente que carecía de seguridad para los peatones, con ello estos vecinos, en tiempos tan alejados, quedarán plenamente integrados en el caso urbano de Jerez.
   
       Conocí la barriada de San José Obrero hace ya muchos años cuando para llegar a ella había que haber dejado atrás una avenida Fernando Portillo, que entonces era casi carretera, desde que se cruzaba el paso a nivel ubicado junto a sementales, con una Central Lechera "La Merced" a medio camino y poco más, hasta llegar a la barriada de la Granja, recién construida solo con  los bloques de ladrillos vistos, cuando ir a la Granja era todo una odisea. Allí, cerca de la barriada de San José Obrero compró mi padre unos terrenos, donde levantó una casita que provocaba las delicias de mi padre tan amante del campo y las proezas de mi madre para poder convivir con un eentorno con tantas carencias al que estaba tan poco acostumbrada, aunque como  a todas las madres de su época no tuvo mas remedio que adaptarse.
     
       Para mis hermanos y para mi la vida en el campo era todo una aventura, el compartir faenas con "el mandijo", dueño de los terrenos colindantes, junto con los baños en su alberca era toda la distracción del verano, allí los niños nos perdíamos entre el bosque de maíz, degustando sus sabrosas mazorcas, abríamos surcos para el regadío, dábamos de comer a la noble "Pastora" la mula fiel que ayudaba en los sembrados, cuidábamos las flores con Ana su mujer y, de vez en cuando, nos poníamos hasta arriba de deliciosas ciruelas amarillas, tan naturales como la verdolaga que crecía en los lugares menos convenientes, o de brevas, que en su tiempo, cuajaba aquella higuera que daba sombra a todo el frente de la casa del mandijo.  Para mis hermanos, mis primos y mis amigos el mandijo era como el chanquete del Verano Azul, el narrador de ese cuento fantástico que era la vivencias del campo, ese campo que existió más allá de una Hijuela del Membrillar, que mas que de membrillos estaba llena de moras y sobre todo de unos baches que dificilmente solía salvar el seiscientos de mi padre mas que por su habilidad y temeridad al volante por el peso que solía llevar con tanto personal, tantos bolsos y tantas neveras dentro.
   
       Cuando en nuestra casa de campo, aquella Villa Consuelo que mi padre deseaba bautizar en honor de mi abuela pero que nunca rotuló porque todos la conocían como la casa de los postes amarillos, nos quedábamos sin víveres, había que ir en bicicleta hasta la barriada de San José, a la tienda del francés, donde había de todo lo imprescindible, y había que ir siempre por el camino de la derecha, por la hijuela del Membrillar porque por la izquierda estaba el canal y eso para mi padre era igual que ahogarse y más allá del canal, camino hacia la carretera de Sevilla, en una fatal bajada, las vías del tren, un cruce entonces sin paso a nivel ni puente en el que se acumulaban las historias de muertes y penalidades, historias de aquella España profunda que llenó de luto eterno tantas casas de campo, aquellas vías del tren entre el canal y la carretera, traían aires de tragedia y de sufrimientos, por eso era un territorio prohibido que ahora con la elevación del tren en esta zona y el rápido cambio que ha sufrido todo el entorno pasa ya a ser historia de tantos que como yo vivieron una etapa de su vida unido a unos parajes ya irrecuperables.
    
         (Artículo publicado en Información Jerez el 25 de abril de 2009

Fotografía del año 1973 de aquella casa de la hijuela del Membrillar que hago referencia en este artículo. Al fondo la barriada de la Granja. Hoy todo esta zona está irreconocible.

        
     

viernes, 29 de abril de 2011

EL MARCO DE LA BODA


       
      Jerez vive hoy un auténtico acontecimiento social y mediático con la boda del torero Julián López “El Juli” y Rosario Domecq, entroncada en tan afamada estirpe ganadera y bodeguera. Una boda que a nadie escapa estará rodeada de arte, no solo del arte de Cuchares, sino también de otro tipo de arte más bien relacionados con las formas, pues no es boda, esta de la mañana de hoy, de chaquetas quitadas a la primera de cambio, de modelitos explosivos que en cualquier momento parecen que van a reventar, de ternos brillantes de saldos, de corbatas cortadas y vivas insoportables. Porque, hay que reconocer, como muy bien apunta Francisco Bejarano, una cualidad de las clases altas que no se ha perdido y que ha sido asumida por casi todo el mundo en Jerez: su buen gusto, sus mejores modos, su sentido de la armonía y del saber estar, su humor inteligente y sus sabiduría para dejar pasar el tiempo como si fuéramos eternos.
     
       Y una muestra de ese buen gusto es el marco, o más bien los marcos, que tendrá la boda que se celebra hoy en Jerez y que llenará la prensa rosa los próximos días. Tres ejes monumentales tendrá el acontecimiento nupcial: El palacio Domecq de la Riva, de donde partirá la novia; la iglesia de Santo Domingo, donde se celebrará el enlace, y el Palacio Domecq donde tendrá lugar la celebración del convite.

        El palacio Domecq de la Riva, situado en la plaza de Rivero, es un notable edificio clasicista que en tiempos fuera de la noble familia de los Villacreces, cuya fachada, remodelada por el arquitecto Hernández Rubio, presenta, en su portada dos figuras de guerreros realizadas por el escultor valenciano Ramón Chaveli. Pasando el umbral de la portada y su espléndido cancel de forja podemos contemplar, más bien admirar, su patio empedrado entre portadas y ventanales de estilo renacentista, con escalera adornada de macetones y rico tapiz, grandes salones, sorprendente oratorio barroco con banco y sitial para el oficiante bajo dosel, espléndida biblioteca con balconada a la plaza y numerosas estancias decoradas al más puro estilo de la nobleza jerezana, donde aún pervive el espíritu de doña Petra, y de aquella insigne tertuliana Margarita López de Morla. Un marco perfecto para todo el ceremonial de una novia que partirá desde esta, su casa familiar, en busca del compromiso matrimonial.

         Y del palacio que fuera del primer Conde de Villacreces, al emporio de arte de Santo Domingo, con su portada de Consolación de 1719,, sus amplias naves, la principal del mejor gótico mudéjar y la de Consolación construida para atender la enorme devoción a la Virgen Consoladora, la capilla del Rosario un monumento al barroco andaluz, la capilla de Consolación con portada plateresca y un espacio interior de un barroquismo impresionante, el retablo mayor de una grandiosidad artística inigualable y una serie de capillas a cada cual más interesante. Un marco de arte para cualquier ceremonia de categoría.

        Y para culminar este recorrido artístico el palacio de Domecq, la muestra más monumental y elaborada de la arquitectura civil jerezana del siglo XVIII. El mismo palacio que fuese levantado, entre 1775 y 1778, por don Antonio Cabezas de Aranda y Guzmán, primer marqués de Montana y que en 1855 pasase a propiedad de la familia Domecq. Un claro exponente, por su inusitada belleza, de mansión señorial, en la cual aún perdura la huella de su exquisita decoración y del mimo por su conservación. Todo él precedido por otro Domecq, el marqués de los pobres, el Domecq al que Jerez levantó un monumento por suscripción popular y que también , como un familiar más, estará presente en el enlace.

         Ni mi padre que dedicó parte de su vida al noble oficio del enmarcado pensó nunca poner un marco tan artístico y monumental a imágenes de una boda.

        (Artículo publicado en Información Jerez el 20 de octubre de 2007. En el día que todos los medios de comunicación hablan de la boda del año que se celebra hoy en Inglaterra, recordamos en este artículo la última boda mediatice celebrada en Jerez)


Antigua instantánea del patio del palacio Domecq de la Riva

Capilla de la Virgen de Consolación del templo de Santo Domingo antes de la reforma acometida tras el Concilio Vaticano II


El marco de la Alameda Cristina ha cambiado con los tiempos, mientras el palacio Domecq ha contado con una perfecta conservación el de Salobral, que se encuentra al fondo, fue derribado en los años setenta del pasado siglo.


miércoles, 27 de abril de 2011

GUARDANDO MI TÚNICA


Hace unos días tuve la oportunidad de leer una entrevista a Luis León, Luis León es aquel que lleva en su tarjeta de visita: capataz jubilado de la Macarena, porque para él es más importante haber sido capataz de la Macarena que su propia profesión; Luis León es aquel que se considera católico, apostólico e hispalense porque lo único que tiene de romano es su admiración por los armaos de la Señora de San Gil; Luis León es aquel cofrade sevillano que se le llena la boca de agua bendita cuando habla de su experiencia en el llamador de la Reina de la gracia y de la pena; Luis León es un macareno que sabe que mandar en la Macarena es mucho mandar en Sevilla, incluso más que en la presidencia del Consejo de Cofradía.
Pues bien, en la mencionada entrevista Luis León afirmaba que él llevaba toda la vida intentando alcanzar la gloria, pero si cuando le llegara su hora y pudiese entrar en el cielo no ve allí a la Macarena se pira hasta poder encontrarla, porque para él un cielo sin la Macarena no es la gloria.
Para muchos, cofrades, como le ocurre a Luis León y dice la canción, para estar en el cielo no hace falta morir, porque el sentimiento cofrade es capaz de alcanzar momentos inexplicables que sólo lo conoce el que lo siente. La Semana Santa funciona gracias a la fe y los momentos de gloria, en esos dos factores recae todo un trabajo y un servicio a unas instituciones de siglos que hace que no sólo se incrementen el número de hermandades sino también el engrandecimiento de las existentes.
La Semana Santa ya ha pasado y ahora toca guardar la túnica pero no los sentimientos, los sentimientos serán el estímulo para todo el año, nos harán recordar lo vivido y soñar con lo que nos encontraremos el próximo año.
Ahora que guardo mi túnica, me viene a la mente los recuerdos de un Viernes Santo histórico para mi hermandad, breve pero intenso, íntimo pero a su vez compartido, inquieto y gozoso, nazareno cien por cien; y me acuerdo de los nazarenos de Jerez, nazarenos de siglos que han construido una Semana Santa incomparable, nazarenos anónimos que siguen siendo cada año la estampa viva de la religiosidad de un pueblo que no entiende del confort y el bienestar al revestirse de penitente itinerante, nazareno que aguanta distancias kilométricas, empujones de bullas de los que buscan lugar de privilegio ante los pasos, zarandeo de los que le exigen cera o estampitas, faltas de respeto en Madrugadas Santas, la ignorancia de los que llenan palcos y prestan más atención a sus conversaciones que a quienes dan sentido a esos asientos, imágenes de admirables cortejos nazarenos que son sustituidas por detalles intranscendentes, nazarenos chorreando mientras se mira un terciopelo o se escuchan gritos discordantes; protagonismo de un nazareno llorando cuando unos momentos antes había cientos felices que no salen en la foto, nazarenos jerezanos que aguantan lo que le echen, más horas, más parones, más Carrera oficial, más exigencias, más tiempo de paso, más cambios de sede, suciedad, vendavales y chaparrones, pero siguen año tras año en su sitio, en el sitio que le ha dado la historia, su fe y las de sus mayores.
Hoy cuando guardo mi túnica, con la esperanza de que ya quedan dos semanas menos para el Domingo de Ramos, quiero dedicar este Jerez intramuros a ese intramuro cofrade que supone el hábito nazareno, ese muro que esconde tantas cosas, ese muro inquebrantable porque pertenece a la intimidad de cada cofrade, ese muro de las lamentaciones que revive cada primavera, ese muro que por muchos avatares que nos traigan jamás caerá porque es tan fuerte como la fe de los que lo portan.
El hábito no hace al monje pero sí al cofrade porque el hábito nazareno imprime carácter y acabamos de ser testigos de ello.
Yo, como Luis León, y como tantos cofrades tampoco necesito morir para vivir la gloria, porque la gloria la vivo cada vez que me encajo el antifaz y voy para la calle.
(Artículo publicado en Información Jerez el 22 de abril de 2006)


Simetría, fotografía de otros tiempos del genial Eduardo Pereiras


Cera y sombras en el suelo jerezano. Obra del mismo autor que fue Premio de honor a la mejor colección en Cádiz.





martes, 26 de abril de 2011

MANOLO LIAÑO

     
      En la pasada Semana Santa han faltado muchas cosas que eran tradicionales, lo más importante el Miércoles Santo, que se nos quedó vacío, triste, como ciego con la misma oscuridad que cuando circulamos por carretera y nos adentramos en un túnel, deseosos de volver a ver la luz. Y nos faltó la vitalidad de Diego Conde recorriendo los tramos de su Hermandad del Transporte, las manos de Lete, esas que tantos sellos dejaron, asomando por la negra túnica de sus esperanzas y desvelos, los ojos de Paco Ruiz-Cortina junto a la Señora de los siete cuchillos; los ánimos de pijota al lado del palio de la Virgen del Socorro, nos faltó un costalero bajo el amor crucificado, a Pepe Luna junto a su Señor del Huerto, la saeta del Mono en la mañana del Viernes Santo, los rezos de Bartolomé Lora junto a su Virgen de Loreto, la impronta de Mariano y las voces de los capataces de siempre. Y además nos faltó oscuridad por Gaitán, más silencio en San Miguel, más años bajo las túnicas, más espacio delante de algunos pasos, más mantillas a pesar del frío y más picos grandes y bolas de caramelo en vez de varitas mágicas, trompetas y tambores de juguete.
   
      Pero si algo he echado de menos esta Semana Santa han sido las crónicas de Manolo Liaño, el tiempo pasa inexorablemente y Manolo como los viejos curas ha estado predicando hasta que las fuerzas se lo han permitido, ahora que goza de su retiro, esa calle Larga que se pierde en la historia del periodismo local no ha aparecido en la prensa, la calle Larga de Manolo Liaño que tanto sabe de Semanas Santas, de Hermandades de la que eran Hermanos Mayores cofrades que aún perduran en la memoria, de Cofradías que ya no son tan grandes porque otras se han ido engrandeciendo junto a ellas, como el abuelo que ve que su nieto le está cogiendo en altura, de la Coronación como centro de todo para eso fue muchos años fiscal del paso de la Virgen de la Paz en su Mayor Aflicción, de paseos por su barrio de San Pedro, con añoranzas de Caracuel, de repelucos junto al Santo Crucifijo en el recuerdo de un padre que hasta su último momento imploró esa Salud que emana de las hechuras de la impresionante obra de José de Arce, de vecindeo con la Amargura sabiendo que no hay lujo tan grande como vivir junto a la Madre de Dios, de su devoción por el Cristo de San Telmo y por el crucificado de la Defensión.  Manolo Liaño ha marcado una época en el periodismo jerezano y más aún en el mundo cofrade porque cuando nadie se acordaba de las Cofradías Manolo siempre fue. como el trompetero del Cristo o del Dolor, como un muñidor ante la Cruz de Guía, o la doble campanada de San Miguel, el pregonero impreso de nuestra Semana Santa.
   
       Ahora que su paso corto y racheao no le permite muchas chicotá y la vieja máquina de escribir Olivetti, ha dado con el palermo en el suelo, como buen fiscal, obligando a una parada para no avanzar más de lo que se puede, vaya este recuerdo y homenaje para el veterano periodista que desde su butaca habrá contemplado una Semana Santa distinta, sin poder decir todo lo que su cuerpo, casi de seguro, le ha pedido, pero con la tranquilidad de haber estado, sin prejuvilación alguna, al servicio de Jerez, la Iglesia y su Semana Santa.
    
      Don Manuel Liaño Pérez cronista local, lasaliano, taurino y cofrade nos ha faltado en Semana Santa, pero desde su palco de los Ramos, que nombre más bonito y cofrade que nos recuerda  palmas por San José y primeras levantá por la Albarizuela, habrá tenido presente a un mundo cofrade que tanto recurrió a él para difundir las grandezas de nuestras Hermandades. Sirvan estas líneas de reconocimiento  a este veterano periodista, un clásico de nuestra Semana Santa y un caballero cabal, jerezano de pura de cepa, de bodega, toros y cofradías, cuyo impresionante legado llena más de cincuenta años de la historia escrita sobre Jerez, y queda en las hemerotecas como testimonio fiel de un periodo rico de nuestra historia local. Manolo Liaño ha sido, es y esperamos siga siendo durante muchos años Jerez, porque su estilo, es el estilo de Jerez y sus crónicas han sido la que Jerez demandaba. Un saludo desde la calle Larga
      (Artículo publicado en Información Jerez el 29 de marzo de 2008. Al poco tiempo fallecería Manuel Liaño Pérez, considerado por muchos como el último cronista de la ciudad.)
   

Manolo Liaño tras reibir la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice de manos del anterior obispo de Jerez D. Juan del Rio, por su dilatada labor al servicio de la Iglesia Católica.

Liaño siempre estuvo muy unido al mundo taurino y a la casa Domecq. Aquí le vemos junto al diestro Manuel Benitez "El Cordobes" y miembros de la familia Domecq.

A principios de la pasada década de los setenta el cardenal Bueno Monreal visitó la capilla de los Desamaparados, sede de la Hermandad de la Coronación. Al fondo con vara y gafas de sol vemos a Manolo Liaño.

lunes, 25 de abril de 2011

TÓPICOS SEMANASANTEROS


Los cofrades sabemos que la Semana Santa nunca termina sólo pasa, porque el fenómeno de las hermandades no se supedita, en esta ciudad, a una semana al año sino que es una constante en la propia actividad local.
Pasó la Semana Santa con sus típicos y sus tópicos, porque año tras año se repiten las mismas sensaciones, las mismas formas, los mismos esplendores y, también los mismos tópicos. Tópicos de la Semana Santa jerezana que hemos tenido que volver a escuchar aún sabiendo que han perdido todo fundamento. Pero Jerez es amante de sus tópicos, esos tópicos pertenecientes o relativos a expresiones triviales o, excesivamente empleadas. Unos tópicos que en su mayoría, por serias investigaciones y por la propia evolución de nuestra Semana Santa carecen ya de base acreditada.
Los historiadores de la Semana Santa saben muy bien cuál delicado es el tema de los tópicos cofrades y a lo que se exponen si con teorías, bien fundamentadas, derriban tópicos de siglos. Afortunadamente muchos de estos nuevos investigadores han dado luz donde sólo existían teorías que caían por su propio peso. Ya se sabe que no todas las mejores tallas de Jerez son de la Roldana o montañecinas, que no todas las hermandades tienen la antigüedad que dicen o que algunos títulos se han sacado prácticamente de la manga. Pero es que, además, también han caído afirmaciones de caracteres propios de Jerez, cuando la vemos, en pueblos cercanos, hermandades que se pierden en los tiempos, con las mismas características que parecen ser exclusivas de aquí. Hermandades que se siguen  considerando de entre las grandes con menos nazarenos y menos compostura que otras de menor antigüedad y fama, tópicos de horas intocables y andares insufiibles frente a nuevas cofradías demostrando salidas en horarios antes impensables y recorridos en tiempos antes imposibles, tópicos que sobrevaloran una mala saeta acallando una buena marcha haciendo con ello flaco favor de la misma, tópico de lugares emblemáticos que han perdido atractivo, tópicos de una Semana Santa que se resiste a Ia evidencia de su propia evolución, a asumir que los tiempos cambian, que hay nuevas hermandades que empujan con fuerza  y otras, mucho más antiguas, que ya no necesitan llegar sino mantenerse.
Se sigue hablando del tópico de los hermanos mayores que trabajan en el Ayuntamiento cuando, en la actualidad, son poquísimos y de las casas de hermandad cuando todo el dinero no ha sido municipal.
La Semana Santa jerezana está llena de tópicos y cada año, a los tópicos típicos, que no se cansan de repetir comentaristas y publicaciones de guías superfluas, se le suman algunos nuevos que, como la marcha procesional que se pone de moda, nos viene machacando más allá de la propia semana mayor. Este año el tópico ha sido la Carrera Oficial con Ia pesadez de la pérdida de la plaza Asunción, cuando se cogía por la plaza Asunción y Santa Isabel el tópico era hablar de la calle Cruces y cuando la Carrera Oficial pasaba por Cruces el tema de conversación de cofrades y no cofrades era la problemática de la plaza de la Encarnación.
            Siempre hay un tópico para hablar y si no lo inventamos para justificar la no salida de una cofradía, los motivos de la colocación de palcos frente a cierta delegación municipal. El caso es que en Jerez y en el mundo de las cofradías gustan los tópicos, sólo hay que lanzar uno para comprobar con la prontitud que se extiende hasta el punto que hay quien lo tome como dogma de fe.
Y entre tanto tópico, quedémosno con los resquicios del humo de un incienso que aún se respira y que todo lo purifica, y la trascendencia de un Crucificado que ha paseado por nuestras calles el magisterio de un "perdónalos porque no saben lo que hacen". Eso si que no es un mero tópico, porque todo pasará, pasarán los tópicos y hasta la Semana Santa seguirá pasando año tras año, pero hay palabras que nunca pasarán porque son las que le dan sentido a esta fiesta del tópico del folclore y la cultura.
(Artículo publicado en Información Jerez el 14 de abril de 2007)


Este hábito nazareno que desde siempre se ha considerado como genuinamente jerezano forma parte del cortejo procesional del Nazareno de Arcos desde tiempo inmemorial.

Lo que en Jerez conocemos como "la vela" del Cristo de la Expiración no es más que un respaldo, según especifica el Padre Repetto en su libro sobre El Cristo de Jerez, que se colocaba en los crucificados antiguos para realzarlos, tal como vemos en este de la Vera-Cruz de Arcos de la Frontera.




martes, 19 de abril de 2011

DON VENTURA

         
        DEDICADO A LOS COFRADES DE LA PAZ DE FÁTIMA QUE AYER REALIZARON SU PRIMERA ESTACIÓN PENITENCIAL A LA SANTA IGLESIA CATEDRAL

         La Constancia es una barriada jerezana de costumbres populares y de gente buena, surgida en el año 1953  gracias a esa loable obra del recordado Alcalde de Jerez D. Akvaro Domeq, la Junta Fomento del Hogar, es, según los entendidos la más atractiva de las barriadas,, creadas por el prestigioso arquitecto Fernando de la Cuadra, derivadas de los planteamientos fijados anteriormente en la de La Plata. Su espacio urbano se fragmenta en una variada gama de ámbitos, jardines ,soportales y pequeños comercios contribuyen a delimitar los espacios como lugares de encuentro de toda la comunidad.
     
       En la Constancia como en la barriada España aún perdura el sabor a barrio antiguo, con sus vecinos de toda la vida, sus patios exteriores cargados de macetas,sus retablos cerámicos con Cristos y Vírgenes, sus plazoletas para juegos de niños y entretenimientos de mayores, sus charlas en la panadería, en el kiosco, sus aperitivos en el bar al frecor del verano, sus frondosos árboles, sus escolares, su parque, su cancha deportiva, su Hermandad de Semana Santa, sus tardes de toros y su singular patrona la Virgen de Fátima y por supuesto su parroquia, la que desde hace muchos años capitanea el bueno de don Ventura, el cura Buenaventura, el sacerdote que llegó a esta zona de Jerez, ubicada entonces entre el viejo cementerio de Santo Domingo, la plaza de toros , los depósitos de Campsa y las huertas de Terry, convertidas con el tiempo en dos barriadas residenciales tan unidas ya al centro de la ciudad . Aquí llegó el entonces joven don Ventura, desde la parroquia de San Pedro, donde tenía su primer destino tras su ordenación sacerdotal, para atender, desde un humilde local que denominaban el garaje, las necesidades pastorales de unos feligreses alejados, por la expansión urbanística había en nuestra ciudad tras la guerra civil, de la iglesia del Apóstol.
   
         Don Buenaventura Sánchez Falcón, nacido en Lebrija el 4 de enero de 1935, fue educado con la Hijas de la Caridad de su pueblo natal, con doce años entró en el Seminario Metropolitano de Sevilla, ordenándose sacerdote el 19 de junio 1960, por lo que cumple hoy sus Bodas de Oro sacerdotales, Su primer destino fue la Parroquia de San Pedro de Jerez, donde estuvo de coadjutor durante tres años, años en los que atiende la nueva zona de la feligresía correspondiente a la barriada España, hasta que le destinaron a Santa Ana, Después estuvo en San Mateo para volver a Santa Ana, siempre de coadjutor, En 1979 se hace cargo como párroco de la de Fátima, la misma que él iniciara y en la que ahora sus feligreses,  y la ciudad toda, le va a rendir un más que merecido homenaje.
   
         Hoy, a las doce del mediodía, la hora del Ángelus, todos sus parroquianos y amigos se reunirán con él en una misa de acción de gracias por estos cincuenta años de entrega y trabajo a su labor pastoral y al servicio de sus vecinos, a continuación todo Jerez le rendirá su particular homenaje con la dedicación de una calle en la inmediaciones de su parroquia de la Virgen de Fátima y posteriormente cuantos le aprecian y quieren, que son muchos, se reunirán en un fraternal almuerzo de convivencia.
   
        La buena gente de la Constancia, esos que hace honor a ese sentido de barrio autentico que aún sabe apreciar a sus vecinos más destacados y don Ventura lo es, harán hoy justicia con su párroco, aquel que le sobra lo de buena, porque lo de buena gente eso está más que demostrado, para quedarse solo con don Ventura, su nombre popular, como las costumbres del barrio, su nombre de torero, como las calles de su barrio, que ha sabido triunfar en cuantas duras faenas ha tenido que lidiar.
   
         Don Ventura el cura de Fátima lleno  de espíritu de fidelidad y tesón, con la misma constancia que ha dado nombre a su barriada recibe hoy el reconocimiento de sus vecinos, una constancia que tras sus muchos años de servicio le ha llevado a ganarse el aprecio y la admiración no solo de sus parroquianos sino también de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Felicidades por ello.
        (Artículo publicado en Información Jerez el pasado 19 de junio de 2010 con motivo de la celebración de las Bodas de Oro sacerdotales del entrañable y querido párroco de Fátima D. Buenaventura Sáchez Falcón)

Año 1961. Don Ventura recién ordenado sacerdote, siendo coadjutor de San Pedro junto al recordado párroco Don José Rodríguez Jiménez

Primeros bloques construidos en la Barriada España donde D. Ventura iniciaría la labor pastoral de la futura Parroquia de Ntra. Sra. de Fátima


Imagen retrospectiva de una vista aérea de la Barriada de la Constancia. Junto a ella los depósitos de CAMPSA donde hoy se encuentra ubicada una gasolinera y el parque de bomberos.

lunes, 18 de abril de 2011

TRIUNFAL DOMINGO


DEDICADO A LOS COFRADES DE LA BORRIQUITA POR SU TRIUNFAL ENTRADA DE AYER EN JEREZ
JERUSALEN, la ciudad santa, la ciudad de los profetas y de Ios reyes prepárase a celebrar las solemnidades pascuales. Faltan seis días para la fiesta judía y ya la afluencia de viajeros es tal, que la inmensa ciudad rebosa y se desborda por los campos, hasta las aldeas más próximas. Todo es alegría, dulce murmullo de voces y risas, unidas al suave movimiento de vaivén de las gentes que transitan de un lado para otro, ya para acampar en un sitio más cómodo o para acudir al templo a purificarse como está ordenado y cumpliendo así con uno de los fines de la celebración de la Pascua.   
Jesús hallábase en Betania, huésped, así como su madre, de la familia de Lázaro, a la que le unía los lazos de la más sincera amistad; la que a su vez se sentía feliz y dichosa al poder ofrecer a Jesús su casa y sus servicios.   
Cumplidor de la ley mosaica, despidióse de Lázaro y familia, y acompañado de sus apóstoles salió de Betania tomando el camino de Jerusalén. Llegados que fueron a las cercanías de Betfage dijo a dos de sus discípulos. "Id a esa aldea que está enfrente; al entrar en ella veréis una borrica y su pollino al lado. Soltadlos y traédmelos; si alguien pregunta por qué lo hacéis, contestad que el Señor los necesita, y al punto os los dejarán llevar."   
 Los dos discípulos condujeron la borrica y el pollino, sobre el cual extendieron sus ropas. Montó Jesús e inicióse una marcha triunfal. A medida que la comitiva avanzaba, desbordábase el entusiasmo traducido en clamores y vítores que despertaban la atención de cuantos acampaban en las cercanías, los que informados de lo que ocurría, acudían presurosos a presentarse ante su profeta.     
 Las tradiciones judaicas anunciaban que el Mesías, el día de su manifestación, no tendría otra cabalgadura que un pollino. Convencidos de que el que en esa forma cabalgaba era el Mesías prometido, el que iba a restaurar el reino de Israel, desde tanto tiempo subyugado por la dominación romana.     
Locos de entusiasmo, despojábanse unos de sus capas y las extendían a lo largo del camino alfombrándolo para que Jesús pasara; otros cortaban ramas de olivo y cubrían con ellas el suelo. Los niños, alegres y bulliciosos, daban nota mas simpática; en su afán de rendir homenaje a quien tanto cariño y amor 'repetidas veces les había demostrado, cortaban palmas y agitándolas acompesadamente.    
El cortejo, a medida que se acercaba a Jerusalén, aumentaba considerablemente. Un murmullo delataba que el cortejo se acercaba y en un abrir y cerrar de ojos, bajo el umbral de la vieja cantería de entrada a la ciudad aparece una cruz en mano de un nazareno, tras ella largas filas de hermanos blanquicelestes con palmas y al fondo, entre nuves de incienso y sones de cornetas y tambores, la imagen del Señor montado sobre humilde burrita.   
 Esta es la grandiosa aportación de las Hermandades que, desafiando el tiempo y el espacio, hacen, año tras año, que aquella triunfal entrada no quede en el olvido, que las puertas de muchas ciudades del mundo se sigan abriendo, cada Domingo de Ramos, al mensaje del amor entre los hombres.     
Ni fenómeno cultural, ni turístico ni popular, aunque sean dias de fiesta y de afluencia de viajeros, aunque la ciudad rebosa y se desborda, aunque las gentes sigan de un lado para otro, la Semana Santa  es, por encima de todo, la continuidad de un acontecimiento que ocurrió hace más de dos mil años y que hoy, por su trascendencia sigue estando de plena actualidad. Mañana es Domingo de Ramos el mismo Domingo de Ramos que nos cuenta la historia y que, gracias en parte a las Cofradias, sigue tan triunfal como entonces.
(Artículo publicado el pasado sábado 15 de abril de 2011)

Año 1960, la Hermandad de la Borriquita en la Alameda de Cristina el año del estreno de su paso de misterio 





domingo, 17 de abril de 2011

LA LITURGIA "SEMANASANTERA"


 


           La liturgia es el orden y la forma que ha aprobado la Iglesia para celebrar los oficios divinos, así como el culto público y oficial instituido por otras comunidades religiosas.
Para la Iglesia Católica, la liturgia es el culto oficial y público que se tributa a Dios, según definió Pío XII.
La liturgia, que emplea un lenguaje simbólico, se vale de fórmulas litúrgicas, de materias litúrgicas, de libros litúrgicos y de actitudes y gestos.
Existe, por tanto, aunque no oficial, una liturgia, sananasantera que emplea un lenguaje simbólico (música, saetas, cánticos....), materias litúrgicas (cera, flores, incienso...) y una serie de actitudes y gestos (señal de la cruz, genuflexiones,.. ) que dan auténtico sentido de culto público a estas celebraciones. Sin embargo, existe una liturgia de siglos que hay que respetar aunque no esté escrita en ninguna Constitución sobre la Sagrada Uturgia, la liturgia de la Semana Santa urbana.
Existe una liturgia semanasantera que dice, entre otras cosas, que el nazareno es un anónimo penitente que ni pude ser identificado ni debe identificarse, que obliga al público a ponerse de pie cuando pasa una Cruz de Gula o un paso, que antepone una buena marcha a una mala saeta, que no hace de las recogidas el momento cumbre de la procesión en la calle, que los chismorreos de palcos deben acabar ante el paso de una Cofradía, una liturgia que da derecho al último tramo del cortejo procesional a ir ordenado y sin gentes de por medio desde que sale, hasta que entra, que los carritos de niños no son aptos para las bullas, que la presencia del sacerdote es necesaria para afianzar la condición eclesial de la Cofradía en la calle, que la indumentaria dice mucho de la categoría de una ciudad, que las gracias se hacen en los circos y no en los momentos de silencio y recogimiento, que no es ningún logro el poder colarse en el templo antes de la salida o en la recogida, que restringe el derecho a las fotografías o grabaciones a costa de lo que sea, que anula eI "guapo, guapo, guapo .y bonito, bonito...", que condiciona los aplausos a momentos excepcionales, que exige silencio ante los sones de la música de la Pasión y que los "oles" los manda a las plazas de toros, que hace que las miradas siempre se claven en Cristo o en María por muy bien que se cante una saeta o se lleve un paso, una liturgia sagrada que antepone el sentido religioso y el protagonismo a quien verdaderamente lo tiene, el que hace posible la Semana Santa, ese Cristo que ,junto con su Madre, se dispone a recorrer nuestras calles.
La Semana Santa es la gran fiesta religiosa de Ia ciudad y lo es porque los jerezanos y aquellos que nos visitan hemos sabido respetar, mayoritariamente, esa liturgia de siglos que forma nuestro inigualable patrimonio inmaterial, esa liturgia que se pone en marcha cada vez que se abre una puerta de un templo y sale una Cruz de Guía entre túnicas y antifaces, esa liturgia no escrita pero imprescindible para mantener ese acontecimiento religioso y singular que es cada año nuestra Semana Mayor.
La Semana Santa es la gran fiesta urbana, la gran fiesta de la ciudad, una fiesta que como todas las fiestas, tiene, también, sus normas de compartimiento, aquello que los cofrades preferimos llamar liturgia, porque en la liturgia está la historia de los acontecimientos salvíficos y el ejercicio del sacerdocio de Cristo, y porque como diría el genial Antonio Burgos:
"Quienes hablan de la feria como la fiesta de la ciudad no llevan razón. La feria es una fiesta que se hace en el alfoz, en un descampado y de antes de ayer. Nuestra fiesta de siempre, callejera, urbana, con sentido religioso muy difícil, entre Tártesos y Trento, entre la Romanidad y el Vaticano II, es.la gran fiesta que mañana comienza...
(Artículo publicado en Información Jerez el 8 de abril de 2006 en las vísperas de un nuevo Domingo de Ramos)


Fotografía de otros tiempos de la Virgen de las Angustias que hoy Domingo de Ramos hará Estación Penitencial en la Santa Iglesia Catedral de Jerez





miércoles, 13 de abril de 2011

LA SEMANA SANTA OCULTA

     
       Desde hace unos dias luce majestuoso en el altar mayor de la catedral jerezana el Crucificado que tallara José de Arce en el siglo XVII para el primitivo retablo mayor de la cartuja de Santa María de la Defensión. Se trata de una portentosa imagen que durante muchos años ha permanecido oculta en la clausura de los monjes cartujos y que gracias a la iniciativa de nuestro anterior Obispo Don Juan del Rio y a la restauración llevada a cabo por la Junta de Andalucía hoy podemos contemplarla en todo su esplendor.
   
      Este crucifijo preside el primer templo jerezano en las vísperas de una nueva Semana Santa, cuando desde hoy mismo, las calles se harán un museo de historia de fe y de arte entre Cristos y Vírgenes que parecen cobrar vida rememorando un acontecimiento que cambió la historia del mundo. Jerez se dispone a vivir una Semana Santa que brota de los templos para hacerse por unas horas historia sagrada, todo un elenco iconográfico de imagineria procesional que se hará presente en cada rincón, en cada calle, en cada sentimiento de cuantos lo contemplen. Pero habrá otra Semana Santa que, como la de este Cristo cartujano, se quede en los templos, será una Semana Santa para meditar ante la imagen de unos Cristos sin Hermandades, sin apenas cultos y flores, sin pasos, sin costaleros ni penitentes. Cristos para meditar ante ellos en soledad, en la oscuridad de una capilla olvidada, ante un rostro desconocido porque no se prodiga en carteles ni en estampas. Cristos, como este de la Catedral, que permanecerán años y años quietos sin que nadie los baje para acercarlo al pueblo, sin que le roce la brisa de la noche, los humos de los inciensos o el aliento de una saeta. 
   
      En Santo Domingo quedarán los crucificados de la Salud y el Cristo del Sagrario ambos del siglo XVI o XVII, en San Juan de Letrán el portentoso Cristo barroco de la Buena Muerte, tan unido a la vida y obra de Juan Grande; en San Pedro el excelente modelado del Cristo de la Misericordia del XVII; en San Marcos la interesante escultura del Cristo de la Viga, de finales del gótico; en San Lucas la devota imagen del Crucificado de la Salud obra del XVIII atribuida a Diego Roldán; en San Mateo el también denominado como de la Salud, igualmente del siglo XVII; en Los Remedios el Cristo de Burgos procedente del convento de San Agustín; en la Catedral el Crucificado que hasta ahora ha presidido el templo, de hacia 1650; en Santiago, hoy en la capilla del antiguo Asilo de San José, el Cristo de la Sangre de escuela roldanesca; en el Calvario el Cristo que da nombre a la capilla, imagen articulada del XVI y que antaño conoció los esplendores procesionales; en San Miguel el antiguo Cristo de los Pavones fechado también en el siglo XVI de gran devoción en tiempos pasados; por último el tesoro cristífero de Jerez contiene tres imágenes excelentes por su antigüedad y ejecución que ni siquiera se encuentran durante el año en las iglesias, sino en dependencias anexas, son los interesantes Crucifijo de la Sacristía de San Miguel y de la antesacristía de Santiago,y el apenas conocido Crucificado de la capilla doméstica  de la Santísima Trinidad, de tamaño natural y realizada en 1683 por Cristóbal Pérez.
   
       Como podemos ver, en Jerez, la imaginería pasional que se queda en los templos es tan antigua y tan rica como para fundar otra Semana Santa paralela, porque no solo nuestros templos contemplan magníficos Crucificados sino también contamos con imagenes como el yacente Cristo de las Aguas de San Dionisio, el Señor de los Trabajos de la Victoria o hermosas dolorosas como la que se venera en los Remedios por solo mencionar algunas de las mas antiguas. 
   
       Jerez ofrece estos días una explosión de arte y de fe en las calles, y en  sus templos, en esas imagenes pasionales tan ocultas como valiosas, otra Semana Santa más intima pero no por ello menos importante ni en lo artístico ni en lo devocional, es la Semana Santa oculta, tan santa y tan grande como la que sale en procesión porque, en definitiva,  si tuviesemos que resumir cuanto contiene la Semana Mayor siempre quedaría en el centro ese Cristo Crucificado que es quien da sentido a todo esto
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      (Articulo publicado en Información Jerez el 4 de abril de 2009. La mayoría de estas imagenes, aunque no procesionan, se encuentran expuesta al culto publico en los distintos templos o en las Sacristías, pero existen otras en Jerez que verdaderamente pertenecen a la Semana Santa oculta,  a la clausura. Como muestra de esta Semana Santa que se queda en lo intimidad de monasterios y conventos adjuntamos las siguientes fotografías)

Una de las tallas pasionales  mas valiosas de la Semana Santa oculta jerezana es este Crucificado de tamaño natural de  la capilla domestica de la iglesia de la Trinidad, obra concertada con el escultor sevillano Cristóbal Perez en 1683 (Datos tomados de la Guia Artística y Monumental de Pablo J. Pomar y Miguel A. Mariscal)

Magnifica dolorosa de tamaño menor que el natural que se conserva en la clausura del convento de religiosas clarisas de la calle Barja, obra dieciochesca de autor anónimo.


Antigua imagen titular de la Hermandad de la Soledad que se encuentra actualmente en la clausura del monasterio de R.R. Mínimas de Jerez. Es una talla del siglo XVI correspondiente a la fundación de la Cofradía.

        

martes, 12 de abril de 2011

EL MEJOR PREGON DEL PREGONERO


DEDICADO A LOS PREGONEROS DE LA SEMANA SANTA DE JEREZ
La procesión iba de recogida. EI público se agolpaba en las calles del barrio y los nazarenos daban síntomas de cansancio. Entre todos un penitente con su cruz a cuestas se tambaleaba ante una penitencia que ya le era casi imposible de soportar en esos últimos tramos de su particular calle de la Amargura. Algunas personas de las que, en las aceras, contemplaron al sufrido penitente se percataron de su falta de fuerzas, pero solo una tuvo Ia valentía de salir en su ayuda.
Esa persona sabía lo que es ser cofrade y penitente en todo su sentido profundo de la palabra. Se dirigió a-uno de los miembros de la junta de gobierno de la Hermandad que no vestía el santo hábito nazareno pero sí lucía la medalla de la Corporación en el pecho y le pidió que auxiliara a ese hermano. Que le retirara la cruz y le acompañara hasta el templo. Pero cuál fue su sorpresa cuándo este oficial de la Hermandad se negó a tal petición. Ante tal actitud, este cofrade, que sólo había acudido a con-templar la recogida de aquella Hermandad se ofreció, como un nuevo cirineo, a portar esa cruz, que rememoraba calles de Jerusalén y noches de Viernes Santo con muerte de Dios cargada.
Ese cofrade dio el mejor pregón que cualquier cofrade pueda soñar. Dio el pregón de la verdad del Evangelio. Dio el Pregón de la autenticidad de nuestra Semana Santa. Dio el Pregón de pregones.
Ese pregonero, con su ejemplo, improvisó el testimonio más grande que cualquier cofrade pueda ofrecer, el ser pregonero de las verdades de nuestra fe. I Qué gran Pregón en tan poco tiempo y qué gran mensaje para tanto egoísmo!
 Ese pregonero volvió el domingo a ensalzar las grandezas de nuestra Semana Santa. Con una sola diferencia, que esta vez no fue a pie de cofradía, sino tras el atril del catedralicio templo de San Miguel, porque en el fondo, y de ello estoy seguro, su Pregón fue el mismo, el Pregón del cofrade convencido no sólo con su fe sino también con los principios que dan vida a ese Evangelio itinerante que son nuestras cofradías en la calle.
Gracias Luis, porque esa Cruz desolada, que con tanto orgullo llevas en tu apellido, se convirtió, aquella noche de Viernes Santo, en el mejor Pregón del pregonero.
(Publicado en Diario de Jerez el miércoles 27 de marzo de 1996, días después de que Luis Cruz de Sola, cirineo de lo que relato, pronunciara el Pregón de la Semana Santa de Jerez.)

Luis Cruz de Sola en su Pregón de la Semana Santa de Jerez de 1996



lunes, 11 de abril de 2011

LA HORA DEL PARTO

     
      Si exceptuamos los tres meses de verano, de apenas actividad cofrade, el resto de los nueves meses que componen el año es un autentico embarazo. Cada vez que llega Septiembre renacen las ilusiones y los sueños,, se engendra una nueva vida llena de proyectos, de propósitos, de metas por conseguir, de deseos en la espera de ese parto que llegará con la primavera.

     En los nueve meses de espera se entremezclan las preocupaciones con las alegrías, los malestares con las esperanzas, los preparativos con los temores. Se  comparten experiencias, se consulta, se hacen encargos, presupuestos, se arregla el lugar que ha de acoger esa nueva vida. Se vive, de puerta para adentro, este largo tiempo de vísperas con la mirada puesta en ese día, en que pese a la inquietud y la intranquilidad por lo trascendental del momento,  nacerá esa luz que enciende cirios de esperanzas. Los nueve meses de espera, de vida intima, de sentimientos compartidos, de movimientos en las entrañas de la propia Cofradía, de comprobar el latir de ese nuevo ser que se está gestando en lo más íntimo, en lo más cercano, en el vivir diario de los hermanos, son nueve meses en los que la Cofradía es, como la madre de ese pequeño ser que lleva en su vientre, más de sus cofrades que nunca, es la madre y el hijo, la Cofradía y su salida procesional.
   
      Y llegará la hora del parto, la hora de salir a la luz, de dar a luz. Todos estarán expectantes, todos dispuestos a compartir la alegría de esa nueva vida que llega por Semana Santa. Llegará la hora del parto y todos querrán verla acudiendo a su casa. Llegará la hora del paseo  y como el bebe que sale por primera vez a la calle, con las mejores galas que le ha puesto su madre, es decir su Cofradía, dejará de ser de quien la parió para ser más de todos, ya sus llantos son de todos, su seguridad y su cuido corresponde a todos.
    
      En unos días estará la nueva criatura en la calle, estará la procesión en la calle, cuidémosla, mimémosla, estemos atentos porque, como un bebe en su cochecito, ya es parte del mundo, aunque detrás, velando sus sueños, siempre habrá una madre, que es su Cofradía, que como toda madre, que merece este sublime nombre, moriría por ella.
    
         (Articulo publicado en Información Jerez, en la columna "Cuaresmando" de 25 de marzo de 2010) 

La ilusión del niño en participar en la procesión se repite cada año en las vísperas de una nueva Semana Santa. La foto corresponde a la Cuaresma jerezana del año 1937
     

jueves, 7 de abril de 2011

EL PREGON


EN LAS VÍSPERAS DEL PREGÓN DE LA SEMANA SANTA JEREZANA
Cuando llega el mes de Octubre una de las noticias más esperadas para el mundo cofrade jerezano y para la ciudad en general es el nombramiento del pregonero de la próxima Semana Santa.
Pregonar según el diccionario de la Real Academia de la lengua española es 1) hacer notoria en voz alta una cosa para llegar al conocimiento de todos. 2) Decir y publicar a voces uno la mercancía y género que lleva para vender. 3) Publicar lo que estaba oculto o debía callarse. 4) Alabar en público los hechos, virtudes o cualidades de una persona. Entendiendo por Pregón 1) la promulgación o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de una cosa que conviene que todos sepan. 2) Discurso elogiosos en el que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella 3) Alabanza hecha en público de una persona o cosa.
Por consiguiente para que el pregón alcance su auténtico significado debe ser proclamado a voces, nada de pregonar susurrando; debe, también, ¿por qué no? publicar lo que estaba oculto y no debía jalearse; tiene que ser una alabanza de virtudes v cualidades; una auténtica exaltación; y además debe pronunciarse en un lugar público, en el cual se invite a la participación en la celebración que se pregona. Todo lo que actualmente adornan los pregones, -poesías, música, decorados, presidencia, golpes de efecto, etc.-, no es imprescindible pero lo embellece, aunque. El Pregón es más un acto literario que un espectáculo por lo que debe evitarse cualquier hecho que lo desvirtúe.
Aun siendo un acto literario, el pregón, y más concretamente el de Semana Santa, salvo raras ocasiones, no ha sido pronunciado por personas que vivan de la literatura, por ello cuando se trata de definir al pregonero no podemos decir que es un poeta, un literato o un orador, porque esto son palabras mayores, el pregonero es únicamente eso, pregonero, con todo lo que ello significa de responsabilidad y de compromiso. La única diferencia entre el pregonero y su auditorio es que el primero debe expresar y resumir en su discurso lo que los segundos sienten profundamente.
Por ello es necesario que el pregonero anteponga sus conocimientos sobre el hecho que va a pregonar. Por encima de su preparación literaria, porque si no es así lograríamos una pieza oratoria de gran calidad pero no habría conectado con el público, perdiendo el pregón ese pellizco que llega al sentimiento.
Muy diferentes han sido los perfiles de los pregoneros, como el estilo de cada pregón, incluso ha sido diverso el escenario que lo ha acogido, pero siempre permanece la misma esencia, el mismo canto, la misma impaciencia, el mismo anuncio. Cádiz Salvatierra, Matos Soto, Fernández de Bobadilla, Vidal de Lema, Jesús de las Cuevas, José Luis de la Rosa, Almagro Castro, Rodríguez Pantoja, Bugallal del Olmo, Montero Galvache, Caballero Bonald, Conde de los Andes, Fernández García-Figueras, Mateos Mancilla, León Manjón, Gallardo Molina, Fernández Peña, Daroca de Val, Quintana Ferguson, Lora Tamayo, Liaño Pérez, Cañadas Machado, Repetto Betes, Barra Bohórquez, Zarzana Palma, Garrido Arcas, González García, Cosano Alarcón, Ríos Ruiz, Yélamo Crespillo, Doña Jiménez, Rivelott Pérez, Ruiz-Cortina Reimóndez, Prieto Bononato, Rodríguez Carrión, Cirarda Lachiondo, del Castillo Tellería, García Paz, Cruz de Sola, Cáliz Garrido, Moure Sánchez, Álvarez Leiva, Durán Redondo, de Mora Qurós, Rodríguez Gómez, Trujillo Pérez, Rodríguez Liaño-y Castaño Rubiales; forman el elenco de pregoneros de la Semana Santa jerezana.
Los pregones de los viejos cuentos comenzaban "Por orden del Sr. Alcalde se hace saber" hoy el pregonero sabe que la única orden que tiene es la proclamación de la Verdad, la Verdad del Pregonero con mayúscula, y a ese Pregonero, y a su bendita Madre, lo conoce muy bien el Padre Felipe Ortuño, pregonero de la Semana Santa jerezana 2006 por la gracia de Dios.

            (Articulo publicado en Información Jerez el 22 de octubre de 2005, posteriormente han sido pregoneros de la Semana Santa jerezana Andrés Cañadas Salguero, El Padre Jesús Fernández de la Puebla Viso, Manuel Garrido Arcas y José Gallardo Quiros. El próximo domingo se subirá al estrado del teatro Villamarta José Antonio Zarzana Marin) 

El teatro Villamarta ha sido el marco habitual del pregón de la Semana Santa de Jerez. En esta fotografía antigua, tomada de la Web Jerezsiempre, podemos comprobar al coliseo jerezano sin  el actual edificio de correos delante.. 


 
Año 1962, presidencia del pregón de la Semana Santa pronunciado aquel año por D. Francisco Montero Galvache en el teatro Villamarta







miércoles, 6 de abril de 2011

EL JEREZ REAL

            
            La relación de los reyes con los jerezanos ha sido prolifera desde la antigüedad.
            Desde la ocupación de la ciudad por el Rey Alfonso X allá por 1255, han sido múltiples los monarcas que han tenido especial relevancia en la historia local. Alfonso XI concedió el privilegio de los trece regidores para nuestra ciudad. Su hijo el Rey Don Pedro dejó el triste recuerdo para los jerezanos al dar muerte a su bella esposa Doña Blanca de Borbón, cuyos restos descansan en el convento de San Francisco. En 1464 visita Jerez el Rey Enrique IV y concede que los regidores que formen su concejo sean ya veinticuatro. En 1477 son los Reyes Católicos los que se hospedan un mes largo en Jerez, reformando su administración.
La elevación al trono de España de Carlos I es celebrada por los jerezanos de 1517 con grandes festejos. Con la compra de dehesas en nuestro término por Cédula Real de Felipe II comienza en 1579 la cría caballar en Jerez, un hecho que fomenta su sucesor Felipe IV. En 1796 se produce una nueva visita Real a Jerez, en concreto, la del monarca Carlos IV hospedándose en el Alcázar. En 1810 es el Rey invasor José Bonaparte el que se aloja en nuestra ciudad, en la Casa-Palacio del marqués de los Álamos del Guadalete. Otro hecho beneficioso de la corona para la ciudad se produce en 1832 cuando gracias a una visita de Fernando VII se autoriza el comercio fluvial a través del Guadalete.
En 1848 Isabel II vendría por primera vez a Jerez, tras su proclamación como reina de España, volviendo a nuestra ciudad varios años después para inaugurar, en González Byass, la bodega de la Concha.
Tras el periodo republicano y la vuelta de la monarquía, es el Rey Alfonso XII el que, en 1877 y en 1882, se hace presente entre los jerezanos. En 1894 la Reina regente María Cristina otorgaría a la Hermandad del Prendimiento el título de Real. Su hijo Alfonso XIII sería un Rey de especial atención con nuestra ciudad con estancia oficial en varias ocasiones, en L904 agasajado por González Byass, en 1915 invitado por las Bodegas Domecq; el 17 de octubre de 1922 recibe personalmente el título de Hermano Mayor Honorario de la cofradía del Santo Entierro, participando en la procesión al siguiente año; también recibió el título de Real, por estas fechas, la Hermandad del Cristo de la Expiración; y en 1925 con motivo de la Coronación Canónica de la Virgen del Carmen, preside los solemnes actos. Ya en el exilio aceptaría la presidencia de honor de la Hermandad del Rocío de Jerez.
Por último el Rey Juan Carlos I ha estado en numerosas ocasiones compartiendo acontecimientos con los jerezanos, en visitas oficiales y en encuentros de carácter privado, ha otorgado el título de Real a varias instituciones y ha apoyado, junto con la Casa Real, a cuantos retos de importancia, para los jerezanos.
Las cadenas en las portadas de las mansiones jerezanas son símbolos evidentes de que en sus aposentos pernoctaron monarcas; conservándolas los palacios de Puerto Hermoso, que en 1925 fue residencia de Alfonso XIII y Victoria Eugenia; el llamado Recreo de las Cadenas, en donde, al parecer, se hospedó la Reina Isabel II; y el de Melgarejo, en la plaza de su nombre, alojamiento, probablemente, de Felipe IV, ya que don Diego Melgarejo fue un destacado personaje de su época, que prestó grandes servicios a la corona.
La llegada de un nuevo heredero da continuidad a la monarquía, pero, en pleno siglo XXI, ya eso es otra historia.
(Articulo publicado en Información Jerez el 21 de mayo de 2005. La ultima visita Real a Jerez se produjo este pasado domingo con motivo del mundial de motos)


Año 1862.
Arco levantado en la calle Lanceria con motivo de la visita de Isabel II .
-Colección Ayuntamiento de Jerez-

Año 1904.
Visita de un joven Alfonso XIII a las bodegas Domecq.
-Fotografía originales de la colección Beam Global España S.L.-


Año 1971,
Visita de los Príncipes Juan Carlos y Sofia a Jerez.
-Coleccion Caja-Sol legado Peman-.