sábado, 23 de julio de 2011

LOS CALCETINES NO SON PARA EL VERANO



        La gracia gaditana ha bautizado a la costa de la provincia como un paraíso entre dos mares "La mare que parió al Levante y la mare que parió al Poniente". El viento de Levante nace en el Mediterráneo central en las proximidades de las islas Baleares y alcanza su mayor velocidad al atravesar el estrecho de Gibraltar, provocando tiempo seco y muy caluroso en el lado occidental del estrecho.
        
        Las altas temperaturas de estos días unidas a los vientos de Levante han hecho saltar la alarma sobre la ola de calor y sus efectos en las personas especialmente más sensibles, han disparado el consumo eléctrico debido a los aparatos de aire acondicionado y ha provocado un masivo desplazamiento a los lugares costeros.
        
         Los especialistas recomiendan el consumo de mucha agua para evitar la desidratación, el huir de la exposición solar en las horas puntas y el uso de ropa ligera y transpirable. En este tema las localidades costeras juegan con ventaja ya que la ropa playera durante todo el día es norma generalizada y a nadie llama la atención, por contra en las poblaciones de interior, a pesar de tener que soportar temperaturas mucho más altas, pregunten sino a sevillanos y cordobeses, parece que el uso del pantalón corto, camisetas y chanclas en hombres no es tan correcto, por aquello de la compostura y los perjuicios del que dirán, Protestamos por el velo islámico y por todo aquello que suponga ir en contra de la libre voluntad de la persona o conlleve un auténtico calvario para quien se ve obligado a soportar unas prendas que, independientemente de lo que significa dentro de la pretendida igualdad, es un auténtico suplicio cuando el calor nos aplasta. Hace solo unos años en nuestro Jerez, porque es lo que más cerca nos toca, era impensable ver hombres con otro tipo de ropa que no fuera una camisa de manga larga, unos pantalones "de vestir" y unos zapatos con sus calcetines incluso en pleno mes de agosto. Aquellos eran tiempos con muy poca variedad en el vestir y claramente diferenciadas las ropas de uno u otro sexo.
         
         Aún hoy hay hombres que siguen en verano vestido como si fuera invierno, con pantalones practicamente iguales pero un poco más frescos, con sus mismos zapatos y calcetines, con la salvedad de poderse remangar la manga larga de la misma camisa que ha utilizado durante el invierno, y esto no solo en personas mayores que, por aquello de la costumbre, se puede hasta comprender, sino incluso en gente joven. Peor es quien por exigencias de su trabajo tienen que llevar en horario laboral chaqueta, corbata y calcetines haga el calor que haga y tenga que salir a la calle las veces que sea.,A estas alturas el exigir, por cuestiones de trabajo y con altísimas temperaturas, uniformes impropios de los calores que aqui padecemos es quizás tan cruel como el obligar a ponerse un atuendo por cuestiones morales.
          
          Los jóvenes en esto de la igualdad han dado un paso de gigante vistiendo lo más cómodo posible dentro de su personalidad y sobre todo con prendas y tejidos propios del verano. Esto no tiene nada que ver con las normas sociales del protocolo en el vestir que es un tema que obliga solo al que voluntariamente quiere participar de estos eventos, el resto, como recomiendan los especialistas, hay que ir conforme nos condicione el clima, porque tan prisionero y agobiado se debe sentir un caracol en una olla a plena ebullición como unos pies, a las cuatro de la tarde, por una amplia avenida sin sombra, pisando un asfalto de cincuenta grados de temperatura, soportando el abrigo de unos calcetines y prisioneros de unos zapatos completamente cerrados, cuando, además, no es por gusto sino por exigencia de sus superiores, pies que darían su vida por unas chanclas.
         
          El viento de Levante y con él el inmenso calor nos recuerda que estamos en el sur, en tiempo de verano, a pocos kilómetros del clima sahariano que nos llega de África y que, al igual que en Avila no funcionaría una Carrera Oficial en Semana Santa porque se morirían de frío, en Andalucía en verano no funciona una corbata y unos calcetines, simplemente porque son prendas que al llegar el calor deberían volar más que una bolsa vacía de supermercado en un día de Levante.
        
            (Artículo publicado en Información Jerez el 10 de julio de 2010. Una de las noticias de la semana ha sido la llamada de atención del presidente del Congreso de los Diputados al ministro de Industria por acudir al hemiciclo sin corbata)
Aunque parece que las modas en el vestir masculino han cambiado bastante aquí vemos una instantánea del Jerez de los cincuenta, en plena plaza del Arenal (al fondo aún no se había levantado el actual edificio del Banco de Santander) con atuendos del verano, chaquetas blancas, sin corbatas, zapatos de la época o sandalias y el detalle, ya perdido, del luto en el brazo.

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