lunes, 12 de septiembre de 2011

LAS REPARADORAS


Los medios de comunicación cofrades acaban de dar la noticia de la difícil situación económica que están atravesando las religiosas del convento de las Reparadoras de Jerez. Una situación que se le ha complicado aún más al tener que acometer obras urgentes de reparación de su iglesia, viéndose obligadas incluso al cierre de este hermoso templo.
           Necesitan ayudas con urgencia, tanto económica como material para que esta joya de la arquitectura religiosa sea pronto reparada y reabierta al culto y, también, para que la comunidad que la atiende diariamente no pasen más calamidades.

Cada vez que se cierra un templo hay que ponerse a temblar ante el temor de que lo que se anuncia como una reparación luego se convierta en un cierre indefinido, recordemos lo que viene ocurriendo con Santiago o lo que pasó con San Dionisio. En los últimos tiempos las comunidades religiosas han venido lanzando la voz de alarma de las dificultades que vienen encontrando para seguir manteniendo esos casas y templos que por su antigüedad y elevados costes necesitan de unos ingresos que no tienen. A todo esto unido a la edad tan avanzada de muchas de las religiosas que necesitan incluso cuidados especiales y a una falta de vocaciones que dan pocas esperanzas de futuro, solo salvable con el ingreso de novicias venidas desde el extranjero concretamente de países menos desarrollados,
             Se marcharon recientemente las dominicas del Espíritu Santo, quedando uno de los monasterio más antiguo de la ciudad completamente vacío, con un magnífico templo de lo mejor del arte renacentista local y con un futuro incierto; nos dejaron las religiosas del Servicio Doméstico cuyo espléndido palacio es hoy sede del Obispado de Asidonia-Jerez, se fueron las Hermanitas de los Pobres, tras una ejemplar entrega a la ciudad de más de un siglo; nos dijeron adiós las Siervas de María, otra loable institución entregada por entero a los enfermos e impedidos; los Cartujos forman parte ya de la rica historia local y así, si nos metemos en el pasado, podemos seguir recordando cuantas comunidades pasaron por la ciudad y hoy son ya un remoto recuerdo del ayer, Santo Ángel, Carmelitas, Concepcionistas, Agustinos, Trinitarios, Franciscanos Alcantarinos, Benedictinos, etc. forman el elenco de ese Jerez de celdas y hábitos que en el mejor de los casos solo nos queda parte de su rico patrimonio monumental.
           
            Estas pérdidas son ya irreparables por eso aún estamos a tiempo de reparar, en la medida de lo posible, este mal que parece imparable y evitar esta exclaustración del siglo XXI que se produce no por orden ministerial, como aquella de Mendizábal del siglo XIX, sino por el orden establecido en la actualidad donde lo primero no es la espiritualidad sino los intereses materiales.

            El patrimonio local, independientemente que sea religioso o civil es de todos y entre todos tenemos que mantenerlo. Hay que reparar Las Reparadoras y en esta tarea no deben estar las monjas solas porque ellas bastante tienen con cumplir con la noble misión que tienen encomendada por la Iglesia, manteniendo una vida contemplativa  de comunidad y de oración tan importante para los creyentes como incomprendida fuera de los muros conventuales, en la búsqueda siempre de la reparación de las almas.
           
            Jerez tiene la palabra para que el cierre de Las Reparadoras no se convierta, con el paso del tiempo, en un daño ya irreparable.

(Artículo publicado en Información Jerez el pasado sábado 10 de septiembre de 2011. Afotunadamente la iglesia de las Reparadoras, tras las obras efectuadas en el coro, ha vuelto a abrir sus puertas para la adoración diaria al Santísimo Sacramento)
Año 1965. En la mañana del Viernes Santo el Cristo de la Buena Muerte pasa ante el marco incomparable de la fachada neomudéjar del templo de "Las Reparadoras". (Foto E. Pereiras)


         
   

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