domingo, 30 de octubre de 2011

EL OTRO BARRIO



Jerez tiene un singular barrio en el Km. 4 de la carretera de Cortes de la Frontera. Un barrio mandado construir por el Ayuntamiento jerezano en 1936 al afamado arquitecto Fernando de la Cuadra, concluyéndose su construcción en 1945 y acogiendo desde entonces a numerosos jerezanos.

Es un barrio perfectamente limitado y estructurado, con estancias de todo tipo - más que viviendas, porque  allí, la verdad, es que vivir se vive poco – unas más lujosas y otras más sencillas.

Es un barrio que en algo se parece al de la Macarena de Sevilla, porque tiene arco de entrada y templo en su portada, y para muchos, ese arco, como el de la Macarena, es la entrada de la Gloria.

Ante la característica cúpula que recibe a todo el que se acerca a este peculiar barrio, una cruz de hierro del artista cerrajero Diego García Rendón -uno de tantos que aprendieron las artes del hierro en el taller de Clavijo en la plaza Mirabal - nos indica el elemento que más se prodigará en todo el recinto junto a esos ángeles, que habitan en la cúpula, y que tallara el escultor gaditano Vasallo. Unos ángeles que nos recuerdan la espiritualidad de este barrio que algunos conocen como el Campo Santo.

En estos días el barrio se ha llenado de visitas con motivo de una festividad litúrgica, como los viejos barrios de las ciudades históricas, cuando los vecinos volvían al barrio de su niñez para rememorar aquellas fiestas y verbenas de antaño.

Acercarse a este barrio es, en cierta manera, una forma de volver al pasado, porque nadie quiere pensar en él de cara al futuro. Las motivaciones vienen con ese recuerdo a los que nos precedieron, esos seres que ocupan ese barrio del Km. 4 y que en su mayoría, no están dispuestos a moverse de allí.

Ese otro barrio está allí en el Km. 4 todo el año y abierto a cualquier visita, aunque muchos pisos, por el paso de los años, apenas conservan nada de sus inquilinos.

Pasará la fiesta litúrgica como en todos los viejos barrios, aquello se quedará solo, se marchitarán o volverán esas flores que llegaron como homenaje, como recuerdo, como tradición o simplemente para evitar el comentario de la ignorancia.

Llegará un día en que, de una forma o de otra, todos tengamos que ir a un barrio como éste, porque como diría Marco Aurelio "Morir no es otra cosa que cambiar de residencia", aunque Antonio Machado se quedara con el consuelo de "La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos".

El otro barrio de Jerez es un lugar lleno de recuerdos, un lugar tranquilo y una muestra palpable de las distintas mentalidades sobre la última morada. Es la historia de Jerez, en cada inscripción, en cada epitafio, en cada nombre, porque los que allí encontraron su última residencia forman parte de la propia historia colectiva, somos vecinos de un barrio vinculado a todo Jerez porque un día, alguno de los nuestros encontró sitio entre cipreses y lápidas de mármol.

Allí, en el otro barrio, se encuentran muchas verdades escondidas de un mundo incierto, un mundo desigual, de un mundo injusto por cuantos hechos y labores quedan escondidos entre tanto silencio.

Para los creyentes la verdad y el poder no son de este mundo. Para Benjamín Franklin en este mundo no hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos. Por eso vivir en aquel barrio también cuesta lo suyo.
(Artículo publicado en Información Jerez el 4 de noviembre de 2006. Estos días, de nuevo "el otro barrio" se ha vuelto a llenar de gentes recordando a los que ya no están)
Desaparecido Cementerio de Santo Domingo en su entrada por la barriada La Constancia. En su lugar se ubica actualmente una pista deportiva.


El mismo extremo del Cementerio de Santo Domingo en una vista aérea.


Cementerio de Nuestra Señora de la Merced recién construido



viernes, 28 de octubre de 2011

DESDE SAN TELMO A CRISTINA

          

          EN EL ANIVERSARIO DE LA CORONACIÓN CANÓNICA DE LA VIRGEN DEL VALLE           

           Hoy por Jerez, desde San Telmo a Cristina, se cruzará una procesión con reminiscencia del ayer, con aires a hoyanca y a sombreros de González, a túnicas con plisados negros y pañuelos bordados a la cintura,a tiempos de liberación de presos en la cárcel de la plaza Belén, a guardia de campo y a trompetero encabezando cortejo procesional, a aquellos tiempos que nos contaba el Padre Coloma en su inmortal obra "Juan Miseria", de un Jerez que se debatía entre prosperas bodegas, las labores agrícolas y esas playas de San Telmo que un día tuvieron barcas, redes, pescadores y una ermita con el nombre de un dominico, con velero en mano, que salía en rogativas y amparaba las faenas de las gentes del mar.
         
          San Telmo, la ermita de la Virgen del Valle, porque este también era su nombre, acogedora de un Cristo que dejó un convento para estar siempre con su madre, fue aquella capilla que un día los hijos de Domingo de Guzmán quisieron convertir en el segundo convento de la orden en Jerez, donde llegaron a vivir, en sus inmediaciones, dominicos ancianos pero cuyo proyecto no llegó a cuajar por la oposición del clero de San Miguel. Aquellos mismos dominicos que veían llegar a su convento de Cristina, cada Viernes Santo en Estación de Penitencia, al Cristo, a "Juanillo" y a la Virgen del Valle, los mismos dominicos que ejercieron de oradores sagrados en tantos Triduos y Quinarios de la Cofradía, los que quisieron ser capellanes de la Ermita pero por no renunciar a llevar con ellos el Sagrario se vieron forzados a desistir de sus pretensiones. Dominicos que hoy esperan la llegada de una Virgen, la Señora del Valle, de la que dicen los antiguos del lugar que lleva más tiempo en San Telmo que la propia Ermita, la que en una semana será coronada como reina de esos siglos jerezanos de los extramuros costeros de la ciudad, donde la tierra jerezana era bañada por unas aguas del Guadalete que se acercaban a la ciudad quizás buscando la cercanía del patrón de los barqueros y de la Virgen del Valle ,Señora del Campillo y de los viejos arrabales que miran al sur.
         
           La Virgen del Valle, a la antigua usanza, con orquillas y por fuera, recorrerá hoy Jerez , el Jerez que en tiempos fue de San Miguel, el primer Jerez de extramuros, cuando las viejas murallas medievales se abrieron a la expansión de los nuevos tiempos, ese Jerez que mira hacia la costa, la sierra o la campiña. Jerez camino de la bahía, de Medina y de Arcos. Jerez de la legendaria calle Sol, del viejo humilladero de los siete cuchillos, de Trinitarios, de Alcantarinos y de Dominicos, siempre los dominicos en la historia de la Hermandad de San Telmo. Ese Jerez recorrerá hoy la Virgen en procesión para, adentrándose en la Albarizuela, llegar hasta el corazón del viejo camino del cementerio judío, aquel sendero llamado siempre como la calle de los Bizcocheros, donde se alza la iglesia de San Pedro, la que hace ciento cuarenta años fué su refugio cuando un periodo revolucionario con dos gobiernos provisionales, la monarquía de Amadeo de Saboya y la primera república con sus cuatro presidentes en menos de un año, hizo cerrar todos los templos no parroquiales, obligando a las imágenes a emigrar al otro extremo del barrio, curiosamente a la iglesia auxiliar de un apóstol barquero, Simón Pedro.
         
          A Santo Domingo llegará la Virgen con el mismo mensaje de hace cientos de años ." Llevadme a Jerez, al convento de los Predicadores que quiero ser consuelo de la ciudad" y allí quedará, tras fundirse en la historia con el Señor de Cristina, el de la túnica morada, el de las devociones ancestrales pasadas de madre en madre, de estampa en estampa. La Virgen permanecerá toda la noche velando por los sin techos, por los de las noches en vela, por cuantos viven asumidos en la profunda oscuridad. Allí estará Ella en la puerta del reloj de sus hijos dominicos, marcando nuestros tiempos y recordando que en nuestro valle de lágrimas siempre hay una eterna consolación.
         
           (Artículo publicado en Información Jerez el 25 de octubre de 2008 con motivo del traslado de la Virgen del Valle al convento de Santo Domingo en los actos previos a su Coronación Canónica)
Grabado de la jerezana Virgen del Valle fechado en el siglo XIX
    

miércoles, 26 de octubre de 2011

ADAPTARSE A LOS TIEMPOS


           Una de las grandezas de las Hermandades y Cofradías es no solo haberse adaptado a los tiempos sino que, a pesar de todo el peso de siglos, la salvaguarda de tradiciones, el barroquismo imperante en casi todas sus manifestaciones y su singular forma de religiosidad popular, los tiempos, también, se han adaptado a ellas, respetando una idiosincrasia que le hace ser valoradas por el pueblo y por la Iglesia a la que, sin duda pertenecen y, más aún, en unos tiempos pocos propicios para la religión.
            Este tirón popular, con todas las virtudes y defectos, ha supuesto que las elecciones celebradas el pasado miércoles a la presidencia de la Unión de Hermandades hayan cobrado un protagonismo relevante en el panorama informativo local.

             La Unión de Hermandades es una institución que inició su andadura allá por 1938, pero que no fue fundada oficialmente hasta 1944, y que, desde entonces, bajo el amparo de la jerarquía eclesiástica, ha desarrolla una labor que tiene como pilares fundamentales la representación y la coordinación de las Hermandades cuando actúan conjuntamente. Durante todos estos años de existencia la Unión de hermandades ha ayudado a las propias hermandades a cumplir con sus objetivos, principalmente, a lo que es su fin principal, en el culto a Dios. No hay que olvidar que la Iglesia Católica, por su dimensión universal, está perfectamente estructurada en distintos organismos, movimientos y asociaciones que tienen la misión de atender parcelas concretas, (seminario, la vida consagrada, los grupos de catequistas, misiones, pastoral penitenciaria, de la salud, de patrimonio, comunidades neocatecumenales, Hermandades del Trabajo, Scout, Club Serra ,etc) y entre ellos dos grupos muy importante por los tiempos que nos ha tocado vivir, Cáritas y Manos Unidas que atienden la gran Acción Social de la Iglesia.

              Así y todo las hermandades, aun no siendo su fin principal, conscientes de su condición cristiana, nunca han abandonado la atención a los más necesitados. Siempre por medio de Cáritas y las numerosas Bolsas de Caridad. Así ha sido siempre y así seguirá, por mucho que cambie la forma de gestionar sus fondos y por mucho que se desconfíe del espíritu solidario que las ampara, tal como se ha manifestado estos días.     

             Los hermanos mayores mayoritariamente han apostado por un cambio para el organismo que representa y coordina a las cofradías, un cambio para enderezar lo que está torcido y potenciar la misión fundamental de su existencia, el culto a Dios y la fraternidad cofrade, y todo ello sin olvidar, lo que nunca en toda su rica historia ha desatendido, la ayuda al hermano, pero poniendo orden a lo que dictan las reglas.

             Un cambio de gestión y humano, que, desde la unidad, con mirada limpia y el horizonte claro, puede alcanzar grandes logros en unas instituciones que, como ha demostrado la historia, han sabido siempre estar a la altura tanto de lo que la Iglesia como de lo que la sociedad han esperado de ellas.

(Artículo publicado en Información Jerez - Viva Jerez el domingo 23 y el lunes 24 de octubre de 2011) 
Fotografía de los primeros años de la década de los ochenta del pasado siglo en la que podemos ver a la Unión de Hermandades de Jerez en la presidencia de la procesión del Santo Entierro.
        

lunes, 24 de octubre de 2011

VIDA Y OBRA DE UN ESCULTOR

Autorretrato

          El Palacio de Villavicencio del Alcázar de Jerez acoge hasta el 18 de febrero la interesante exposición Francisco Pinto Berraquero, vida y obra de un escultor.
         
           Francisco Pinto fue el gran genio de la escultura jerezana del siglo XX, completo artista que supo dominar perfectamente, por su formación y vocación, tanto la escultura, la imaginería, el dibujo como la pintura. A Paco Pinto lo conocí gracias a la amistad que tuvo con mi padre, mi padre le había comentado el apasionamiento que yo sentía por el mundo artístico y un día, allá por 1976 me llamó para que me acercara a su estudio de Diego Fernández Herrera, que quería que viera una imagen que acababa de tallar y estaba a punto de ser policromado por Manolo Prieto, era el Señor de la Misericordia  de la Cofradía de Santa Ana, recuerdo que quedé sorprendido, no sólo con esa imponente obra que se mostraba ante mí con toda la fuerza de la madera hecha arte, sino también, con cuantas piezas se distribuían por su taller, especialmente con una repreducción de pequeño tamaño del Señor del Prendimiento,una obra admirable.

           Posteriormente, Paco Pinto fue mi profesor de Historia del Arte y, como alumno suyo, pudo reafirmar no sólo su calidad artística sino, también, su excelente categoría humana. Era delicioso escuchar con la pasión que explicaba la historia del arte y especialmente cuando, dejando sus apuntes, se dedicaba a hablar de su experiencia personal, su gozo, su extremado placer, cuando, ante un trozo de madera, quitaba todo lo que para él sobraba y sacaba la maravilla que su genio había descubierto dentro.

            Si interesantes eran sus explicaciones, aún más atrayente era dialogar con él antes o después de las clases, pues era en esos momentos cuando sus alumnos podíamos descubrir plenamente su grandeza como artista y como persona.

            Confieso que mientras escribo estas letras sobre su memoria, tengo varios libros sobre la mesa, para poder escribir distintos artículos sobre su vida y su obra, pero creo que el mejor homenaje es su legado humano, esa humanidad que cautivaba a sus alumnos y que le hacía ganarse el interés por el arte y el respeto de todos.

            Desde la segunda mitad del XVI, donde se puede decir que Jerez de la Frontera contara con una importante labor escultórica para abastecer en buena medida la demanda religiosa, no ha habido un escultor jerezano tan reclamado dentro y fuera de nuestras fronteras como Paco Pinto.

             Un escultor de Jerez y establecido en Jerez con proyección internacional, del naturalismo a la abstracción, un reconocido imaginero de gran realismo y expresividad, un pintor que lo mismo dominaba el retrato que la potencia de la luz, un jerezano digno de ser artífice del paisaje urbano desde el gótico más puro de los pináculos de Santiago al movimiento más sugerente del monumento al arrumbador de la avenida de Europa.

             Paco Pinto el escultor, el imaginero, el pintor, el académico, el licenciado por Bellas Artes de Madrid, el subdirector de la Escuela de Arte de Jerez, el discípulo de Marco Pérez, Capuz y Vasallo y el profesor que enseñó a amar el arte a tantos jerezanos, supo hacer realidad aquello que diría Horacio de que una pintura es un poema sin palabras, o aquello otro de Max Ernst de que el arte nada tiene que ver con el gusto, porque no existe para que se pruebe.
             
              Paco Pinto, como Picasso, sabía distinguir perfectamente el pintor del artista, porque un pintor es un hombre que pinta lo que vende y un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta. Pinto, especialmente, al final de su rica trayectoria, vendía lo que hacía en su búsqueda de nuevas satisfacciones artísticas.

              Una vida y obra que podemos contemplar en esa exposición que estos días se muestra en el Alcázar, que es el primer gran reconocimiento de Jerez a su genio, al gran genio de la escultura jerezana del siglo XX, Francisco Pinto Berraquero, un prestigio de artista y de persona.

                  (Artículo publicado en Información Jerez el 27 de enero de 2007. La familia de Francisco Pinto acaba de anunciar su intención de donar su extensa obra a la ciudad de Jerez por medio de una fundación que lleve su nombre.)

Año 1953. Paco Pinto junto al pintor Manolo Romero ante una copia del Cristo de la Defensión


Año 1983. Pinto trabaja en el nuevo misterio de la Hermandad de la Exaltación de Jerez.










sábado, 22 de octubre de 2011

LAS HERMANITAS DE LOS POBRES


Jerez tiene una última posada en la calle Domecq, allí donde las Hermanitas de los Pobres viven consagradas a su propia santificación y a la atención espiritual y material de los ancianos.

La llegada de las Hermanitas de los Pobres a Jerez tuvo lugar, de forma oficial, el 10 de julio de 1875. Se instalaron en principio en una modesta casa alquilada, que se hallaba en el mismo entorno donde hoy se alza la nueva residencia de ancianos, en el entonces alejado, y casi perdido, sector de Vallesequillo. A los quince días de su establecimiento en nuestra ciudad ya tenían acogidos a 20 ancianos.

De inmediato el pueblo de Jerez equipó las instalaciones de todo lo necesario, levantándose la capilla al mes de la fundación, nuevos pabellones al año y, en años sucesivos, otras instalaciones, gracias a las numerosas aportaciones que las Hermanitas recibieron desde los más humildes, como el regalo de un borrico con todos sus aparejos, cargado de paja y cebada, hasta los terrenos continuos propiedad de don Pedro Domecq y una viña de don Pedro Víctor.

En 1881, seis años después de su venida a Jerez, el asilo acogía a 128 ancianos, lo que movió a las Hermanitas a la adquisición de otros terrenos para la construcción de nuevas salas. Uno de los grandes favorecedores de este loable instituto fue el ilustre jerezano don Miguel Primo de Rivera, que ayudó en muchísimas ocasiones a estas Hermanitas para que no les faltara la atención necesaria a nuestros mayores, realizando una labor encomiable que parece olvidarse cuando prevalecen los intereses políticos.

Muchos han sido los bienhechores de la residencia, muchos son los que han colaborado, y siguen colaborando, para que su labor no decaiga por falta de medios y. muchos son los jerezanos, que saben que en las Hermanitas de los Pobres tienen un tesoro, porque ellas viven disfrutando dando más que recibiendo.

En 1975 se cumplió el centenario de la llegada de las Hermanitas de los Pobres a Jerez y con tal motivo nuestro Ayuntamiento, haciendo justicia' histórica, dedicó una calle a la Madre fundadora Juana Jugán y le concedió la Medalla de Oro de la ciudad.

Pero los ancianos más desfavorecidos siguen llegando a la residencia cada vez, en mayor número, las Hermanitas han hecho una llamada porque se acercan los fríos y nuestros mayores necesitan calor humano y también ambiental por sus muchos años; tienen que mantener sus habitaciones caldeadas y eso supone un costo de 6.000 euros al mes, que se suman a los múltiples gastos del mantenimiento de la casa. A las Hermanitas no les llega el presupuesto y piden ayuda para calentar a los ancianos.

Parece mentira que en la sociedad de la tecnología en la que en cada casa hay todo tipo de aparatos, muchos de ellos innecesarios para vivir, (dos y tres televisores, ordenadores, aires acondicionados, móviles, vía digital, internet, impresoras, etc,) exista una casa tan grande como el corazón de los que la habitan que le falten los medios necesarios para darle calor a un anciano que, en muchos casos, está allí más por necesidad que por gusto.

Los ancianos de Jerez no pueden pasar frío y eso es un compromiso y una responsabilidad de todos, desde instituciones a particulares, y es obligación común porque cuando pasen los años y nos quedemos solos de nada nos servirá todo lo que tuvimos si nos falta el calor, ese calor que tanto se necesita cuando los fríos de la soledad van ocupando terrenos. Esa calefacción no se puede apagar ni en las habitaciones de la calle Domecq ni en el corazón de los jerezanos.

Las Hermanitas de los Pobres necesitan colaboración para seguir atendiendo a los mayores de Jerez, a esos mayores que son ellas su auténtica familia, porque son a quienes les dan el calor de su corazón y en nosotros está darle también el calor de nuestra generosidad.
(Artículo publicado en Información Jerez el 14 de octubre de 2006. Cinco años después el recuerdo para aquellas Hermanitas que finalmente tuvieron que abandonar su residencia jerezana por falta de recursos y vocaciones)

Entrañable momento de la visita de S. M. los Reyes Magos a la residencia de las Hermanitas de los Pobres de Jerez


Capilla de las Hermanitas de los Pobres cuando aún ocupaban la residencia las religiosas








jueves, 20 de octubre de 2011

SANGRE EN EL ALBERO


Cuenta la historia de la tauromaquia que corriendo el año 1922 y el día 7 del florido mes de mayo toreaba en Madrid el nuevo ídolo Manolo Granero, que a sus 20 años estaba considerado ya por la afición española como el número 1 de la torería, nada menos que el sucesor indiscutible de Joselito. El que iba camino de ser un virtuoso del violín, alumno aventajado del Conservatorio de Música de Valencia, y la providencia lo ungió con la gracia de un torero de raza, de época y de leyenda, premonitoriamente vestido de negro y oro, regaba aquella tarde con su sangre el albero de la primera plaza del mundo. Testigos -impotentes- de la tragedia fueron los diestros Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda. El suceso conmocionó a España entera. Dicen que después de triunfar en su primer toro, de Albaserrada, salió en quinto lugar 'Pocapena', del duque de Veragua, cárdeno y bragado, bien puesto y afilado de pitones, burriciego. Granero lo paró con templadas verónicas, y ya con la muleta en la mano se fue a los terrenos del toro, citándole demasiado cerrado, por lo que el animal se le arrancó vencido sobre el lado derecho, prefiriendo el lidiador quedarse quieto antes que corregir su posición. El avieso enemigo lo empitonó por el muslo derecho, suspendiéndole en vilo unos metros y arrojándole al suelo, «en donde -cuenta la 'Historia' narrada por 'ABC'-le tiró varios derrotes, uno de los cuales le estampó contra la barrera, cerca del estribo, y allí le volvió a cornear, con tan mala fortuna que uno de los derrotes le penetró un pitón por el ojo izquierdo, destrozándole la cabeza contra las tablas y causándole la muerte.

En Jerez hubo un torero llamado Manuel Lara Reyes y apodado “El Jerezano”, nacido en 1868. El 6 de octubre de 1912, en la mexicana plaza de Nopalapán, recibió de un toro de un golpe en el vientre falleciendo pocos días después. Era un torero inteligente, seguro y completo. Tuvo varias cornadas, una de ellas muy grave en el cuello.

La grave cogida que ha sufrido el diestro jerezano Juan José Padilla en la Plaza de Toros de Zaragoza y del que se han hecho eco todos los medios de comunicación estos días, ha traído a la memoria estos dos trágicos episodios de la historia del toreo, aunque, afortunadamente, el diestro jerezano ha corrido mejor suerte que sus antecesores y viene evolucionando favorablemente hasta el punto que, el equipo médico que le atiende en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, ha explicado que Padilla puede ser dado de alta en seis o siete días si continua evolucionando correctamente.

De nuevo la fiesta unida a la tragedia, de nuevo la sangre sobre el albero, de  nuevo la pregunta, tantas veces cuestionada, de si es necesario exponer la vida de las personas para que otros se diviertan. Escuché una vez una frase que me llamó poderosamente la atención  y que decía: “condenado está de muerte el pueblo que con sangre se divierte”.

Mi padre que fue un gran aficionado a la fiesta nacional, directivo de la peña “Rafael de Paula” y admirador del toreo clásico de Bienvenida, me transmitió, con sus comentarios taurinos cada vez que disfrutaba con un festejo, la admiración y la belleza que rodea todo el espectáculo de la fiesta nacional pero, por otro lado, nunca nos permitió, a sus hijos, que ni matáramos por diversión y menos aún que torturáramos a una mosca o una hormiga.

Por eso cuando la sangre se mezcla con el espectáculo y la diversión, me sigue surgiendo la pregunta ¿merece la pena?, unos me dirán que si y otros que no, la respuesta está en el tiempo. Mientras tanto alegrémonos de la evolución del diestro jerezano con aquellos versos de Celaya: “Frente al testuz del destino, salvemos un gesto indemne, y quebrando lo que embiste alegremos nuestra suerte”. 

(Artículo publicado en Información Jerez- Viva Jerez el pasado domingo 16 de octubre de 2011 y el lunes 17. Ayer Juan José Padilla recibió el alta de la clínica zaragozana)

Año 1922. Cogida de "Granero" en Madrid


Manuel Lara "El jerezano"
     

lunes, 17 de octubre de 2011

NARANJAS, UNA CALLE CON SABOR


Los frío no terminan de llegar, por estas tierras del sur cada vez se une más el verano con el invierno, para el sur se ve que no existen los términos medios, aquí pasamos directamente del bañador a los abrigos y de las cómodas y modernas chanclas a los calcetines gordos. El cambio climático es una realidad y si no que se lo pregunten a nuestros abuelos cuando a primeros de noviembre encendían las lamparitas de aceite en recuerdo de sus difuntos y acudían a las novenas de ánimas con abrigos de paño.

El frío tendrá que llegar, por el bien de los comerciantes, y con él el tiempo de las naranjas, las mismas que, con sabor agrio, invaden los árboles en esa época pre invernal y las mismas que dan nombre a una de las calles más elegantes y señoriales de Jerez. Esa misma calle que acaba de estar en obra y que, según comentan los propios vecinos, volverá a ser levantada en breve para sumarse a esa ola de peatonalizaciones.

La de Naranjas es una señorial calle del centro de Jerez cargada de historia, pues en la antigüedad, esta zona formaba parte de uno de los extremos del cementerio judío y debe su nombre, no a la popular fruta, sino a unas hijas de un tal Pedro Naranjo, que se destacaron por su vida caritativa y piadosa.

Naranjas es del centro de la ciudad y a su vez noble entrada para el barrio de San Pedro, por esa angostura de calle que lleva el nombre de aquellas Ánimas a la que daban culto una antigua hermandad establecida en la parroquia del apóstol.

Desde la noble casa donde naciera el ilustre jerezano Manuel Lora Tamayo hasta la blanca fachada del edificio que en tiempos habitó aquel destacado taurino llamado Ignacio Fernández, suegro del diestro Luis Parra “Jerezano” y dueño de la tienda El Istmo en la calle Bizcocheros frente a Morenos, la calle Naranjas es historia jerezana unida a familias y apellidos. En la acera, que empieza junto a Honda, los recuerdos de su emblemática tienda de tejidos La Casa Rosa con la imagen siempre presente de su canoso propietario, de Guerra, con su característica corpulencia; o Manolo Rosado digno heredero de aquel comercio señero de fiel clientela, cuentas en libretas antiguas y piezas de tela entre percheros, mostradores de madera y metros enganchados al cuello o en forma de palos. Más adelante la noble mansión que un día fuera de los Parada-Bohórquez y hoy residencia del doctor Lizaso. En el centro de la calle el hogar de los Quintana, donde doña Gabriela Barroso, rebosante de bondad y religiosidad, crió a su prole tomando como base los principios cristianos. La vivienda de los Iñigo; la de los Salas cargada de historia por el milagro de la Amargura; el rincón de los Besnier con los hermanos Fernando y Maruja, tan unida ella a la Acción Católica de San Pedro. La casa de los Lasaletta con el recuerdo de don Pedro y su labor en la abogacía. La pintoresca, nunca mejor dicho, vivienda del afamado y controvertido pintor Carlos González Ragel. La residencia de los Paz, con su sabor isabelino de artísticas yeserías en su casa-puerta y elegantes cierros, remembranzas de aquel prestigioso Hotel Jerez que aquí estuvo ubicado. La número 8 que en tiempo fuera de los Pérez de Azpillaga, antes del Conde Morphy y mucho antes bodega de los Cartujos; o la del Conde de Valdecañas con su ángel de la guarda presidiendo la escalera. Y de nuevo la casa natal de Lora Tamayo, con su imponente fachada de piedra y su patio con adornos neo-platerescos. Todo un conjunto de nobles casonas de transición entre el siglo XVIII y XIX, imágenes burguesas de una calle coqueta como ninguna y con las señas de identidad del Jerez de los antiguos esplendores.

La calle Naranjas jerezana, aunque sin árboles frutales, está llena del sabor de ese Jerez con empaque digno de paladear, de gusto por las cosas bien hechas, del tacto por la exquisitez, del olor a incienso y de los sones de Amargura en tarde gloriosa de Miércoles Santo. Una calle para vivirla con los cinco sentidos.
(Artículo publicado en Información Jerez el 25 de noviembre de 2006, y que nos viene a decir que hace cinco años, a finales de noviembre, aún disfrutabamos del  otoño vereniego de estos días)

Carlos González Ragel, pintor famoso por sus esqueletomaquias que vivió varios años en la calle Naranjas.


Excmo. Sr. D. Manuel Lora Tamayo.
Ministro de Educación y Ciencias e ilustre profesor que nació en esta calle.



El doctor Francisco Paz Genero, recordado jerezano muy implicado en la vida de la ciudad que tuvo consulta en la calle Naranjas 10

sábado, 15 de octubre de 2011

PREPARANDO LA VISITA REAL



Nuestro Ayuntamiento anda ya preparando la visita real del próximo mes de enero, en esta ocasión no se trata de los reyes de España, ni de ningún otro país monárquico, se trata de los reyes de Oriente, majestades que se acercan a nuestra ciudad por Navidad cargados de regalos para chicos y mayores.

Pues bien, hace unos días, la Junta de Gobierno Local reconoció una obligación de pago de 13.000 euros relativa a varios conceptos de la cabalgata real del pasado año, cuya organización fue sacada a concurso por el Ayuntamiento. Para este año el gobierno local destinará unos 50.000 euros frente a los 360.000 que se emplearon en la cabalgata del pasado 2010.

Todo esto ha traído consigo, incluso, la necesaria colaboración de los representantes reales, con el fin de que no recaiga solo en la maltrecha tesorería municipal los costos de esta anual recepción a los Reyes Magos.

Hay fórmulas para ello, incluso a 100 kilómetros, es una institución de renombre en la capital hispalense, como es el Ateneo sevillano, la que afronta los costes de la cabalgata real, gastos que se cubren también con distintas aportaciones de cuantos integran el cortejo, en especial por parte los representantes de los monarcas. Quizás sea el momento de buscar mecanismos, no solo con particulares sino también con grandes empresas o instituciones públicas o privadas, para que afronten con éxito la noble tarea de hacer feliz a toda una ciudad, pequeños y mayores, en la noche mágica del 5 de enero.

Está claro que a unos reyes tan queridos por todos como los Magos de Oriente, hay que recibirlos como Dios manda y tal como los jerezanos, en especial los más pequeños, esperan. Por lo tanto, es necesario buscar esos fondos económicos para que el recibimiento que le realice la ciudad esté a la altura de tan ilustre visita.

Los Reyes Magos llegarán de la mano de sus representantes y estos, por encima de sexo, de la labor que hayan realizado en la ciudad, de compromisos políticos o sociales, incluso de su poder económico, lo que deben hacer es identificarse por completo con ellos y representarlos perfectamente. Este debe ser el objetivo principal a la hora de su designación. Como objetivo principal es también procurar que nada ni nadie enturbie la magia y la realidad del momento. Unos reyes cuando nos vistan necesitan un lugar adecuado para hospedarse y descansar, tal como se hizo hace unos años, pernoctando en lugar tan apropiado como el alcázar jerezano; no necesitan público maquillaje para ponerse sus atuendos reales puestos que este es un acto absolutamente privado, deben saludar desde su estancias al pueblo que espera ansioso su llegada, deben contar con una recepción oficial por parte de las autoridades pero no con una coronación ni con un  nombramiento, puesto que si son reyes ya están coronados y sus nombres no son otros que Melchor, Gaspar y Baltasar y, por último, no es de recibo que después de pasearse triunfalmente en trono por la ciudad de monten, al mogollón, en un autobús para visitar a enfermos e impedidos. Los niños son pequeños pero no tontos, ven la tele, escuchan la radio y leen la prensa, y, al igual que los mayores, hay cosas que no entienden. La magia de la visita hay que mantenerla siempre.           

                Jerez espera una auténtica visita real para el 5 de enero, unos reyes que vienen de verdad a Jerez cargados de esperanza y de ilusión, ya es hora que nos demos cuenta de que esto es así, que hay cosa que no cambia aunque pase el tiempo y esta vista real es afortunadamente una de ellas.
                    (Artículo publicado en Jerez Información- Viva Jerez el domingo 9 y el lunes 10 de octubre de 2011)

Foto retrospectiva de los Reyes de Oriente, con sus coronas en mano, llegando al Consistorio jerezano
                       

jueves, 13 de octubre de 2011

DOS PADRES

          
            A LA MEMORIA DE MI PADRE, EN LA FESTIVIDAD DE SAN EDUARDO REY

De bien nacido, es ser agradecido, por ello desde mi doble condición de hermano mayor, hermano mayor de una familia, mi familia" que acaba de perder a su padre y de una familia la que formamos todos los cofrades de Loreto, que acabamos de perder a nuestro padre espiritual, quiero desde estas líneas dejar patente el más sincero de los agradecimientos a cuantos nos han manifestado sus condolencias por tan irreparables pérdidas, pero una especial gratitud, a ellos, a quienes nos dejaron tras una vida de dedicación a su familia, por un lado, y al apostolado por otro.

Para cualquier persona las enseñanzas de su familia marca su futuro, pero si además, estas se basan en valores cristianos del respeto, la educación, el amor entre hermanos, y cuantas otros nos inculcaron nuestros mayores, padres, abuelos y educadores en la fe, las bases para una auténtica formación en valores está asegurada y si a todo ello se le une ese carácter de fraternidad y religiosidad que desde siempre ha caracterizada a aquel que, se define par condición, por testimonio y por vocación, como cofrade, se puede decir que es muy difícil que alguien con estos principios caiga en caminos equivocados.

No considero hacer un recuerdo de cuanto en Io personal han significado estos dos padres, pero sí creo necesario dejar para la historia la faceta cofrade.

Mi padre, Eduardo Velo Cardoso, nació, en una familia cristiana y profundamente devota de la Virgen del Carmen pero sin vinculación cofrade, aunque el primo Pepe, José Velo Fernández de Córdoba había participado activamente en la creación de la Hermandad de la Yedra. Sus comienzos cofrades fueron con tan solo seis años cuando vistió la túnica de la Hermandad del que siempre seria su barrio, la de la Coronación. Posteriormente, en su juventud se sintió atraído por la belleza y espectacularidad de la Hermandad de la Soledad, ingresando en sus filas de la mano de su buen amigo y entonces Hermano Mayor Manuel Bohórquez Vegazo, viviendo momentos importantes para la Hermandad como el estreno del impresionante misterio del Sagrado Descendimiento. Sin vestir la túnica nazarena nunca faltaba, en aquella época, a las recogida de la Soledad, incluso ya de casado, tras la entrada de Loreto, nos dejaba en casa, para poder disfrutar de aquellas históricas recogidas.

Quiso la Divina Providencia que un Miércoles Santo, en plena calle Larga y tras dejar pasar el palio del Desamparo, en la acera de enfrente, conociera a la que sería su mujer y la madre de sus cuatro hijos, y quiso, también la Divina Providencia, que aquella mujer, devota de Jesús Nazareno, a cuyos pies depositó su ramo de novia, llevara sentimiento cofrade por sus venas, con noches de madrugada santa, cargadas de túnicas de negro ruán, y con miradas de su padre, mi abuelo, Diego García Rendón, tras el soberbio Simpecado que bordara Carrasquilla para esa loable Hermandad del Santo Crucifijo. Un Crucifijo que llenaba de espiritualidad aquel domicilio de la calle Gaitán que tanto tuvo que frecuentar en sus noches de ronda.

Y portó túnica morada cuando su celo paternal le obligaba a proteger a aquellos niños suyos que por primera vez vestían el hábito nazareno de una Hermandad de Loreto que es parte inquebrantable de la familia. Y vivió cultos, comidas de Hermandad, ofrenda de flores, penas y alegrías, siempre acompañando a mi madre en su desmedido amor por la Reina de San Pedro.

Hoy cuando sus hijos, en su afán de servicio, están o han ocupado cargos de responsabilidad en las Hermandades, de los cuatro  hermanos tres tenemos o hemos tenido el alto honor de ser Hermano Mayor a Teniente Hermano Mayor, cuando todo este servicio no nace de la nada sino de unas enseñanzas y de unos principios heredados, cuando hoy recibirnos tantas condolencias del mundo cofrade es porque€ hubo unos artífices, que hicieron posible que en la familia cristiana naciera esa vocación cofrade que tan necesaria es para mantener nuestra peculiar honra a Dios.

Y otra familia con vocación de servicio, €es la de nuestro recién fallecido D. Fernando Rueda, dos sacerdotes y una religiosa y el resto buenos hermanos, con la importante labor de Miguel al frente de la Hermandad de Donantes de Sangre.

D. Fernando fue el auténtico Director Espiritual padre, que intenta contentar a todos, que no ve a su familia perfecta mientras existan disgustos, que no quiere que se pierda la autoridad para no caer en el descontrol, que deseaba que todos estuviesen en casa, en la Parroquia, como si cada uno no tuviesen sus obligaciones. Don Femando fue nuestro Director Espiritual que lo mismo nos defendía ante quien fuera cuando había que asumir retos importantes, que nos reprimía públicamente en el más mínimo rebrote de enfados. Don Fernando, como buen padre, siempre ponía a la Madre, con mayúsculas, por delante, siempre fue un defensor a ultranza de la mujer, quería niñas monaguillas, acólitas y hasta deseaba ver una mujer de Hermano Mayor, sacerdote de estampa clásica pero moderno para la liturgia y hasta para las normas de la iglesia, nuestra Hermandad sabe de niños bautizadas sin estar sus padres casados y convivencias de parejas bendecidas por él sin el vínculo del sacramento, porque él sabía que la base de todo era el amor, consideraba a 1os niños de la Hermandad como si fueran sus nietos y no consentía que nadie los bautizara como no fuera él. No consideró el cincuentenario completo sin un día de conversión y caridad fraterna. Quiso la cruz frente a él en cada misa y a Ia Virgen de Loreto en el mejor lugar del templo para venerarla en cada Eucaristía. Loreto, le dejó marcado, y siempre la mentaba en sus homilías.

Nuestro Director Espiritual D. Femando Rueda era un cofrade convencido, sus primeras palabras al llegar a San Pedro fueron "si aquí no existiese una Hermandad habría que fundarla" y, como ya la había, creó la Archicofradía del Sagrado Corazón, donando la imagen mariana titular. Don Fernando fue Director Espiritual hasta su final en la tierra y a las plantas de María de Loreto nos dijo adiós.

Sirvan estas palabras para testimoniar el recuerdo de dos cofrades padres y cristianos que, con sus legados, pusieron todo de su parte para que el grano cayera en tierra fértil y, también, como signo de gratitud a cuantos desde todos los ámbitos de la ciudad se han unido al dolor de mi familia y de toda la familia lauretana por tan sensibles pérdidas.
 (Mi padre falleció el 23 de enero de 2005,a los 74 años de edad, el 31 del mismo mes,con la misma edad,, moría el sacerdote D. Fernando Rueda. Pocos días después salió publicado este artículo en el suplemento "Cofrade" de Información Jerez)

Muy Ilustre Sr. Rvdo.P. D. Fernando Rueda Cantarero
(1930 - 2005)
Canónico Penitenciario de la catedral jerezana, en su larga vida sacerdotal ejerció como párroco en las Viñas, San Juan de Ávila y San Pedro 


martes, 11 de octubre de 2011

JEREZ Y EL PILAR




             En las vísperas de la festividad del Pilar nos encontramos, en esa fiesta conocida siempre como la de la Patrona de la Hispanidad y en tiempos no muy lejanos como el día de la raza, aunque eso de raza suene ya a película demasiado patriótica. Mañana celebramos en todo el territorio nacional el día de la Virgen del Pilar aquella que, según cuenta la tradición, se le apareció en Zaragoza al apóstol Santiago allá por el año 40 y que, desde entonces es centro de devociones marianas no sólo de España sino de todo el mundo.
              La primera iglesia que se levantó en honor de la Virgen del Pilar cuentan que fue el propio apóstol el que, ayudado por los ocho discípulos que había convertido al cristianismo, edificó un templo de ocho pasos de ancho por dieciséis de largo. Sucesivamente el templo fue ensanchado y embellecido, la primera ampliación del primitivo templo se efectuó antes del siglo III y la trasformación más importante de todas la que emprendió Francisco de Herrera a principios del siglo XVIII a instancias del rey Carlos II. Un templo que fue solemnemente dedicado un 11 de octubre de 1718 y que hoy es emblema de Zaragoza y uno de los más grandiosos y hermosos del mundo, centro de múltiples peregrinaciones.

                Desde hace más de cuatrocientos años se conoce la devoción a la Virgen del Pilar en Jerez. En los terrenos frente a la puerta del campo del Alcázar jerezano existió un hospital bajo la denominación del Pilar y sobre cuyos terrenos, tras su extinción, se levantó en 1624 el antiguo convento de San Agustín, el mismo que posteriormente sirvió como casa cuartel de la Guardia Civil, un cuerpo que tiene, precisamente, como patrona a la Virgen del Pilar, cuya imagen presidió, durante años, el monumental claustro principal que hoy aún espera su total restauración. EI destino permitió que la Virgen del Pilar, que dio nombre a aquel primitivo hospital, volviera a ser venerada en el mismo lugar muchos años después. De aquel viejo hospital permanece el recuerdo en la iglesia de San Miguel, en una pequeña imagen de la Virgen del Pilar probablemente del siglo XVI y procedente de aquel hospital cercano al que le dio nombre durante años.

              También en la parroquia de San Pedro se conserva una representación de la PiIarica que presidía cada 12 de octubre los solemnes actos religiosos que le dedicaban el personal de Correos de quien también la Virgen del Pilar es patrona. Pero quizás quienes más han contribuido a propagar la devoción a la Madre del Pilar, y no sólo en nuestra ciudad, hayan sido los Marianistas, sobre todo desde que en 1953 se empezara a proyectar la austera monumentalidad del colegio de El Pilar, en los antiguos terrenos de Santa Fe, una obra arquitectónica de Fernando de la Cuadra en colaboración con J. Pérez de la Mata, que ha consolidado y ha dado fama el nombre del Pilar en toda la ciudad.

                 Jerez, durante siglos, ha recogido para sí todas las devociones marianas del mundo y la del Pilar no podía ser menos. Como escribió el ilustre Sardá y Salvatony, "así como diecinueve siglos han corrido al pie de ese Pilar, ora mansos, ora borrascosos, como las aguas ora suaves, ora embravecidas del río Ebro que lame los muros del santo templo, así también se estrellarán contra la santa Columna todas las tempestades del porvenir" y como dejó dicho el Deán Florencio Jardial: "La imagen de Ia Virgen del Pilar es la herencia de un pasado glorioso, unido a ella por los lazos de una devoción nunca enturbiada; esa imagen es el testimonio viviente de cómo un pueblo se abraza a la cruz por la firmeza de sus creencias; esa imagen representa para Zaragoza, para Aragón, para España entera, la fuerza indestructible de su fe religiosa".

(Artículo publicado en Información Jerez el 11 de octubre de 2008)

En los terrenos frente a la puerta del campo del Alcázar jerezano existió un hospital bajo la denominación del Pilar y sobre cuyos terrenos, tras su extinción, se levantó en 1624 el antiguo convento de San Agustín. En la foto el convento agustino cuando aún conservaba el templo anexo.


 Virgen del Pilar que se venera en su capilla propia del templo de San Miguel y procedente del cercano y desaparecido hospital al que le dio nombre.


Colegio Nuestra Señora del Pilar de P.P. Marianista, ubicado en los antiguos terrenos de Santa Fe. La foto corresponde a sus primeros años de funcionamiento en los años sesenta del pasado siglo. 








domingo, 9 de octubre de 2011

SAN DIONISIO NO LEVANTA CABEZA


Era sábado, final de campaña para las elecciones al Parlamento nacional, en la capital hispalense coincidían, a la misma hora, tres actos importantes, en el parque de los Príncipes, mitin de José María Aznar; en la plaza de Armas, Felipe González; y en la puerta de Palos de la Catedral sevillana la salida extraordinaria de la Virgen de la Paz, de la Hermandad del Porvenir, conmemorativa de sus bodas de oro fundacionales, Según estimaciones oficiales unas cien mil personas se concentraron en el parque de los Príncipes, otras tantas en la plaza de Armas y unas trescientas mil, más del doble, en la plaza del Triunfo para ver salir a la Virgen blanca de la Paz en procesión gloriosa. Antonio Burgos desde su recuadro de ABC, lo dejó bien claro "En Andalucía quien tiene auténtico poder de convocatoria es un tambor y un paso de palio".

El lunes, Jerez celebra la festividad de su patrón San Dionisio, el de Francia no el de Atenas como se creyó desde siempre, con el fundamento de que ambos eran el mismo. El patrón de Jerez es San Dionisio, patrono de Francia, primer obispo de París y apóstol de los galos, por algo tan simple como la coincidencia de ser su festividad el mismo día que se reconquista la ciudad al cristianismo. Aquí no existen innumerables rogativas, ni afamados milagros, ni devoción popular, ni siquiera se prodiga su nombre entre los jerezanos, por eso San Dionisio pasa sin pena ni gloria, como una festividad más civil que religiosa, porque para colmo no se podría sacar ni en procesión, algo que daría auténtico sabor religioso y popular a cada 9 de octubre, porque el santo que aquí se representa, con cabeza en mano, no es nuestro patrón, es el obispo de Atenas.

La festividad del patrón de los jerezanos, sigue sin levantar cabeza por muchos inventos que se hagan, ni aquellas verbenas de San Dionisio tuvieron continuidad, ni esa procesión cívico-religiosa que jamás tuvo tirón popular ni ese día de Jerez parece cuajar porque, según se cree, tributar a Jerez ese día no es suficiente y hay que dedicárselo, también, a otra localidad.

El recordado sacerdote Bellido, el barato no el caro, como él decía, lo afirmaba una y otra vez con su característico ingenio: "San Dionisio no es un templo mudéjar, es un templo “mu dejao”. Lo mismo ocurre con su festividad que se salvaría, popularmente, con una procesión con el santo patrón, que culminara toda esa serie de actos que vienen intentando potenciar esta festividad más conmemorativa que patronal.

A San Dionisio le falta una procesión y la apertura de su templo por cuanto significa, por su arte y por su emplazamiento, para la actividad turística y religiosa de la ciudad, y le falta que Occidente, incluyendo Jerez, se sienta orgulloso de su historia, que dejemos tranquila a la era andalusí, para recrearnos con cuantos valores ha aportado la era cristiana para nuestra ciudad. Celebrar la incorporación a los dominios cristianos de nuestra ciudad tiene su fundamento, porque Jerez es lo que es, principalmente, porque su historia se ha ido forjando con una cultura cristiana; su conjunto monumental y artístico, es mayoritariamente religioso, la fundación de hospitales, la recogida de cadáveres, la creación de escuelas, la intelectualidad monástica, los centros asistenciales para personas mayores, niños huérfanos y descarriados, los pobres atendidos en parroquias, y hasta sus afamados cantes y sus caballos tienen un peso en el cristianismo.

Se podrá estar de acuerdo o no con la reconquista, pero lo que nadie podrá discutir es que Jerez lo se haya beneficiado de aquella decisión de un Rey Alfonso, de incorporar, hace más de siete siglos, Jerez a los dominios cristianos. Este rey si de algo pudiese presumir era de sabio porque el lugar que él ocupó más que con las armas lo hizo con sabiduría de futuro. Viendo el panorama actual, que el lector busque y compare, y que luego saque sus propias conclusiones. Yo, mientras tanto, me quedo con la paz, aunque sólo sea en la lejanía de la puerta de Palos entre inciensos y música procesional.
(Artículo publicado en Información Jerez el 7 de octubre de 2006. Cinco años después, la reapertura del templo de San Dionisio es ya una realidad pero su fiesta sigue buscando su cauce)
Año 1957. Toma de posesión del recordado sacerdote Don Luis Bellido Salguero como párroco de San Dionisio de Jerez.



viernes, 7 de octubre de 2011

LAS ESCLAVAS, 125 AÑOS EN JEREZ


En el presente año de 2008 se cumple el 125 aniversario de la llegada a Jerez de las religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, fue la tercera fundación de este instituto. Una congregación fundada por Rafaela Porras Ayllón, conocida en religión por el nombre de madre Rafaela María del Sagrado Corazón, en 1877, siendo aprobada, oficialmente por el Papa León XIII el 29 de enero de 1887. La madre Rafaela María, que murió en Roma el 6 de enero de 1925, fue beatificada en 1952 y canonizada en 1977.

El 8 de enero de 1883, las Esclavas, llegaron a Jerez, los primeros pasos para esta fundación jerezana fueron dados por la madre María del Pilar hermana carnal y colaboradora directa de la madre fundadora, que vino en compañía de la madre María de Santa Teresa a Jerez. La primera comunidad se estableció en una pobre vivienda al final de la calle Porvenir, habitada hasta entonces por dos maestras seglares, encargadas de la enseñanza de un grupo de niños pobres, en su mayoría provenientes del barrio de la Yedra, pasados unos meses se trasladan a una casa mucho más amplia situada en la calle Medina, que tenia adosada a su espalda la iglesia de la Trinidad, regentada hasta la desamortización de Mendizábal de 1835 por los padres Trinitarios. La madre fundadora visitó esta casa del 9 al 17 de julio de 1883. Con el paso de los años las Esclavas adquirieron nuevas casas colindantes, entre las cuales se encontraba un inmueble de los hermanos Díaz donde tenían bodegas.

Más tarde, las Esclavas pasaron a disponer de la Iglesia de la Trinidad que conserva todavía algunas imágenes y pinturas heredadas de los hijos de San Juan de Mata, entre los cuales se veneran históricas tallas como la Virgen del Buen Suceso, copatrona de Jerez, imagen del siglo XVI, atribuida a Roque Balduque, procedente del convento trinitario de Sevilla, de donde fue traída en 1634, un Crucificado de Cristóbal Pérez de 1683 y el Señor de la Humildad y Paciencia, atribuido a Francisco de Villegas y titular de la antigua Hermandad de San Antón.

Pero, sin lugar a dudas el centro de las oraciones y de las devociones de este templo es el Santísimo que diariamente se expone a la adoración de los fieles y de las religiosas Esclavas que Io custodian como el mayor de sus tesoros. Otros de los tesoros de esta congregación son los miles de alumnos y alumnas que han pasado, en estos 125 años, por sus aulas, bien en la educación de niños y jóvenes o bien en la convivencia de toda la comunidad educativa, y en el recuerdo quedan todas aquellas religiosas que desde la madre María del Pilar han continuado la labor docente y de servicio a la sociedad jerezana; nombres como la madre María del Salvador o madre María del Carmen, primeras postulantes jerezanas que ingresaron en el instituto de las Esclavas hasta las distintas superioras, que supieron mantener viva la llama del culto a la Eucaristía, el apostolado y las actividades más propias como la enseñanza y las misiones.

Las Esclavas son un ejemplo, claro y evidente, de entrega constante a una ciudad que le acogió hace ya I25 años y que le agradeció su loable trayectoria con la dedicación de la calle adyacente al colegio a la madre fundadora. Las Esclavas son parte de esa iglesia, de la que no se habla porque no interesa, porque no ofrece votos, porque no crea polémica, porque no vende en esta sociedad en la que predomina Io efímero, lo completamente intrascendente. Cuando los gobernantes pasan y pasan hasta los sistemas políticos, existen, instituciones como esta de las Esclavas, que se mantienen más de un siglo con los mismos objetivos, porque sus fines son importantes, porque sus principios les engrandece, y sus metas están siempre en el servicio, sin condiciones, a los demás y a la Iglesia.

Las Esclavas son esa Iglesia sin grandes titulares pero con grandes títulos, porque su corazón es tan grande como ese Jesús al que sirven, porque su título de Esclavas lo dice todo en un mundo dominado por las ansias de poder a costa de lo que sea y de quien sea. Las Esclavas celebran sus 125 años de su llegada a Jerez y Jerez, también, debe celebrar los 125 años ininterrumpidos de servicio a esta ciudad.

Son tiempos difíciles para las congregaciones religiosas pero cuando los fines son nobles las obras se perpetuán en el tiempo, y la labor de las Hijas de Santa Rafaela María así Io han demostrado durante estos 125 años de entrega y de generosidad. Que Dios se lo pague.
(Artículo publicado en Información Jerez el 9 de febrero de 2008. El colegio de las Esclavas acaba de ser noticia porque la epidemia del picudo rojo ha obligado a decir adiós a la "alumna más veterana del centro", la vieja palmera del patio)
El compás del antiguo convento de la Trinidad es uno de esos rincones jerezanos cargados de encanto que no han variado con el paso del tiempo.



Foto del ayer de una de las clases del colegio









miércoles, 5 de octubre de 2011

DON ÁLVARO





EN EL SEXTO ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO

               Genio, figura y solera, un arte que no se da en cualquier parte y sí en Jerez de la Frontera. Estos versos sirvieron para definir la personalidad y el duende torero de Rafael de Paula y son los mismos que vienen a la memoria cuando el Jerez intramuros, el que se esconda en los anales históricos de esta tierra noble y centenaria, se siente ausente ante la retirada de los ruedos de la vida de un caballero cabal don Álvaro Domecq y Diez.

Si Jerez no se escribiese con letras sino con estampas ilustradas habría que elegir la imagen de un Álvaro Domecq montado a caballo, llámese Espléndida o Cartucho, pero siempre a caballo, como un centauro hecho elegancia y jerezanía.

La figura de don Álvaro Domecq es la misma figura de Jerez, si Jerez no fuese un nombre sino artística escultura... Los pinceles de Jerez son aquellos que se funden entre un ayer y un hoy de una ciudad marcada por la impronta de personajes ilustres que hicieron, como don Álvaro Domecq, de Jerez un sueño en vida.

Hoy las banderas municipales ondean a duelo por un Alcalde Honorario, que nunca tuvo vergüenza de pronunciar la palabra Dios, cuando era conveniente y cuando no lo era tanto, un Alcalde que entró en política no para enfrentarse a nadie, ni para cargarse las alforjas, sino para crear patronatos y hacer más de 15.000 viviendas, trasformar los hospicios en escuelas laborales, quitar las casas de peones camineros y formar grupos organizados con el mismo fin, y fundar centros como el Oratorio Festivo.

Visten de luto las banderas provinciales ante la partida de un hombre que se desvivió por la provincia y por las escuelas desde su puesto de Presidente de la Diputación, visitando y conociendo cada uno de sus problemas.

Cuelgan crespones negros los tendidos de España en recuerdo del caballero jerezano que cambió el rejoneo, trayendo a la suerte la doma, el arte a la temeridad, el toreo a caballo, el rejoneo de poder a poder. Que creó ganadería casi de la nada innovando dentro de la escuela maestra de su padre.

Podríamos seguir contemplando la cara del luto en tantos estamentos jerezanos en que don Avaro dejó huella, caballero jerezano pero sobre todo hombre de fe. Aún recuerdo las impresionantes palabras de su hija Fabiola, en una revista, ante la pérdida de sus cuatro niñas, fue un reportaje que esta mujer, devota de la Virgen del Rocío y de Loreto de la que fue su Camarera, demostró la importancia de la fe en Dios para afrontar tan duros momentos, bendita sea la rama que del tronco sale.

Jerez se ha quedado huérfano de don Álvaro Domecq, la clásica estampa del señorío jerezano se ha ido con él, y él no echará de menos sus méritos en la tierra, ni la Gran Cruz de la Beneficencia, ni la Gran Cruz del Mérito Civil, ni la Gran Cruz de Isabel la Católica, ni la Cruz del Mérito del Águila Alemana, ni la Cruz de Guerra, ni la Cruz Roja al Mérito militar, ni la Cruz de honor y Mérito de Juan Pablo Duarte, ni la Cruz de honor y Mérito de la orden de Trujillo, ni las medallas de oro al mérito penitenciario, la militar colectiva, la de Barbate, la de la provincia… , porque le espera otra cruz, la que él soñó siempre, la que le aguarda allí donde cinco macetas de flores, en un solo paquete, esperan al abuelo, donde una chiquilla galopa aI ritmo de Espléndida, donde el recuerdo de la abuela vela por sus hijos y nietas, donde la tierra jerezana se hace eternidad, donde don Álvaro Domecq va a realizar su última faena, como los buenos toreros saben hacerla, sin prisa, con temple y con empaque de caballero andaluz, con la misma sabiduría que Jerez se hizo categoría en la figura de don Álvaro Domecq. El Señor de los Alburejos se ha despedido de su tierra, con el arte y la clase de las míticas faenas del toreo, despacito, despacito, despacito.
(Artículo publicado en Información Jerez el sábado 8 de octubre de 2005, tres días después de la muerte del caballero jerezano Álvaro Domecq y Díez)

Álvaro Domecq y Diez con su hijo Alvarito el día que le fue entregada la Gran Cruz de la Beneficencia



La Avenida Álvaro Domecq en una perspectiva aérea del ayer, donde podemos ver el antiguo cementerio de Santo Domingo y el desaparecido estadio de fútbol.