martes, 13 de diciembre de 2011

PON EL NACIMIENTO


Esta Navidad, pon el Nacimiento, con esta llamada los belenistas de esta tierra llevan muchos años intentando que no se pierda la entrañable tradición de colocar el Belén, nuestro popular Nacimiento, en los hogares jerezanos.

La documentación belenista nos indica que el Nacimiento, como interpretación plástica, tiene origen franciscano y se remonta a los comienzos del siglo XIII, cuando San Francisco de Asís copia al natural la cueva de Belén, en un lugar cercano al pueblo llamado Greccio, en el valle italiano de Rieti. En el siglo XVI el belenismo alcanza todo su esplendor, extendiéndose por todos los rincones de España.

Jerez guarda una excelente tradición belenista que se nos pierde en la memoria, raro es el jerezano que no recuerde con nostalgia, los nacimientos montados en su infancia, la mayoría con figuritas de barro, aserrín, cortezas de corchos, río de cristal y cielo de papel decorado; aquel montaje era uno de los instantes más esperados de todo el año, achicando la casa hasta límites insospechados, llenando todos los muebles del polvo que soltaba el aserrín, condenando alguna mesa o rincón durante varias semanas y aprovechando, además, como trastero los bajos del Nacimiento para meter todos los tiestos que estorbaban por la casa.

Poner el Nacimiento es algo mágico, por cuanta ilusión contiene y a su vez por su carga de creatividad y belleza, reproduciendo el sencillo y glorioso acto del más grande amor de Dios a los hombres, su nacimiento en carne mortal.

Pon el Nacimiento, porque en este mundo de palabrerías no hay una escena que pueda decir tanto.

            Pon el Nacimiento, porque tus hijos y nietos, merecen vivir ese momento único que tú ya viviste, de ir creando vida en torno a tan histórico acontecimiento.

Pon el Nacimiento, para que tu casa se llene de Navidad, de fundamento festivo, de alegría por algo que sí tiene sentido.

Pon el Nacimiento, y por unas horas, olvídate de la telebasura para recrearte en lo que seas capaz de montar, agudizando y desarrollando tu imaginación.

Pon el Nacimiento, para que tus hijos lo sigan poniendo, para que no se pierda la tradición y para evitar adornos que ni por historia ni por tradición nos pertenecen.

Pon el Nacimiento, aunque sea encima del televisor pero ponlo, porque la Navidad es el Nacimiento y lo demás no se justifica por sí solo.

Pon el Nacimiento, porque Jerez lleva siglos poniéndolo lo puso en la fachada de la Catedral, en el retablo mayor de San Miguel, de San Marcos y de las Reparadoras, en la primera capilla de la Basílica del Carmen, en el altar del Rosario de Santo Domingo, en varios cuadros de la Cartuja, en toda la maravilla que encierra Capuchinos, en vidrieras, en respiraderos de pasos de palio, en pasos de misterio, en bordados de faldones y mantos de dolorosas, en sus casas de vecinos y en señeras entidades.

Pon el Nacimiento para que Jerez no pierda su liderazgo belenista, un liderazgo ganado a pulso, alcanzado a nivel mundial gracias a la asociación y a ese arte que brota por las cinco letras de la palabra Jerez.

Pon el Nacimiento y ten en cuenta que todo es una recreación, que todo es historia, aunque, en muchas ocasiones, como ocurriera con aquel Belén que montara Lete en la Alameda vieja, un hito en la historia local, deseemos hacernos diminutos y andar por sus calles y caminos, pero sólo podremos introducirnos en aquel sugestivo mundo con la imaginación, recreándonos con la vista. Como en la vida real todo es de materia, como las casas, el paisaje y las figuras, de papel por lo poco que duran, de barro por cómo se deforman, de madera tallada por cómo se amoldan a las circunstancias, pero el mensaje del Niño que está en el portal, ese sí que es de veras, ese sí es de verdad.
 (Artículo publicado en Información Jerez el 16 de diciembre de 2006. El próximo jueves se abre al público el Museo del Belén jerezano)

Gran Belén de tamaño natural instalado, hace unos años, por el recordado Lete en la Alameda Vieja.








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