domingo, 26 de febrero de 2012

EL REY Y LA SALIDA DE SAN MIGUEL

         

           DEDICADO A LOS COFRADES DEL SANTO CRUCIFIJO QUE HOY EXPONEN A LA VIRGEN DE LA ENCARNACIÓN EN BESAMANOS.

          "La noche del Jueves Santo, con veinte siglos cargada,en San Miguel suena el llanto de una doble campanada. Como a un conjuro callado se abre la gigante puerta y en ese conjuro ha quedado la plaza en silencio yerta. Una figura adelanta - túnica y negro capuz - va entre lumbres y levanta en las manos una cruz. Le siguen  las largas filas de rígidos penitentes; sólo se ven las pupilas , hieréticos y silentes. Avanzan de dos en dos - pardo cirio , negra cara, - penitentes como los que viera Miguel de Mañara. Luego un preludio de luz que es como un presentimiento....¡y el infinito momento de nuestro Dios en la cruz!. De repente aquella quieta muchedumbre se estremece y su silencio florece en la flor de una saeta. Saeta que es golondrina volando de un pecho bueno para arrancar una espina de la sien del Nazareno. La cruz se aleja despacio en su mística derrota y aún queda por el espacio volando la última nota. ¡La noche del Jueves santo con muerte de Dios cargada! queda en nuestro pecho el llanto de la doble campanada".

            No pudo Julián Pemartín, en aquella primavera de 1929, describir de forma más hermosa la sobrecogedora salida de la cofradía jerezana de San Miguel. Julián Pemartín, insigne poeta local, figuró en el grupo de los cien primeros hermanos reorganizadores de la Hermandad del Santo Crucifijo de la salud, cuya fundación se remonta al año 1573 en el antiguo convento agustino de Santa María de Guía.

           Desde su primera Estación Penitencial, tras la reorganización, la Hermandad de San Miguel ha mantenido su peculiar estilo procesional y su singular salida entre el silencio de la muchedumbre y la penumbra de una plaza León XIII que se apaga para que sólo resplandezca el auténtico protagonista de la noche, el crucificado que un día tallara José de Arce para gloria de Jerez, su Semana Santa y la humanidad.

           La salida de la cofradía, entre la penumbra de los cirios, la sombra de la imponente fachada del templo del Arcángel, la riqueza de las insignias y atributos y sus impresionantes pasos, es toda una lección de sabiduría evangélica en torno a los grandes misterios de la fe.

           Toda esta grandeza no siempre es perfecta, y no por culpa de la hermandad, por tantas cosas loable como la calificaría el cardenal Segura ,sino por la actitud de algunos que no saben estar a la altura de las circunstancias. Y, entre los terroristas de la estética cofradiera, como llama Antonio Burgos a los que con sus móviles y sus focos, afortunadamente cada vez menos, rompen toda la belleza estética del momento, y el chistoso de turno que siempre tiene que salir, quebrantando el imponente silencio, con sus gracias y sus tonterías en voz alta, todo ello corroborado por el coro de necios reidores, provocando que lo que podía ser perfecto, por culpa de unos irrespetuosos, se manche con toques de vulgaridad.

            Por eso, cuando nuestro Rey Juan Carlos mandó callar a un mandatario irrespetuoso el otro día, se me vino a la mente la cantidad de veces que nos ha entrado ganas de decir, cada madrugada en la salida de la cofradía del Santo Crucifijo, aquello de "¡que te calles, hombre!", aunque por esta tierra eso de mandar a callar con ímpetu se dice de otra forma. Ojalá pudiéramos tener, también, cada madrugada santa, al Rey al lado de aquellos que no saben respetar, para, con la autoridad de todo lo que él representa por historia y por ley, mandar callar a quien rompe la voluntad general en torno al silencio en uno de los grandes instantes de Jerez.

           Quizás sea el momento de invitar al Monarca a visitar Jerez en Semana Santa, llevarlo a las dos de la madrugada del Viernes Santo a San Miguel para que pueda comprobar lo que es enmudecer de verdad, eso sí, con la posibilidad de que mande callar a quien no sabe lo que es, cuando no hay nada que decir, la grandeza del silencio.

            (Artículo publicado en Información Jerez el 17 de noviembre de 2007. La Monarquía vuelve a estar en el candelero estos días.¿ A cuantos habrá deseado el Rey volver a mandar a callar por involucrarlo en un asunto del que es ajeno?.) 


Paso del Santo Crucifijo de la Salud en los primeros años de su reorganización


En esta fotografía de Pereiras, correspondiente a la pasada década de los sesenta, vemos los últimos instantes de la salida de la Hermandad de San Miguel mientras en la plaza espera la muchedumbre silenciosa.

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