martes, 29 de mayo de 2012

MANUEL MARÍA GONZÁLEZ




Sanidad, Educación, Trabajo... la crisis auguraba un futuro incierto para las prestaciones sociales y los Presupuestos de 2012 acabaron por confirmar los duros golpes de tijera que amenazan el Estado de Bienestar.. El diputado jerezano  Aurelio Romero acaba de defender en nuestra ciudad la gestión del Ejecutivo de Rajoy y reconoce que aunque las medidas son "duras" también son "necesarias para sacar el país adelante".

Y mientras se buscan fórmulas para salir de esta crisis, que tantas consecuencias nefastas está teniendo para la ciudadanía en general y en especial en lo que respecta al mantenimiento de los puesto de trabajo,  nos llega la memoria  de un empresario, unido estrechamente a Jerez, que supo hacerle frente a cuantas dificultades encontró para crear riqueza y puestos de trabajo, Manuel María González Ángel, fundador de las bodegas González Byass y cuyo bicentenario de su nacimiento se ha conmemorado esta pasada semana.

Nacido  en 1812 en Sanlúcar de Barrameda. Hijo de José Antonio González y Rodríguez y de María del Rosario Ángel. Sus seis hermanos destacaron como magníficos estudiantes, excepto Manuel María, que acabó haciendo la mejor carrera de todos fundando la Bodega de González Byass. Listo y avispado para los negocios, en 1835 decidió iniciarse en el negocio del vino con el dinero obtenido de una embarcación de patatas que había traído desde Huelva a Cádiz. En 1838 contrajo matrimonio con Victoria de Soto y Lavaggi, hija de un acaudalado comerciante indiano establecido en Cádiz. Con el paso del tiempo el negocio fue prosperando de forma imparable. En 1855 se asocia con un comerciante inglés llamado Robert Blake Byass y la firma se convierte en la más importante de Jerez.  

Su tataranieta Begoña García cuenta en su libro " la gran habilidad que tenía para elegir a su gente, tanto en el aspecto profesional como en el privado"." Era un hombre vitalista, que asumió riesgos pero que tampoco era un loco. Siempre valiente y emprendedor. Empezó modestamente con 23 años y murió siendo uno de los hombres más importantes de Jerez. Sin embargo, siguió siendo tan llano, natural y cuidadoso con los detalles. Era un hombre que estaba muy pendiente de su familia y se reunían mucho en su casa. No se envaneció, sino que siguió siendo sencillo". También destaca que "fue un hombre muy moderno al que le encantaban las innovaciones como por ejemplo el ferrocarril que instaló en la bodega. También tuvo una importante vertiente social, y tuvo por ejemplo un médico de empresa un siglo antes de que se instaurase esa figura, y creó escuelas para los hijos de los trabajadores, una de niños y otra de niñas, a las que asistían también sus hijos. Además, quiso erradicar la mendicidad de Jerez e hizo un padrón de pobres, una iniciativa en la que se alió con el Ayuntamiento".

En estos tiempos de crisis donde el dinero escasea no deben faltar personas como esta y para ello siempre es conveniente mirar a la historia y a emprendedores como Manuel María González  con visión de futuro y con conciencia social. Mirarse en los demás es sumamente instructivo y mirar la historia siempre es aconsejable, ya lo decía Cicerón: “La historia es el testimonio de los tiempos, luz de verdad, vida de la memoria, maestra de la vida y anunciadora del porvenir” 
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 27 de junio de 2012 y ayer en VIVA JEREZ).

Manuel María González Ángel



Monumento a Manuel Mª González en el interior de la bodega González Byass. Arriba el monumento levantado junto a la catedral jerezana.

viernes, 25 de mayo de 2012

VESTIDA DE AZUL



           Como la vieja canción de los juegos infantiles, Jerez es hoy una muñeca vestida de azul, de azul y blanco cono el color de su bandera y el color de ese equipo que tantas satisfacciones viene dando. Si todo sale como se desea, este fin de semana Jerez será una explosión azulina. Si aquellas matemáticas, que también mencionaba la canción "dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis", no fallan, y la suma de puntos dan el ascenso, la ciudad entera se vestirá de azul para festejar este acontecimiento histórico del deporte local, y si, al final, con muy mala suerte, se nos constipa, pues como la canción "a la cama con mucho dolor".
   
           Pero no va a ser así y Jerez se vestirá de azul como el manto de la Amargura, como las túnicas del Perdón o los escapularios del Consuelo. Azul como los recordados uniformes de la Parra, los antiguos toldos de "Fino La Ina" de la Vega o las marquesinas de lona, en forma de tumbilla, que llenaban las paradas de Esteve para que las mujeres con bolsas de la Plaza esperaran el autobús. Azul como las tapas de las mesas o los oxidados columpios de la desaparecida Venta El Porvenir a la salida de Jerez hacia Sevilla. Jerez se vestirá de azul como el color de las primeras ventanas de la entonces Residencia Sanitaria "General Primo de Rivera" o ese gallo que es azul desde que decidió instalarse para siempre en la calle Larga. Jerez se viene vistiendo de azul desde hace muchos años cuando Chapín era solo campo para jugar al Polo y las tardes de domingo se centraban en el desaparecido Estadio Domecq, unos para ver al Xerez y otros al Industrial.
            
            Ese estadio, frente a la fábrica de ladrillo donde los niños nos colábamos para pedir barro que modelar en las clases de trabajos manuales, el mismo estadio al que tantas veces me llevó mi padre, junto a Pepe Fuentes, el que llenaba la calle Bizcocheros de sabroso olor a pescaito frito y que consiguió que su hijo despuntara en esto del deporte del balón, algo que mi padre no pudo llevar adelante comigo, puesto que a mi solo me gustaba de aquellos partidos del Domecq los golpes que daba en la chapa, animando al equipo y los chicles "bazocas", unos redondos divididos en tres partes y otros rectangulares con regalo de comics.
         
           Ahora que el Xerez está siendo historia conviene recordar a cuantos aficionados llenaron el campo del Domecq, mientras mujeres y niños quedaban esperando a la finalización del partido en el parque, ese que no necesita más nombre porque, para los de una generación, en Jerez solo hay dos parque con solera, el Retiro y el Parque, el mismo parque que acogió a ese bar de la Rosaleda, su auténtico motor para que permaneciera vivo todo el año y que un día desapareció para desgracia del propio parque.
   
          Muchos de aquellos que, domingo tras domingo, dejaban a su familia en la Rosaleda para ir a ver los equipos de Jerez ya no pueden disfrutar de los buenos momentos que están viviendo tanto el Xerez como el Industrial. Ahora el azul de Jerez alcanza otros retos, otras alturas, como ese Minotauro, levantado sin pie ni cabeza, ese monstruo de la mitología griega con cuerpo de hombre, al que le falta la cabeza de toro pero le sobra figura para lucir el azul y blanco de los colores de la ciudad y de su equipo. Un gran monstruo de la mitología para una gran ciudad de primera y ,además, con un equipo de primera, parece que los políticos han tenido que esperar a ver el equipo de la ciudad a las puertas del ascenso para reconocer lo que ya Alfonso X supo definir como,, además de noble y leal, gran ciudad y eso no es, en estos momentos, porque lo diga el Parlamento andaluz sino porque nunca ha dejado de serlo.
         
           Ahora que ya podemos decir de forma oficial que Jerez es una gran ciudad, ahora que vamos a tener un equipo de primera, no hay que olvidar a esa veterana afición que siempre "está contigo" como dice el himno del equipo, la afición del Domecq y la de los buenos y los malos momentos, la afición de Jerez, la que hoy se puede vestir entera de azul y blanco cantando aquello de "blanco y azul son los colores del vestio que llevas tu," simple y llanamente porque esos colores lo lleva, lo ha llevado, y lo siguen llevando, Jerez, en su corazón metio:"
         
            (Artículo publicado en Información Jerez el 30 de mayo de 2009 con motivo del ascenso del Xerez C.D. a la primera división. A punto de finalizar la liga y con Xerez en segunda, tras lograr la permanencia, el recuerdo a aquellos días que marcó un hito en la historia de la ciudad).
 
 
Añ0 1960. Vista aérea del Estadio Domecq.
Fotografía de otros tiempos del equipo de Aviación en el Estadio Domecq.



1 de diciembre de 1957. Mi padre junto a otros aficionados saliendo del Estadio Domecq.



martes, 22 de mayo de 2012

EL SALVADOR DE LOS CLAUSTROS


El pasado miércoles tuve la oportunidad de participar en la primera de las visitas guiadas, organizadas por el Ayuntamiento, a los remozados claustros de Santo Domingo. Llama la atención el importante trabajo de restauración, en algunos casos hasta de reconstrucción, acometido durante los doce años que han durado las obras, ofreciendo en la actualidad un aspecto inmejorable digno de admiración.
Conocí los claustros dominicos en aquellas procesiones con el Santísimo que mensualmente organizaban los frailes y que, por gentileza de la familia Díez, entonces sus propietarios, discurrían por sus góticas naves entre cantos eucarísticos. Siempre me llamó la atención la monumentalidad de estos claustros y la trabajada tracería de sus arcos apuntados, sintiendo cierta extrañeza de que tanta belleza y grandiosidad estuviese en manos privadas y no en las de sus artífices los padres dominicos, con el tiempo me enteré que estos claustros fueron usurpados a la Orden de los Predicadores por la ley de desamortización del ministro Mendizábal y que gracias a D. Sálvador Díez y Pérez de Muñoz, que los compró y restauró, habían perdurado en el tiempo.
Salvador Díez (1858-1939), nació y murió en Jerez. Fue un ilustre jerezano y un industrial bodeguero, que destacó por su compromiso con el patrimonio cultural de la ciudad. En 1875 fundó las Bodegas Díez-Hermanos, y en 1908 compró y restauró los claustros de Santo Domingo. En 1926 compró el Alcázar, salvándolo de un derribo más que probable. Lo hizo tras conocer los planes del Ayuntamiento de derribar el recinto, argumentando su estado ruinoso para construir en su solar un parque público.
Esta importante labor en pro del patrimonio monumental de la ciudad llevó, el pasado año, a nuestro Ayuntamiento, a rendir público reconocimiento a la figura de D. Sálvador Díez, el auténtico “salvador” del Alcázar y de los claustros dominicos. Con motivo de este homenaje, se realizó una recepción en una de las estancias más destacadas del Palacio de Villavicencio, el Salón Salvador Díez, una sala noble que, por su belleza y su ubicación, acoge la mayoría de los actos que se realizan en el Alcázar, así como exposiciones y conciertos destacados. A partir del momento en que, ambos monumentos, pasaron de propiedad privada a municipal, el Ayuntamiento, en diferentes fases, ha consolidado los dos conjuntos a lo largo de varias décadas. Unas importantes actuaciones que aún quedan por rematar en algunos aspectos tanto en los claustros de Santo Domingo como en el Alcázar.
        Por eso el pasado miércoles cuando visité el recinto eché en falta una placa que existía junto a la puerta que conectaba con la iglesia y que, si mal no recuerdo, venía a reconocer la importante labor realizada por D. Salvador Díez en un recinto que, de no haber sido así, hoy como tantos derribos acaecidos en su época, sería solo un recuerdo. Pregunté y me dijeron que es probable que la placa esté depositada, junto a otros muchos elementos encontrados o pertenecientes a este lugar, en el Museo Arqueológico.
Sería de justicia histórica y ejemplo para generaciones venideras que, al igual que se ha hecho en el Alcázar, el reconocimiento a D. Salvador Díez y Pérez de Muñoz se perpetuara en los Claustros de Santo Domingo. Con ello, se honraría la memoria del “salvador” de esta joya que ahora tanto se valora.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 20 de mayo y ayer en VIVA JEREZ).
D: Salvador Díez y Pérez de Muñoz


Aspecto que presentaba el refectorio de los claustros dominicos cuando lo adquirió D. Salvador Díez.


El antiguo dormitorio de los frailes en la misma fecha.

viernes, 18 de mayo de 2012

SAN JUAN DE LOS "DESMENTIDOS"


Jerez,  en el campo de la investigación, tiene la suerte de contar con personas que por su preocupación por lo nuestro vienen sacando a la luz muchas verdades que antes estaban ocultas, son esos jerezanos a los que sí hay que prestarle atención porque hablan con documentos por delante. Un ejemplo de investigadores serios y rigurosos, cuya importante y valiosa labor es encomiable por cuando están aportando a nuestra historia local, lo tenemos en los historiadores jerezanos José Jácome y Jesús Antón, cuyo arduo trabajo de investigación ha tenido sus frutos con interesantísimos descubrimientos sobre autores y obras artísticas desconocidas, gracias a la amplia documentación que han consultado hemos conocido estos días que la actual capilla de la jura de la iglesia de San Juan de los Caballeros se levantó posteriormente a la famosa jura con sangre de los caballeros jerezanos solicitando auxilio al rey Sancho IV.

Este desmentido es uno de tantos que se han venido haciendo en nuestra ciudad cada vez que alguien se preocupa de consultar un archivo y no dejarse llevar por la comodidad de acudir a "lo que siempre se ha dicho". Últimamente se han publicado, por expertos en la materia, varios desmentidos sobre San Juan de los Caballeros, así el sobrenombre le viene por ser lugar de reuniones y enterramientos de las órdenes militares, no por la mencionada jura; investigaciones recientes han desmentido que esas dos puertas del presbiterio que Manuel Esteve en su guía oficial de arte, daba gran valor por considerarla de la misma época que la Torre de la Atalaya (1449), no tengan tanta antigüedad pues fueron construidas en la reforma del templo del siglo XIX en estilo neo-mudéjar; también quedó desestimada la teoría, mantenida hasta el siglo XIX, de que el impresionante ábside era parte de una antigua mezquita.

Estos desmentidos no merman, en absoluto, la importancia artística, histórica y monumental de la iglesia jerezana de San Juan de los Caballeros, no en vano estamos hablando de un edificio que tiene su origen en la reconquista cristiana, que conserva capillas que ya estaban construidas en 1423,y un templo en el cual han trabajado, según se cree, arquitectos tan renombrados como Hernán Ruiz II, Alonso de Vandelvira, Martín Galafate o Martín de Burgos; y más recientemente José Esteve en el siglo XIX o Juan Torreira en el XX.

Este ejemplo, como tantos otros, nos enseña, lo importante que es ser riguroso antes de emitir cualquier juicio porque podemos caer en el engaño, aunque en lo artístico, si la obra es buena lo de menos es su antigüedad o las leyendas en el que se envuelven, lo que más nos debe importar es su calidad; lo triste es pensar que porque se nos caigan las leyendas pierdan interés ciertos lugares públicos notables en Io artístico y monumental. ¿O no vende más turísticamente pensar cómo los caballeros se hacían heridas para con su sangre escribir el auxilio que conocer el auténtico valor histórico y artístico de esta capilla? Es una pena que el interés de un recinto esté sólo en la tinta que se utilizó para escribir una carta y no en la maestría de sus albañiles, cuando estamos hablando de un espacio de mediados del siglo XV con elementos mudéjares y una bóveda estrellada, posterior, de gran belleza y perfectas trazas.

 En Jerez parece que, en lo histórico-artístico, nos da miedo desmentir, como si fueran los autores o las leyendas quienes le dieran gloria a la obra y no la obra al autor o el sitio a la leyenda. No hay que temer los desmentidos, porque los desmentidos vienen acompañados de una rigurosidad documental que avala cualquier aseveración, nos acercan a la realidad y nos hace descubrir nuevos valores que permanecían ocultos.

Si San Juan fue el lugar elegido por los caballeros jerezanos para sus reuniones por algo sería, eso ya de por sí es todo un reclamo. El que la iglesia jerezana de San Juan de los Caballeros tiene categoría, historia y arte, eso sí que no admite desmentidos.
 (Artículo publicado en Información Jerez el 6 de mayo de 2006. Hace unos días la Hermandad de la Vera-Cruz ha firmado un acuerdo con el Ayuntamiento de nuestra ciudad para la rehabilitación de la Sacristía y la capilla de La Jura de San Juan de los Caballeros)

Imágenes de 1921 de la capilla de San José, cuya tracería del arco en piedra que enmarca el lienzo de Losada, es del siglo XIX aunque está inspirado en el de la capilla de La Jura que es del XV. Al lado sepulcro de D. Diego López de Carrizosa en la Sacristía. Arriba una de las puertas del ábside que construyera el arquitecto Esteve en la restauración decimonónica y que se creía originaria del templo.







martes, 15 de mayo de 2012

VENDIENDO UNA COSA QUE NO VALE TRES



          Lo dejó escrito para la eternidad el inmortal José María Pemán: “Lo de menos, quizás, es la venta. Lo de más, es la gracia, el aqué, y el hacer que no vuelvo y volvé, y el darle al negocio su sal y pimienta....como debe sé. Negocio y poesía: ¡Feria de Jerez! ¡Rumbo y elegancia de esta raza vieja que gasta diez duros en vino y almejas vendiendo una cosa que no vale tres!
Lo volví a escuchar hace unos días en una entrevista radiofónica: “La Feria no puede anteponer el negocio a la fiesta, no puede basarse solamente en ganar dinero”. Aunque la Feria de Jerez nació como un negocio pues su origen está en la compra-venta de ganado, no es la venta el fundamento de la misma sino la fiesta posterior una vez cerrado el trato. Cuando el negocio llegaba a buen término, en improvisados tenderetes o casetas, se compartía comida, bebida y baile, una fiesta que se fue asentando hasta convertirse en nuestra universal Feria. Pero como escribe Pemán, con el tiempo, ya lo de menos era la venta, lo de más, la gracia, el darle al negocio sus sal y pimienta, la fiesta en sí.
Acaba la Feria y vuelven a repetirse los comentarios de los últimos años. En la de Sevilla la han bautizado como la “Feria del Té” porque muchos llegaban después de comer, e incluso hubo caseteros que decían que había sido la feria de una, tortilla para sesenta tenedores, consecuencia lógica de la crisis actual que estamos padeciendo. Se viene hablando de la vuelta a la Feria de las fiambreras, cuando nuestras madres preparaban los bolsos de rafias cargados de comida para poder comer en la Feria. Se dejaban en alguna caseta de confianza y allí, cual día de campo y tras un primer paseo, se almorzaba mientras se pedían las medias botellas para que el casetero ganara dinero. Era la sal y pimienta de una fiesta adaptada a la economía de la época.
Recientemente en un foro un jerezano le ha recomendado a un amigo, que pensaba pasarse estos días por Jerez, lo siguiente: “Quienes somos de aquí no comemos en la Feria, allí simplemente se tapea, a la hora de almorzar o cenar salimos fuera. No es sólo cuestión de precio es que para comerte una tortilla congelada por 6 euros o una ración con 5 pimientos fritos por 8 es preferible sentarse en alguna venta o restaurante cercano donde el menú no pasa de 7 euros. En caso de duda, es fácil saber qué casetas son recomendables y cuáles no. Si está vacía es por algo. Es mi Feria, la que más conozco y en la que me hallo a gusto. Se diferencia de otras en que todas las casetas son de acceso libre y gratuito. El inconveniente de esta medida es que los feriantes, pretendiendo ganar el máximo a una semana de jarana, suben precios y bajan calidad excesivamente. Al final matarán a la gallina de los huevos de oro, pero mientras tanto que me quiten lo bailao”. Un comentario que es compartido por muchos jerezanos.
Acaba la Feria de Jerez y otra vez resuenan los versos Pemán mientras se hace balance:“Pasó el rebullicio, pasó la alegría...Así son las cosas de esta Andalucía: la forma brillante y el fondo vacío; para poco cante, muy largo el jipío. A menos negocio, mayor fantasía, así son las cosas de esta Andalucía: más sal que sustancia... ¡Feria de Jerez! ¡Rumbo y elegancia de esta raza vieja que gasta diez duros en vino y almejas vendiendo una cosa que no vale tres!

 (Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 13 de mayo de 2012 y ayer en VIVA JEREZ)




Improvisada fiesta en la antigua feria de ganado jerezana

sábado, 12 de mayo de 2012

A LOS NOVATOS DE FERIA

          

           Llegamos al sábado de feria, el gran día de la Feria del Caballo. Antes cuando la feria comenzaba el miércoles por la noche, en el fin de semana se concentraban las jornadas más importantes, acudían las familias jerezanas al completo y llegaban los visitantes de fuera..
          
         
          Pues bien, hoy llegan muchos foráneos, algunos novatos de feria, que llegan atraídos por la fama de nuestra feria pero sin saber todas esas normas no escritas que hay que tener en cuenta antes de dirigirse al González Hontoria. Para esos que nunca han venido a la feria de Jerez van los siguientes consejos :
          
          
          1) Si se piensa visitar la feria hay que tener en cuenta que se sabe cuando se entra pero no cuando se sale, que es mejor no quedar con alguien después de ir a la feria, porque seguramente llegará tarde o no llegará, y si quiere quedar con otras personas en el recinto ferial no vale el "ya nos veremos" porque eso es igual a no verse, hay que quedar en un lugar concreto, a una hora concreta ( olvidándose de la puntualidad) y sobre todo con el móvil encima que ha sido la gran salvación de la feria.
          
          
           2) Si el lugar elegido es la portada tenga en cuenta que todos los accesos a la feria son iguales y que en Jerez la portada de la feria es la que se encuentra en la Avenida Alvaro Domecq, aunque no tenga nada que la identifique como portada principal
          
          
           3) Si te proponen dar una vueltecita antes de entrar en una caseta, que sepas que una vueltecita, se traduce en un paseo y largo y con las consabidas paradas de quienes no solo saludan a diestro y siniestro sino que además se paran con todo el mundo aunque no tenga nada de urgencia que decir.
          
          
            4) La caseta, es lo más parecido a un bar con terraza. con la diferencia que algunas se come a mesa y mantel y en otras, por la estrechez, te tienes que sentar convencido de que dificilmente te podrás levantar sin que colabore contigo el de la mesa de al lado. Ya una vez sentado en la caseta, si lo consigues, aunque los gastos son imprevisibles, los saludos con los paseantes se racionan por el peligro que supone que se te peguen gorrones y caras duras.
          
           
             5) A la hora de pedir nada de cañas y unos vinos, eso suena a Despeñaperros para arriba, "ponga usted media o una cervecita", la media es el vino que se va a tomar quiera o no quiera y la cervecita no es un chupito de Cruzcampo, es que suena mejor por estas tierras tomar cosas terminadas en "ito" o en "ita".
          
          
              6) La comida es preferible en raciones y alimentos que no manchen pues los lunares tanto en la corbatas, como en los trajes de gitana, (nada de faralaes) se multiplican..
          
           
                7) A partir de aquí se pierde el concepto del tiempo y en ocasiones hasta las formas, para mantener el tipo y contribuir a la categoría de fiesta es mejor no bailar si no se sabe para no incurrir en medias verónicas o en pasos de sardanas asevillanizadas, y , por supuesto, sin vaso en la mano porque es incompatible el bailar sin soltar el cubata.
           
            
               8) Signos evidentes de que el visitante no ha captado el nivel de nuestra feria son por ejemplo, el colocarse todo tipo de sombreros que no sea el de ala ancha, el no dejar para el final el llevar a los niños a los cacharritos por lo que supone de cargar después con globos y todo tipo de artilugio de tómbola, el que busca discotequeo cuando la feria no se monta para eso, el que se cree que bailar bulería en Jerez es eso que se aprende en academia sin arte ni compás, aquel que no llega a entender la feria es una gran fiesta y a las fiestas hay que ir como Dios manda, de lujo, con la elegancia propia de Jerez.
          
             
                 Nuestra feria, como todas las fiestas importantes, tiene su protocolo, su lenguaje, sus formas y eso es necesario de conocer y conservar aunque ciertas cosas nos puedan parecer insignificantes. No hay que olvidar que las cosas grandes se hacen a base de pequeños detalles, en nosotros los jerezanos está el reto de que no perdamos, ni siquiera, lo que pasa desapercibido porque ello también es parte del prestigio de nuestra incomparable Feria del Caballo.
     
        
                      (Artículo publicado en Información Jerez el sábado 8 de mayo de 2010, sábado de la Feria del Caballo al igual que hoy)


Año 1960. Programa de festejos jerezanos.

martes, 8 de mayo de 2012

COMUNIONES



              Llega el mes de mayo y el tiempo de las Primeras Comuniones, un acontecimiento en la vida de cualquier persona que además de su sentido religioso ha pasado también a convertirse en un acto social, equiparándose en muchas ocasiones a una boda o a otro tipo de evento más de carácter civil que religioso. Hasta ahora el laicismo imperante ha conseguido transformar algunos de los Sacramentos en ceremonias civiles tales como bodas e incluso bautismos, también llamados actos de presentación en sociedad, lo que no se puede desacralizar son las Primeras Comuniones puesto que la Eucaristía no permite sucedáneos.
La Iglesia insiste por activa y por pasiva que el centro de este día es la Eucaristía y que el único regalo importante y necesario es recibir a Jesús y lo demás es superfluo pero, por desgracia este lógico fundamento, choca con unos adversarios poderosos, el consumismo y la competitividad. La Iglesia es consciente de que ,ciertamente, la presión social es muy fuerte y la tentación consumista induce a pensar que si no ofrecemos toda esa parafernalia artificial que se ha impuesto entorno a esta celebración no estaremos a la altura de las circunstancias y nuestros hijos se verán frustrados, excluidos con respecto a los demás compañeros o menos queridos por no tener cuanto el afán consumista ha ido imponiendo, desvirtuando la esencia de una celebración que es puramente cristiana y cuyo verdadero convite está en el templo y no en el restaurante.
        Es un reto de padres y educadores el dar a cada cosa la auténtica dimensión que tiene sin desvirtuar su esencia, por mucho que la presión social obligue al consumismo exagerado aprovechando el afán desmedido de cualquier padre en dar a los hijos todo lo mejor que se puede, incluso de lo que no se puede, provocando que la Primera Comunión ocasione, a veces, auténticos problemas familiares al tener que recurrir a préstamos bancarios por el mero hecho de aparentar y quedar bien.
El derroche nada tiene que ver ni con los tiempos que corren ni con un acto que es fundamentalmente religioso. La alegría del momento no debe estar reñida con la cordura en el gasto y con la forma de festejar un acontecimiento que se elige libre y responsablemente, siempre dentro del ámbito cristiano y creyente, sin lo cual quedaría vacío por muchos fastos que se hagan y muchos regalos que se reciban.
Vivimos unos tiempos en los que cada vez se levanta menos la mirada de lo puramente material y que, por consiguiente, para muchos niños está será su primera y también su última comunión porque, lamentablemente, en muchos casos todo se reduce a organizar y a acompañar los niños en ese día y después desentenderse del compromiso contraído.
Decía la letra de una canción que “en lo pequeño está la fuerza, hacia lo simple anda la destreza, volver al origen no es retroceder quizás sea andar hacia el saber”. Pues en esto de las Primeras Comuniones también habrá que aplicar esta teoría, pero para ello tenemos que, entre todos, hacer frente a esa presión social para que, por lo menos a los cristianos, en esto no nos hagan comulgar con ruedas de molinos.

          (Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 5 de mayo de 2012 y ayer en VIVA JEREZ)


Recuerdo Primera Comunión año 1918.


Primeras Comuniones en las antiguas instalaciones del colegio La Salle de la Alameda Cristina. Año 1970

miércoles, 2 de mayo de 2012

PASIÓN POR EL MOTOR

Tras la Semana Santa continua el ciclo festivo de la ciudad con la gran fiesta del motociclismo. La fiesta del motor tiene su historia y su tradición, su público y sus protagonistas. Tiene una Carrera Oficial en el camino que nos lleva a Arcos, con unos improvisados palcos en cada uno de los puentes y badenes que se asoman a la carretera y tuvo otra, más urbana, en la Avenida Álvaro Domecq con sus tribunas y su recto trazado. Tiene su dispositivo de seguridad y sus controles. Tiene sus peculiares uniformes en forma de cazadoras de cuero y pañuelos al cuello. Tiene su repercusión en la hostelería, su ocupación de la vía pública en donde se habilitan lugares para aparcamientos, tiene sus propias hermandades de moteros que se agrupan para hacer su recorrido oficial no solo hasta Jerez sino también a esa catedral del motor, que es el circuito jerezano, destino común de todos los que confraternizan en torno a una motocicleta. La fiesta del motor también está llena de tópicos, de gente bien preparada, de ambiente en las calles, de partidarios de unos y de otros, de horarios e itinerarios, de entrenamientos y preliminares, de entradas y salidas, de puestos ambulantes, de sonidos, de olores, de vivencias del día, de la noche y de la madrugada. Y tiene hasta su peligrosa lluvia, como ocurre en Semana Santa; una lluvia que en los días santos también provoca carreras.
El circuito de Jerez, y su relación con las motos, es una historia de "pasión por el motor" que surge en el año 1956 con el inicio de una serie de competiciones de velocidad con carácter nacional, y es en el año 1963, cuando la ciudad organiza el "Primer Trofeo Internacional Nuestra Señora de la Merced", primera competición con cierta proyección al extranjero, y con la mirada puesta en lo que décadas más tarde será la "Fiesta del motor por excelencia" en los Grandes Premios del Mundo de Motociclismo. El día 8 de Diciembre, fiesta de la Inmaculada, de 1985, Jerez ve realizado el que sería primer trazado en la historia del circuito.
Hemos dejado atrás unas jornadas de pasión por las motos, donde la ciudad ha vivido una nueva fiesta, la que resucita por primavera cuando largos cortejos de motoristas recorren las calles de Jerez en busca del circuito jerezano. Una explosión, nunca mejor dicho, en torno al motor que mueve a tantas personas y que tantos beneficios reporta.
Este circuito es para los pilotos españoles una cita emblemática por el calor que les brindan los aficionados. Por lo que el clamor de los espectadores hace que los pilotos, es decir los artífices de esta fiesta, den más de sí, aupados por sus seguidores. El ambiente ha sido impresionante, como todo lo que lleva consigo las grandes fiestas que tienen como marco pueblos y ciudades deAndalucía. Esta tierra vive como nadie sus fiestas, con hospitalidad y alegría, sabiendo que, a pesar de los difíciles momentos actuales y que la cosa no está, precisamente, para muchas fiestas, la alegría y el buen ambiente se ha vuelto a vivir apasionadamente.
Ahora habrá que hacer balance, mejorar lo mejorable y potenciar lo positivo, estudiar las nuevas propuestas y empezar ya a ir dando forma a la edición del próximo año. Se cuenta con la garantía de la arraigada pasión por las motos, solo es cuestión, como en otras fiestas, de saberlo aprovechar.  
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 29 de abril de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ).
Imagen de otros tiempos de las carreras de motos que realizaban en Jerez sobre el trazado de circuitos urbanos.