martes, 14 de mayo de 2013

TOROS Y CAÑAS


 
 
Hipólito Sancho Mayi Díez de Aux-Sopranis (Sancho de Sopranis) fue un ilustre historiador portuense. De sólida formación humanística, se licenció en Derecho y Filosofía, haciéndolo después en Historia, la que sería su verdadera vocación, en las universidades de Deusto y Salamanca. Esta materia y el Arte se constituirían en ejes principales de su faceta investigadora, influyendo en todos los estudios históricos sobre la comarca ya que muchos investigadores posteriores han recurrido en uno u otro momento a su extensa obra, abarcando amplios y variados temas de la historia comarcal, sobre todo la de las ciudades de Jerez y El Puerto en las que acometió trabajos tan ingentes como la elaboración de una historia de las mismas. Tuvo una intensa y activa participación en la fundación y desarrollo del Centro de Estudios Históricos Jerezanos, tarea esta en la que colaboró estrechamente con su fundador Tomás García Figueras y que le llevó a publicar una interesante obra sobre la historia de Jerez de la Frontera desde su incorporación a los dominios cristianos, una edición que ahora cobra actualidad a las puertas de la conmemoración del 750 aniversario de esta reconquista.

Titula uno de los capítulos de la obra “Toros y cañas”, unos juegos que siempre dejaron memoria en la ciudad. Habla Sancho de Sopranis que la celebridad de los juegos deportivos que practicaban los caballeros jerezanos al parecer desde muy remotamente, pues hay tradición árabe en su maestría en la equitación a la jineta, no se había perdido por completo nunca. Y habiendo permanecido en honor entre ellos estos ejercicios, que aquí tuvieron el doble carácter de escuela de equitación y ocasión de lucimiento. Era el reducto donde la nobleza histórica conservó sus simpatías y sus odios, representando una considerable victoria de los nuevos lograr arrancar el monopolio de la organización de aquellos festejos. Dávilas y Villavicencios, con los colores de sus divisas, conservaban e1 rescoldo de las antiguas banderías del cuatrocientos.

Al mismo tiempo que los juegos de cañas, los caballeros jerezanos practicaban desde antaño el rejoneo y acoso de toros bravos. Lo consideraban como escuela especial de adiestramiento en la equitación. Los caballeros que querían, antes de su sacrificio en el matadero, los corrían por la llamada desde entonces Corredera. Con esto tenían ocasión frecuente de practicar su pericia en un ejercicio que ofrecía peligrosidad y en el que, por 1o tanto, se debía de estar alerta. No hay que perder de vista que esta manifestación taurina tuvo en esta ciudad una finalidad práctica y que fue preparar una caballería, maestra en la brida y en la jineta con la que tenía que enfrentarse al enemigo. Como bien apunta Sancho de Sopranis el olvidarse de todo ello es ponerse en trance de no situar debidamente lo que tiene en la historia local una importancia que transciende de las apariencias.

Acaba la fiesta taurina jerezana, heredera, en parte, de aquellos juegos medievales. Una fiesta a la que le vienen dando mucha caña últimamente y que tendrá que buscar su sitio como parte incuestionable de nuestra historia y de nuestra cultura siempre teniendo en cuenta que ya no vivimos en los años de la reconquista y que como acaba de manifestar recientemente el presidente de la Asociación Taurina Parlamentaria, Miguel Cid, la fiesta de los toros debe "renovarse y adaptarse a los nuevos tiempos" para asegurar su pervivencia y una óptima "salida de la crisis". Lo dejó dicho Ortega y Gasset: “La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda”.
   
            (Artículo publicado el pasado domingo 12 de mayo de 2013  en Información Jerez y ayer en VIVA JEREZ)


Hipólito Sancho en su despacho portuense.

 
Caballeros jerezanos en la plaza del Arenal, lugar de celebración de las fiestas de toros y cañas.

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