jueves, 26 de febrero de 2015

LA PLAZA DEL BANCO


 
Si hay una plaza en Jerez que estos días esté de enhorabuena esa es, sin duda, la plaza del Banco.  El arreglo de la fachada de la Biblioteca Municipal y las últimas noticias que apuntan la posibilidad de trasladar el Archivo Municipal al edificio de Telefónica y el Casino Jerezano a la casa natal de Primo de Rivera, antiguo Conservatorio Municipal de Música, supondrá darle un revulsivo importante a esta céntrica plaza, siempre activa y concurrida. Una plaza con mucho sabor, que guarda el romanticismo decimonónico de sus nobles fachadas y su evocador aspecto de espacio de ocio y sosiego a la sombra de sus frondosos árboles. Una plaza que desde su última actuación, discutida por muchos jerezanos, parecía que no terminaba de recobrar sus antiguos esplendores y esa vida que le daba, hace unos años, el transitar de personas hacia el Banco de España y las oficinas de Telefónica o, últimamente, a las aulas del Conservatorio.

La Plaza del Banco, que debe su nombre a que en esta lugar tuvieron sede el Banco Exterior de España, el Banco de España, el Banco Español de Crédito y el Banco Comercial Español, abarca el solar que ocupaba el antiguo Convento de San Cristóbal. Desde la desamortización de Mendizábal este convento había sido prácticamente abandonado y se encontraba en ruinas cuando en 1868, tras la revolución de La Gloriosa, decide derribarse el inmueble y darle acceso al nuevo solar, a través de una finca expropiada, a la calle Larga. El espacio resultante del derribo recibe, por tanto, el nombre de Plaza de la Revolución. Posteriormente recibiría el nombre de Plaza de Luis Martínez Eguilaz, dramaturgo criado y educado en Jerez, que dejó una extensa obra literaria, su nombre lo mantiene la calle que comunica la Plaza del Banco con la calle Tornería. También se llamó hasta el año 1980 Plaza General Primo de Rivera por haber nacido este ilustre jerezano en la casa que anteriormente ocupaba el Conservatorio Municipal de Música y que tiene su entrada principal por la calle San Cristóbal. Con la vuelta a la democracia se le asignó el nombre popular que siempre había tenido: la Plaza del Banco. La plaza se hizo muy popular desde el primer momento. Además de explanada para actos culturales, acogió la primera sesión cinematográfica en Jerez.

La plaza del Banco, que formara parte de la antigua Judería jerezana, que durante años acogía también la algarabía infantil del cercano colegio del Santo Ángel, que en una de sus nobles casas viviera un gran Alcalde, de los mejores que ha tenido Jerez, D. Julio González Hontoria, que presumía de unas artísticas farolas que desaparecieron para ser restauradas y aún no han vuelto, que tantos conciertos de la Banda Municipal acogiera y que, desde siempre, ha servido de bello marco para solemnes procesiones y populares mercados, necesitaba ya esa inyección de vida que siempre ha tenido.

Antonio Gallardo Molina, el poeta que tuvo estudio fotográfico muy cerca de aquí ya le cantó a esta plaza, con todo el arte del mundo, en sus Coplas a las plazas de Jerez: “Yo soy de las más bonitas/ plazas que tiene Jerez; / y además, soy señorita/ a pesar de mi altivez/. Y ante mis flores tempranas, / la Cena Sacramental, /pone brillos de cristal/ al cristal de mis ventanas”.  Que ese brillo vuelva a esas ventanas que se abren a la plaza del Banco, el lugar lo merece.
 
(Artículo publicado el pasado domingo 22 de febrero de 2015 en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ).
 
La plaza del Banco en distintos momentos de su historia.
 

 

jueves, 19 de febrero de 2015

LA RUTA DE LOS RETABLOS





El pasado sábado tuve la oportunidad de participar en una visita guiada al jerezano templo de Santo Domingo que, magistralmente explicada por el historiador José Manuel Moreno Arana, nos llevó por la historia y evolución del retablo contemplando el arte derrochado en los del Dulce Nombre de Jesús, el retablo mayor, el de la cajonera de la Sacristía, Virgen del Rosario, Virgen de Consolación y el de la Virgen del Rocío, antes de San José. Un recorrido por la historia del arte, centrándose principalmente en el retablo barroco.

No debe olvidarse que el retablo barroco, por encima de ser una pieza de mayor o menor calidad artística, ha de considerarse como un mueble litúrgico destinado a desempeñar una función de carácter devocional, cultural y religioso. Ahora bien, los distintos usos que podía tener dentro de ese ámbito, bien separadamente, bien de manera simultánea, condicionaron su composición y distribución, es decir, acuñaron lo que llamamos su tipología. Uno de los primeros usos que hubo de desempeñar el retablo, a tenor de su origen, fue el enseñar al pueblo las verdades de la fe y los principios de la moral católica materializados, por así decirlo, en la vida y actuaciones de los personajes del Antiguo Testamento, de Jesucristo, de la Virgen María y de los santos canonizados y reconocidos por la Iglesia. El Concilio de Trento se encargó en una de sus últimas sesiones, la celebrada en 1564, de recordar la enorme eficacia de las imágenes para el adoctrinamiento y propaganda del mensaje católico. Surgió así el retablo que con toda propiedad podemos denominar didáctico o catequético. El retablo complementaba la enseñanza impartida en la catequesis y durante el sermón, remachando el discurso oral con el mucho más vívido discurso visual.

            Jerez cuanta con magníficos retablos mayores, dignos de ser conocidos y valorados en toda su dimensión. San Miguel, La Merced, La Cartuja, Santa María de Gracia, marienista; Santo Domingo, San Lucas, San Dionisio, San Francisco, San Juan de Letrán, Los Descalzos, La Victoria, o San Mateo de apabullante aparato decorativo en estilo barroco, los dieciochescos también de Santa María de Gracia, San José de la calle Barja o Madre de Dios,  incluso el Las Reparadores, neogótico, donde el insigne Cayetano González dejó para siempre muestra de su maestría. Así, también, cuenta con infinidad de retablos menores pero igualmente valiosos. Crear una ruta de retablos sería una oportunidad más para conocer esos tesoros ocultos de la ciudad que tantas veces pasan desapercibidos.

            La historia del retablo no es sólo la de un elemento más del ritual  católico sino que en su densa historia están contenida y entrelazadas otras historias colaterales como la del mundo de las creencias religiosas, la de la arquitectura misma, la de la escultura, la de la pintura, la de las artes textiles reflejadas en el ropaje de la imágenes, la del rito e incluso la de la escenografía. El teatro social que tanto antaño como en la actualidad ha adoptado el retablo como solemne y suntuoso telón de fondo ante el que desplegar las ceremonias que marcan los hitos vitales del ser humano.

            La importancia de los retablos jerezanos merece que, como tanto se dice ahora, también se pongan en valor y, al igual que hicimos un grupo de jerezanos el pasado sábado, puedan organizarse rutas que ayuden, no solo a admirar su arte, sino también a que esos retablos cumplan con esa misión didáctica y educativa para la que fueron creados.
             (Artículo publicado el pasado domingo 15 de febrero de 2015 en INFORMACIÓN JEREZ  y al día siguiente en VIVA JEREZ)


Retablo del Dulce Nombre de Jesús (Iglesia de Santo Domingo).
Arriba el impresionante retablo mayor del templo de San Miguel.

martes, 10 de febrero de 2015

PAISAJES BLANCOS


 
 
Escribía José María Pemán que Andalucía es como una anchísima vitrina, coleccionista de paisajes: se parece a Tierra Santa en Almería; a Suiza en Granada; a Puerto Rico en Cádiz. Esto en anchura, que en profundidad, hospitalaria y abierta como ha sido para visitas e invasiones; conserva la más rica geología histórica de la Península. Andalucía, apostilla el universal dramaturgo y poeta gaditano, es como una enorme e ilustre familia cuyos apellidos, a fuerza de enlaces y trasiegos de sangres, han variado infinitamente. Esta zaranda de apellidos le recordaba a Pemán aquella revuelta familia cuya anarquía patronímica  disculpaba al hermano mayor señalando el bello retrato materno “¡La vieja… que fue un poco traviesa!”. Un poco traviesa fue la vieja Bética. Abrió muchas puertas; recibió muchas visitas, cogió de muchos brazos galantes… No se puede ser un “genealogista” exigente de tan frondosa familia, como no se puede ser viajero exhaustivo de esa tan ancha peana de España.

Y si hay una ruta donde Andalucía se hace paisaje por antonomasia esa es la de los pueblos blancos de la provincia gaditana. Los fríos de estos días han provocado una masiva presencia de visitantes en las empinadas calles serranas, buscando la blancura de los paisajes nevados recortando bosques, montañas y el rústico caserío, contrastando con ese otro espectáculo de color para la vista de los días de la luz cuando se mezclan el dorado del sol, el marrón de la montaña, el verde de la serranía y el azul del cielo.

En esos paisajes perviven historias de lo que fue la vida cotidiana de Al-Andalus, sobre todo en el trazado urbanístico de sus calles y en el nombre de la mayoría de los pueblos que la conforman como Benamahoma, Benaocaz, Alcalá, Algar o Zahara. Un paisaje declarado reserva de la biosfera, un entorno natural privilegiado repleto de senderos y cañones, el Parque Natural Sierra de Grazalema y El Parque Natural de Los Alcornocales, el alcornocal más importante de la península ibérica, catalogado como 'Una de las diez maravillas naturales de Europa'. Todo ello se cubre de blanco estos días como niña que se viste de Primera Comunión para celebrar algo importante, para recibir invitados y para realzar su hermosura y candor.

Muchos jerezanos que añoran, aunque solo sea una vez al año, ese manto blanco que no nos llega desde hace muchos años, concretamente desde 1954 cuando nevó en Jerez por última vez, se han desplazado este fin de semana a esos pueblos serranos que, por tan acuciadas bajadas de temperaturas, están más blancos que nunca.

Como anuncian las guías de turismo visitar esos pueblos blancos no dejará indiferente a nadie, a cada paso se descubre algo nuevo, con paisajes espectaculares y  patios singulares con adornaciones típicas andaluzas donde en primavera reina el colorido y en invierno es una gran paisaje blanco de Andalucía.

Otra voz poética, la de  Gil Estrada, muy bien llamado "El Verso Viviente", aprovechó una semana en el paradisíaco pueblo andino Los Nevados (famoso a nivel mundial por su mágica belleza montañosa) para recordar y publicar la canción que nos viene a evocar esos otros paisajes blancos de nuestra Andalucía:” ...y ahí ya usted es casi un águila.../ cóndor... o algo similar…/entre escarpadas montañas/ maravillas de escalar…/Lo arrullarán las quebradas/  que serpentean sin parar… /el frailejón  y otras flores/  forman jardín natural / con suerte hasta una nevada/ lo pondrá a titiritar/ en el lindo panorama/ mágico y espectacular.                  

           (Artículo publicado el pasado domingo 8 de febrero de 2015 en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ)


La plaza del Banco tras la última nevada que cayó en Jerez.
Arriba la cercana localidad de Grazalema cubierta de nieve hace unos días.

miércoles, 4 de febrero de 2015

EL CASINO


 
 
Desde siempre las personas se han organizado en distintas sociedades. La más común en los años centrales del reinado de Isabel II eran los casinos y lo que la estadística denomina eufemísticamente sociedades artístico-recreativas. En ellos, los hombres (las mujeres organizaban sus veladas en las casas y a las puertas de los templos), hablaban, jugaban a los naipes, leían la prensa o simplemente sesteaban durante horas. Este tipo de sociedades estaban muy diseminadas por todas las ciudades. Las más pequeñas como, por ejemplo, Toledo, Palencia o Ávila contaban con un casino. En Barcelona, Palma o Zaragoza había más de siete sociedades de este tipo. Incluso en ciudades no muy grandes, como Bilbao, Vitoria y Oviedo había cinco o seis sociedades, porque los grupos sociales de clases medias y altas estaban muy diferenciados.
Los casinos se extendían igualmente por la mayor parte de los pueblos y centros comarcales de toda España.

En la página oficial del Casino Jerezano podemos leer que fue fundado en 1850, fecha un tanto tardía en comparación con el arraigo que este tipo de sociedades ya tenía en España. Este retraso, según los estudiosos del tema, no es impedimento para que de inmediato se convierta en el principal referente de sociabilidad formal jerezana, asumiendo desde sus inicios la representación y la defensa de los intereses de nuestra ciudad. Y lo hizo organizando numerosas actividades, abriendo el espectro de los socios e integrándose con holgura en la vida del municipio. El Casino Jerezano llegó a gozar de tanta popularidad y fama que, incluso algunas publicaciones de la época, lo reconocen como el principal casino de la ciudad y la institución que proporciona vida a la sociedad jerezana con su propia vida.

          Después de pasar por varias sedes ( palacio Domecq, calle Larga 50 y finalmente en el número 40 de la misma calle, en la popular Rotonda, donde se asienta desde 1898) y tras muchas vicisitudes, desde hace unos años tiene su sede establecida en el número 22 de la calle Tornería, un magnífico edificio cuya fachada combina elegantemente la piedra con el ladrillo, en su interior destaca su señorial patio de arcos y columnas de mármol, sus suntuosos salones y su jardín trasero con espléndida fachada obra del afamado arquitecto Aurelio Gómez Millán. Estas instalaciones han servido de marco a distintas actividades de la ciudad, su amplio salón de nobles maderas ha acogido conferencias, proyecciones, mesas redondas, actos institucionales y muchos otros de la vida cultural de Jerez.

             Desde que el Casino Jerezano dejó su anterior emplazamiento de la calle Larga, el del patio de doble arcada y sillones al exterior siendo testigos del palpitar de la ciudad, su vida ha seguido siendo fiel a sus principios, proporcionando “vida a la ciudad con su propia vida”.  Las circunstancias económicas actuales han obligado a buscar soluciones de supervivencia y entre ellas se ha optado por la venta de su actual sede para poder hacer frente a los numerosos gastos.

           El Casino Jerezano comenzará, próximamente, una nueva etapa en una sede distinta, también en el centro de la ciudad, tal como se pretende, dando continuidad a su larga vida según los tiempos que le ha tocado vivir. Esperemos que el histórico Casino Jerezano pueda solventar su problemática actual para continuar siendo un lugar donde poder seguir ofreciendo a la ciudad cultura, tradición, entretenimiento, arte y sobre todo fomentando la convivencia en un marco de armonía y concordia.  
            (Artículo publicado el pasado domingo 1 de febrero de 2015 en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en  VIVA JEREZ)


Fotografía antigua de una fiesta celebrada en el Casino Jerezano.