jueves, 27 de abril de 2017

LA CÓLERA DEL VIENTO


 


El viento de Levante ha sido el protagonista indiscutible de esta pasada semana. La fuerza con la que ha azotado la provincia ha llegado a tal intensidad que han saltado incluso las alertas por  las múltiples incidencias ocasionadas por el temporal.

El viento de Levante nace en el Mediterráneo central en las proximidades de las islas Baleares y alcanza su mayor velocidad al atravesar el estrecho de Gibraltar. Pero, ¿cómo se produce este fenómeno? Su origen proviene de un efecto que nos explica la física, denominado Efecto Venturi: “si en el recorrido de un fluido hay un estrechamiento, provocando una pérdida de presión, la velocidad por la sección ha de ser constante a ambos lados del mismo, por lo que al disminuir la sección en el Estrecho, la velocidad del viento ha de aumentar forzosamente”. En este caso, el Levante, proveniente del Este, al llegar al Estrecho de Gibraltar durante su recorrido, se ve comprimido por dos cadenas montañosas. Por un lado de la costa, las montañas del Rif marroquí y por el otro, las sierras Béticas andaluzas. Justo en este punto, su velocidad se acelera y sus efectos se extienden a toda la provincia gaditana.

La gracia gaditana ha bautizado a la costa de la provincia como un paraíso entre dos mares "La mare que parió al Levante y la mare que parió al Poniente". Los hermanos García Lázaro, en su siempre interesante blog “Entorno a Jerez”, nos señalan que más que ningún otro meteoro, si hay un hecho climático que caracterice a la provincia de Cádiz, ese es el viento, especialmente en el sur y en la costa atlántica, donde sopla con fuerza todo el año. Y es que el viento, con su terquedad y persistencia, ha condicionado no pocos aspectos de nuestra existencia cotidiana: el urbanismo de algunos de nuestros pueblos y ciudades con su peculiar estructura de callejas estrechas e intrincadas, la agricultura, los modos de vida, la preservación del litoral de la fachada sur atlántica de la provincia, la vegetación y los paisajes, el ocio y el turismo...

En nuestra ciudad hay dos calles históricas vinculadas expresamente con el viento, la calle Levante que tiene éste nombre desde 1.639, debido a la fuerza é ímpetu con que sopla el viento sobre ella y la calle Aire, junto a nuestra catedral, rotulada así en el mismo año de 1.639, llamada también Cuesta del Aire por su inclinación, otra de las calles donde sopla con fuerza el viento y siempre en la misma dirección. La calle Molino de viento es otra que está relacionada con la fuerza del aire. Debe su denominación a la ubicación allí de un molino en 1550 por la privilegiada altura de la calle que posibilitaba el normal movimiento de sus aspas.    

No       Se irá el Levante pero cuando menos nos lo esperemos volverá de nuevo a soplar con cólera, alterando ánimos y alborotando todo lo que se encuentre en su camino. Y vendrán a nuestra mente estos antiguos versos: “Este es un viento inquietante, que nubla el sol que se asoma cuando lo tienes delante. Vuelan todos los objetos, vuela la imaginación, estamos insatisfechos, se encoje el corazón. Los mayores refunfuñan, los pequeños alborotan, la mujer está de uñas y las plantas ya ni brotan. Este viento es excitante, no nos deja meditar, nada se puede rimar, es el viento de Levante que parece un huracán”.
 
           (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 23 de abril de 2017 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Imagen retrospectiva de la calle Levante jerezana.
 

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